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BIENVENIDOS AL BLOG DE LA REVISTA AQUENDE (Chacarita, Colegiales y Villa Ortúzar)
PINTA TU ALDEA Y SERAS UNIVERSAL....
Blog dedicado a los barrios de Chacarita, Colegiales y Villa Ortúzar. Este blog es una extensión de la revista gráfica Aquende, que se edita hace 29 años ininterrumpidamente.
Para colaborar con notas en ambos medios o figurar en el listado de anunciantes mandar un mail a revista_aquende@yahoo.com.ar
viernes, 30 de septiembre de 2011
86º Aniversario del Barrio de Parque Chas
jueves, 29 de septiembre de 2011
LANZAMIENTO 2012: Tomo 1 del Pibe Chacarita a cargo de Aquende ediciones
lunes, 26 de septiembre de 2011
Hospital escuela de Veterinaria
Av. San Martín 4453 - C1427DSE - Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Dirección: 4514-8951 / dirhosp@fvet.uba.ar
Administración: 4524-8482 / admhosp@fvet.uba.ar
Admisión: 4524-8455/8410 para informes y turnos
sábado, 24 de septiembre de 2011
MENSAJE PARA LAS FAMILIAS Y EXALUMNOS DEL SIGLO NUEVO Y COLMENITA.
El próximo 26 de noviembre se cumplirán los 25 años de la escuela del barrio de chacarita que Con el lema enseñar para la paz y en valores humanos, educó a mas de 500 alumnos, que caminaron sus patios y pasaron sus días en sus aulas.
Con afecto (así firmaba camilo sus notas)
viernes, 23 de septiembre de 2011
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viernes, 16 de septiembre de 2011
Juan El Preguntón
Mientras esperaba al remis que me llevaría a La Plata pensaba todo lo que tenía que hacer en este día tan frío. Cuando llegó el auto subí apurada y nunca pude imaginar que el conductor era Juan el Preguntón. Ahí mismo él me dijo que temporalmente había tomado este trabajo. Porque la empresa donde se desempeñaba laboralmente había cerrado sus puertas. Le conté cuales eran los sitios por Internet que debía consultar para buscar trabajo y que pronto encontraría una buena oportunidad. Mientras íbamos por la autopista no paraba Juan de preguntar. Tal es así que casi choca con el auto de adelante por pura distracción. Y llegó una nueva pregunta y a ella le respondí que si tenía una falla el pantalón que compró debería cambiarlo por el defecto de la prenda a la brevedad posible. Y le repetí una vez más los artículos de la ley de defensa del consumidor. Mientras continuábamos con el viaje Juan el Preguntón me contó que había tenido problemas con su tarjeta de crédito porque aparecieron compras que él nunca había hecho. Le dije que rápidamente comunique lo sucedido para que se haga la investigación del caso. Buenísimo me dijo Juan seguiré su recomendación La charla fue tan entretenida que sin darnos cuenta llegamos a los tribunales de La Plata y antes de bajar del auto me hizo la última pregunta que le contesté de la siguiente manera: cuando se padece de un delito informático se deberá denunciarlo según corresponda en:
a) La Cámara del Crimen de la Capital Federal (Viamonte 1147 PB, de 7,30 a 13,30) o en el fuero federal (Comodoro Py 2002, de 7,30 a 13,30).
b). Ir a una Fiscalía Federal según la jurisdicción o ir a la Fiscalía de la C.A .B.A. si es de competencia de la ciudad, para que tomen la denuncia
c) Recurrir al Ministerio Público de la Ciudad de Buenos Aires para delitos de pornografía infantil o daño informático. Buenísimo me dijo Juan y ya fuera del remis me contó que su suegra quiso vender la propiedad pero como estaba a nombre del marido le dijeron que no podía hacerlo. Es así Juan debe hacer la sucesión del marido .
Le contesto a Jorge de Chacarita: deberá realizar el trámite en el CGP de su barrio para solicitar que le saquen el árbol.
Le contesto a María de Colegiales para iniciar la sucesión de su madre fallecida necesita las partidas de matrimonio, de nacimiento de los hijos y el título de propiedad del inmueble.
Dra. Susana Parrondo Consultas al celular 154-054-2231 sparrondo@hotmail.com.ar
jueves, 15 de septiembre de 2011
HISTORIA BARRIAL
Estimado vecino... ¿Vive Ud. en tierras de Roncoroni?
(Parte III)
El 17 de marzo de 1873 don Ángel le había comprado las tierras a Juan Robacio cuando el paraje pertenecía a Belgrano entonces campaña bonaerense. Pero los vecinos Santiago Ortúzar y Matías Iparaguirre creían tener más derecho a su adquisición por estar próximos al lugar -aunque aquel municipio ya había otorgado la escritura- así que entablaron una demanda para declarar nula la venta ante los Tribunales de La Plata dando comienzo a un pleito que duró más de diez años.
Recién el 28 de junio de 1888 cuando el Juez Emilio Giménez se hizo cargo de la sucesión al morir don Ángel en marzo de 1880 y su esposa María Pini dos años más tarde, falló a favor de la demanda y transfirió por escritura pública una fracción de poco más de seis hectáreas con frente al Sur sobre la calle Corrientes enfrentado calle por medio con el cementerio, al Este con los terrenos ocupados por la estación del tramway rural y las vías que se inauguraron en noviembre, los demás rumbos eran tierras de la sucesión.
La realidad era que había autorizado un acuerdo entre partes. Iparaguirre y Ortúzar reconocían la legalidad de la compra a cambio de la escrituración de cuatro manzanas sobre las treinta y siete que reclamaban, como el terreno no tenía deudas la cesión se podía hacer de inmediato... pero Federico Lacroze inició un juicio por expropiación del área que ocupaba de alrededor de 22.000 m2.
Entonces Juan Pini que era apoderado de Pío Mario Gaspar Roncoroni y Víctor Bulgheroni –el hijo de Ángel y el segundo esposo de María que habían regresado a Italia- promovió un juicio por mal demanda contra Ortúzar e Iparaguirre.
Aunque la situación parece extraña tenía explicación y la primera era la ubicación del terreno cedido: “Habiendo precedido este hecho a la transacción en cuya virtud se ceden a Ortúzar e Iparaguirre cuatro manzanas de la tierra disputada, debe entenderse que ha estado en la intención de las partes dar por límite Sur la línea del tramway rural que está entre los terrenos y la calle de Corrientes, porque es físicamente imposible dar un límite que no existe”
¿Contra quién era en todo caso el nuevo juicio? Uno de los planos indicaba que las vías del tren ocupaban una extensión de diez metros entre las tierras en litigio y Corrientes, en todo caso se obligaba a la sucesión a tener por válido cualquier derivación que pudiera tener el asunto.
El tema era muy complejo porque el conflicto derivaba de tierras propias familiares a otras que eran societarias. El antiguo almacén de espejos con el que habían comenzado en Buenos Aires se había ampliado y “J. Pini y Roncoroni Hnos.” una firma importadora-exportadora que además comerciaba en los ramos de pinturería, ferretería, almacén naval, artículos para aguas corrientes y alumbrado.
Pertenecía también a esa casa don “Joseph” Roncoroni que era socio en Londres de las casas “Pini, Roncoroni and Bonacina” que trabajaba el rubro de comisiones, negocios y asuntos bancarios, y “John Skitt y Compañía” que fabricaba pinturas, aceites y barnices.
El 18 de agosto de 1887 habían formado una sola sociedad comercial aunque cada una seguiría con su actividad independiente conservando por lo tanto la actividad que desarrollaba hasta ese momento. En Buenos Aires la gerencia y administración quedaron a cargo de Juan Pini y Luis Luraschi, mientras que en las inglesas estarían José Roncoroni y Ludovico Bonacina.
Esta situación en el “Asunto Lacroze” hay que considerarla porque además de los herederos de don Ángel y María Pini estaban los de José Pini que había fallecido el 7 de septiembre de 1880 y de Juan Roncoroni que había muerto el 18 de junio de 1883.
Aparte el acuerdo que motivó la cesión de las cuatro manzanas a Iparaguirre y Ortúzar tampoco era un contrato de compra-venta común porque se exceptuaba a la testamentaria de algunas obligaciones que después le fueron exigidas.
Resumiendo... habían accedido a la cesión y la demanda aceptado hacerse cargo de los gastos, pero todo había quedado en suspenso por el tema Lacroze.
El apoderado presentó un plano firmado por Chapeaurouge que señalaba la calle Corrientes hasta el “Enterratorio General” donde marcó la entrada principal en la “Avenida de 50 metros” -hoy Guzmán- la estación en color rojo, y la “avenida municipal proyectada hasta Belgrano calle Colegiales” –hoy Lacroze- el resto era de los Pini Roncoroni.
“Cuando al transigir las partes dijeron que tendrían dos cuadras de frente a la calle de Corrientes, tan sólo han querido expresar la ubicación, el lugar que se daría a las 4 manzanas sobre el área total, sino sería un límite imposible. En estas consideraciones de derecho fundo la nulidad de la escritura de cesión, que impone a mi parte obligaciones que no contrajo y la obligan a desempeñar prestaciones imposibles”.
Pocos meses después del fallo Juan Pini le informó al Juez que había tenido una conversación con Ortúzar e Iparaguirre “... para evitar prejuicios y pleitos en el futuro” donde acordaron la entrega de la misma cantidad de terreno en un lugar que ocasionara menos problemas.
“En el caso que no se les pudiera dar frente a la proyectada calle de Corrientes a los terrenos que se les ha escriturado a nombre de la sucesión que represento, dichos señores me han dado su palabra de honor de no ser su ánimo litigar por esa causa con la sucesión, en cuyo caso se arreglará esa dificultad racional y amigablemente, y como tratamos entre caballeros de buena fe, y bajo las condiciones expresadas desisto a la demanda”.
El asunto parecía se había resuelto en forma respetable hasta que en agosto de 1892 los nuevos dueños aceptaron una propuesta de un señor llamado Víctor Sáenz Sosa “para la instalación de una fábrica de ladrillos que era a lo que iba a destinar el lugar alquilado” y envió los peones a iniciar los trabajos.
Pero en ese momento el antiguo dueño Robacio se presentó ante la justicia “como tenedor de los bienes de los herederos de Roncoroni” promoviendo una demanda de despojo que fue fallada en su favor.
Sin embargo esa acción fue contra Pedro Delponte -capataz de la cuadrilla de peones que aunque declaró haber obrado por orden de su patrón que era el arrendatario de todas formas fue condenado- porque ni Ortúzar ni Iparaguirre fueron convocados.
El acuerdo entre caballeros se fue por la borda. Intimaron a Juan Pini la entrega del inmueble y solicitaron el embargo preventivo “de los terrenos que los herederos de Roncoroni tienen en el mismo paraje cuya extensión es de aproximadamente 12 cuadras” lindando ahora por el Sur con la calle Corrientes, por el Norte con Córdoba, por el Este con la calle Colegiales y al Oeste con el ramal del tramway.
Mientras tanto para el “asunto Lacroze” habían sido llamados como testigos los empleados Ventura Garrido que estaba domiciliado en Corrientes esquina 2º Colegiales, y Alejandro Gabiani que vivía en Corrientes entre Dorrego y Colegiales, y también los industriales Francisco Solans y José Badía con domicilios en Defensa 324 y Moreno 376.
Semanas después el Juzgado se trasladó al lugar para hacer una inspección ocular y ambas partes fueron invitadas a hacer un arreglo para que el tema no se extendiera por más tiempo.
A mediados de 1891 la testamentaria había solicitado el desglose de títulos y planos que se encontraban en el Departamento de Ingenieros porque “habían arribado a un acuerdo”... pero no fue así.
Aunque pudieron solucionar el otro problema. El 16 de octubre de 1893 Juan Mondelli “con domicilio legal en el local del Nuevo Banco Italiano, calle Rivadavia esquina Reconquista” era el nuevo representante familiar y de inmediato informó no tener problemas en hacer cesión de la fracción como su antecesor había arreglado, explicó que el incidente lo había provocado un tercero sin derecho –Robacio- declarado intruso luego que la sucesión le hiciera juicio “aunque por una cuestión de humanidad se le permitió permaneciese 15 días hasta que encuentre casa”.
El 30 de diciembre de 1893 el Oficial de Justicia se trasladó a la chacra “ubicada en el parage denominado ‘la Chacarita’” frente a la estación del tramway rural para que Iparaguirre y Ortúzar tomaran posesión efectiva del lugar.
No hubo tanta suerte con Lacroze. En septiembre de 1894 el apoderado familiar informaba al Juez:
“El Sr. Lacroze después de haber hecho perder todo el tiempo mediado, no quiere colocarse en terreno alguno razonable, y sobre todo cambia diariamente de opinión lo que hace resaltar que lo que busca es continuar indefinidamente en la ocupación indebida de la propiedad de mis mandantes”.
Solicitó fuera citado -en ese momento Federico Lacroze había dado como domicilio la “Estación Central” en la calle Piedad (Bartolomé Mitre) esquina Bustamante- después de varios aplazamientos por razones diversas de ambas partes Lacroze elevó una nota junto con un certificado médico señalando que no tenía problemas en atender al Juzgado en su domicilio particular en la calle Piedad 3312.
“El abajo firmado, Doctor en Medicina, certifica que Don Federico Lacroze padece de una afección orgánica al corazón y no debe hacer ejercicios que pudieran fatigarlo, ni sufrir impresiones que pudieran emocionarlo. Buenos Aires, Octubre 30/1894. Juan Amespil”
Dos veces más se le notificó y en ambas se excusó, el apoderado respondió entonces que se presentaría en la casa: “Lo que antecede no significa que acepte lo que Lacroze dice, pues por el contrario, sé que diariamente se le vé por las calles de modo que bien podría concurrir al despacho de Usía”
Finalmente en junio de 1895 ambas partes llegaron a un acuerdo y dejaron sin efecto el juicio, la sucesión Pini Roncoroni mandó escriturar a favor de Lacroze el área de terreno en conflicto, pero debía retirar las vías y todo material que estuviera fuera de ese lugar caso contrario debía pagar $ 150 m/n por mes, si por culpa de la testamentaria no se escrituraba el Juzgado debía hacerlo de oficio y el alquiler no se pagaría.
Así comenzó la historia de la playa de maniobras y de la estación “Lacroze” del ferrocarril Urquiza.
Pero sólo terminó esta parte...
Recordando a Enrique Tornú
Enrique se graduó de Bachiller en el Colegio Nacional de Buenos Aires, mientras estudiaba en la Facultad de Medicina trabajaba en la Secretaría del Instituto Geográfico -debió abandonar la carrera cuando fue designado Segundo Secretario de la Legación Argentina en Francia- pero la concluyó en la Facultad de Ciencias Médicas de Burdeos.
Su tesis de graduación Des operations qui se practiquent por la voie sacree (1893) resultó laureada con el Premio Godard. Ese año también publicó El sistema piloso en la tuberculosis local, como signo de diagnóstico que fue presentado ante la Societé d’Anatomie et Phisiologie.
Antes había escrito Profilaxia de la tuberculosis (1890), Tratamiento de la peritonitis tuberculosa (1891), La craneotomía en la microcefalia y Anastomosis del cubital y mediano (1892) éste último editado en Burdeos.
En 1893 revalidó su título en Buenos Aires y se estableció en el pueblo de Vacarezza en la campaña bonaerense donde ejerció como médico rural. De regreso en la Capital se desempeñó como médico y practicante interno del Hospital Francés dónde tiempo después fue nombrado Jefe de Clínica en el servicio de mujeres del Hospital San Roque.
Al mismo tiempo era profesor del Colegio Nacional y de la Escuela Nacional de Comercio.
Incansable, continuó con la publicación de sus estudios, prácticas e investigaciones: Miopatías progresivas, Administración de la creosota a los tuberculosos y El coriza agudo en los niños de pecho (1894), le siguieron Cirugía del pulmón (1896), El raspado y El matrimonio y la sífilis (1898)
Colaborador frecuente de los Anales del Círculo Médico Argentino y de los Boletines de Sanidad Militar, daba a conocer las correspondencias científicas que mantenía con Europa, entre otras: La cirugía en Bordeaux, La enfermedad reinante, Laringeotomía y Dos operaciones nuevas.
Fue designado Inspector Sanitario de Ferrocarriles (cuando la gente dejó de escupir los pisos las empresas dejaron de lavarlos) y se le confió la redacción de un reglamento.
El Director del Departamento Nacional de Higiene Dr. José María Ramos Mejía lo nombró Delegado Honorario en Córdoba encabezando una expedición hacía aquella provincia para estudiar la geografía médica de la República, especialmente sobre el clima en las alturas con relación a la profilaxis y cura de la tuberculosis. que se extendió desde el 1 de julio de 1898 al 15 de abril de 1900.
Esta campaña fue ampliamente cubierta por los medios y el propio Tornú agradeció el interés que le brindaron entre otros La Nación, La Prensa, El Nacional, El País, Tribuna, La Libertad, Los Principios, The Standard y Le Courier de la Plata.
Sus conclusiones las publicó en tres volúmenes: Climatología Especial, La cura de altitud en las Sierras de Córdoba y Apuntes sobre tuberculosis y sanatorios.
Poco tiempo antes de morir había enviado al Concejo Deliberante una nota: “... remitiendo varios ejemplares del libro sobre Climatología Médica, para ser repartido entre los Señores Concejales, y un proyecto referente a la Asistencia a los Tuberculosos en los Hospitales de la Capital”.
Víctima de la tuberculosis se quitó la vida el 23 de agosto de 1901, al año siguiente de la muerte de su padre. Estaba casado con Martina Ojeda y tenía tres hijas: María Martina, María Celia y Enriqueta. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de la Recoleta.
En 1904 la Liga Argentina contra la Tuberculosis solicitó que el hospital que se construía en Villa Ortúzar recibiera el nombre de “Enrique Tornú”.
El 8 de octubre de ese año con la apertura de uno de los pabellones fue inaugurado oficialmente por el Intendente Alberto Casares y habilitado al público en marzo de 1905 bajo la intendencia de Carlos Rosetti. Fue nombrado Primer Director (ad-honorem) el Dr. Emilio Coni.
El 25 de abril de 1905 la Comisión Municipal de la Ciudad de Buenos Aires archivaba un mensaje enviado por el Ejecutivo en el que informaba haber dado cumplimiento a la ordenanza sobre la creación del hospital y pedía se sustituyera la designación de “Hospital” por el de “Sanatorio Dr. Enrique Tornú”.
Fue aprobado tres días después.
Especialemente para la revista Aquende la Lic Stella Maris De Llelis
miércoles, 14 de septiembre de 2011
PANTEON CENTRO GALLEGO
Por Santiago Hernán Vizzari, investigador histórico
Levantando en la necrópolis de la Chacarita, sobre tierra de la cuatro provincias gallegas, su "agallegado" Panteón Social que orgullosamente cobija la gran Cruz de Asorey, así como la tapa del nicho que cobijó al Guieiro Castelao.
Ese Centro Gallego que, conserva como museo la habitación donde se produjo el pasamento de Castelao, no merece bajo ningún concepto, que los "iluminados intelectuales" de la Consellería de Cultura e Deporte de la Xunta de Galicia, participen y colaboren en la realización de unas Jornadas que ofenden la memoria histórica de nuestra colectividad.
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El espíritu de cooperación social, conjuntamente con el empuje de los gallegos de la emigración, constituyeron el verdadero cimiento del Centro Gallego de Buenos Aires. Los asociados, las personas conocidas de los directivos, las entidades bancarias y empresas con recursos, efectuaron valiosas donaciones en efectivo y en especie. Asimismo se organizaron festivales, romerías, funciones de teatro, cuyo producto era destinado íntegramente al fondo para la construcción del Sanatorio. También el Estado colaboró de alguna manera, ya sea en forma de exención de impuestos, o mediante donativos temporarios, tales como el predio ocupado por el Panteón, concedido en 1925 en el entonces Cementerio del Oeste, hoy de la Chacarita.
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La construcción del panteón social en los terrenos donados por acuerdo del Consejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires en la Chacarita, que empieza su edificación en 1929, según el proyecto de Alejandro V. Varangot, e inaugura sus primeras instalaciones el 25 de Julio de 1932. Esta construcción representa una unidad simbólica con Galicia, idea de vuelta a su tierra natal. Sus líneas arquitectónicas corresponden al románico gallego; su claustro es una replica del la colegiata del San en Santiago de Compostela y su cuenta con un cruceiro, obra del escultor Francisco Asorey.
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Una de las últimas obras del autor es La Piedad (1944) destinada al Panteón de Gallegos Ilustres de Buenos Aires donde retoma el mundo románico y los acentos primitivistas de sus primeras obras. En este periodo se intercalan los encargos de esculturas conmemorativas en donde su estilo se tiñe de acento grandilocuente y monumentalidad tan al gusto de la época.
Francisco Asorey falleció en Santiago de Compostela el 4 de julio de 1961.
El primer Centro Gallego de Buenos Aires se fundó el 8 de julio de 1879. Por coincidencia en ese mismo año se fundaron el de Montevideo el 30 de agosto y el de La Habana el 23 de noviembre.
En octubre de 1881 organizó los primeros Juegos Florales de Buenos Aires, y tuvo otras destacadas actividades, para luego desaparecer.
El 2 de mayo de 1907 se funda el actual, con acta, cuyo original se conserva en el Instituto Argentino de Cultura Gallega, con el siguiente texto:
“En Buenos Aires, capital de la República Argentina, a los 2 días del mes de mayo de 1907, se reunieron en una solemne sesión, un regular grupo de entusiastas coterráneos, guiados a cual más, de un entrañable cariño a la región gallega, y acordaron fundar en Buenos Aires un CENTRO GALLEGO, para que al igual que otros congéneres, establecidos en diversas capitales americanas y europeas, pueda llenar las necesidades de que completamente carece nuestra colectividad , y para lo cual, se comprometen a constituirse en propagandistas, para la pronta realización de esta patriótica empresa y firman el presente documento, como prueba de su patriotismo más acrisolado”.
Lo suscriben Antonio Varela Gómez (Presidente) y Julio de la Cuesta (Secretario) al igual que otros 12 fundadores.
El 21 de julio de 1907 celebró Asamblea para elegir autoridades, resultando presidente Roque Ferreiro.
El 1909 impulsó las primeras Romerías Gallegas.
En igual año se establecieron los primeros Consultorios Médicos gratuitos, a cargo del médico gallego Pablo Rubido.
Para 1911 el Centro Gallego se transformó en Sociedad Benéfico Mutualista y se integró como director el Dr. Avelino Barrio.
El aquella época prestó ayuda económica, entre otros, a Manuel Murguía.
En 1918 comenzaron las obras del actual edificio social, y en 1931 las del Panteón Social, ambos de estilo romántico-gallego.
En su Biblioteca se acumulan decenas de miles de ejemplares.
En su pinacoteca existen obras de Castelao, Colmeiro, Sotomayor, Maside, Seoane, Laxeiro, Minguillón, Díaz Pardo, Mallo López, Cao, Abreu Bastos y Castro Couso, entre otros.
Participó en las publicaciones de los libros editados por las colecciones Dorna y Hórreo y cumplió funciones también la Editorial “Galicia” y se edita periódicamente una revista de igual nombre.
Han concurrido a la institución numerosas personalidades de la historia, cultura y ciencia gallegas, cuyas firman prestigian el importante Libro de Oro.
La atención clínico quirúrgica de sus asociados constituyó y constituye una prestación grata y eficiente, habiendo tenido más de 100.000 socios, que actualmente por razones demográficas, políticas y otras, se han reducido a la cuarta parte.
El edificio social cuenta con más de
En el anexo de Valentín Alsina, que se integró en 1947 hay más de 800 metros cuadrados, teniendo el Panteón más de
Es considerado, tal vez, como la más importante institución gallega del exterior. Con una importante historia de medicina mutual, con constancia a través para ayuda social, escuelas, etc. en Galicia.
Es ejemplo por sus socios y autoridades, de democracia continua, aunque en el país o en España la misma se espaciara.
Rogelio Rodríguez Díaz, autor de la “Historia del Centro Gallego de Buenos Aires”, cuya 1ª edición se hizo en 1940, relata que, “el país gallego brindó siempre generosamente sus brazos y sus útiles en beneficio de España”, y también lo hizo por América y Europa, en incontables lugares.
Los gallegos, a través de su inteligencia, modestia y honradez, -constituyendo alrededor del 70% de la etnia hispánica rioplatense-, conservan por su madre patria, y sobre todo por la múltiple Galicia, una remembranza y cariño que han sabido transmitir a sus descendientes.
En 1970 se instaura el Instituto Argentino de Cultura Gallega, de vasta y eficaz actuación hasta la fecha.
En 1990 la Xunta lo premió con la Medalla de Oro de Galicia.
En 1997 el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires nominó a la intersección de Belgrano y Pasco como “Esquina Porteña de la Galleguidad Universal”.
A comienzos de 2003 se transfirió la tarea asistencial a la Fundación Galicia Salud, con importante ayuda de la Xunta, continuando el Centro Gallego con su función social y cultural.
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FUNDANDO HOGARES LEJOS DEL HOGAR
Mañana tendremos que llevarte a la Chacarita. Te encerraremos en el Panteón del Centro Gallego, de manera que puedas podrirte tranquilo en esa bonita casa, edificada sobre una capa de tierra de las cuatro provincias…”
Xosé NEIRA VILAS. Historias de Emigrantes.
martes, 13 de septiembre de 2011
Mi casa ya no está
EL PIBE CHACARITA
Vecina, si ustè supiera, / ahora soy un extraño / sin embargo, entonces era / del barrio... pero hace años / Entonces, cuando mi vieja/ era la dueña de casa...
“Cuando era mía mi vieja” (1963) Milonga de Juan B. Tiggi y Pascual Mamone
Me resulta dificultoso expresar de modo verbal, las sensaciones que experimento ante un acontecimiento de la vida que logra conmoverme. Al pasar frente a Guevara 475 donde estaban demoliendo la casa donde transcurrió una parte importante de mi vida, recordé las palabras del neurólogo y escritor crítico de la sociedad vienesa Arthur Schnitzler (Viena, 1862-1931): “Estamos hechos para concebir lo inconcebible y soportar lo insoportable. Eso es lo que hace nuestra vida tan dolorosa y al mismo tiempo tan inagotablemente rica”
Quizá fue una ilusión ver la calle desierta para decidir en soledad la reacción ante el hecho, entonces crucé la calzada para satisfacer mi ansiedad. Se trataba de la última mirada, el adiós a un tiempo con la memoria orientada hacia todos los seres queridos. Observé por un espacio del vallado de madera, como una topadora derrumbaba los muros de mi antiguo hogar familiar. En la penumbra que formaba el polvo rojizo debido a la remoción de ladrillos de una pala neumática, pude divisar en las medianeras el resto de la pintura que identificaban a las habitaciones de la vivienda. Aún en la tiniebla de la turbulencia del material en suspensión, pude apreciar el brillo del remanente de los azulejos “celeste cielo” del baño, el estampado floreado de las paredes de los dormitorios, el ocre del negocio de librería y bazar de mi hermano Arnaldo “Chino” (1921-1990) y el marco de yeso del zaguán..
Había sido edificada en el año 1930 con la característica arquitectura de la época, “tipo chorizo”, es decir con un jardín en su frente y las habitaciones alineadas sobre uno de los perímetros del terreno. Esta configuración daba lugar a un amplio patio con una galería, generalmente cubierto por un parral o los racimos colgantes con flores azulvioladas de una glicina. El patio servía para distintas actividades y servicios de los moradores. En principio era el lugar de los acontecimientos que celebraba la familia, entonces lucía entoldado iluminado con una guirnalda de lámparas de colores, para transformarse en un salón de fiestas. También el patio con sus macetas floridas y jaulones con pájaros, era el refugio de nuestros juegos infantiles.
Mi casa natal tenía en su frente, el jardín con un naranjo y en el fondo una higuera. Todos los años mi madre, Rosa Barattini (1896-1982), con sus frutos preparaba un dulce de naranja exquisito. Una parte era para el consumo interno el resto lo envasaba en frascos de vidrio y lo repartía entre los vecinos del barrio, dando lugar a un intercambio de productos caseros creados por las manos de aquellas madres laboriosas. Como en esos lejanos días de la niñez sigo acompañando el desayuno con tostadas y dulce de naranja pero, sin el sabor que le otorgaban la sabiduría de mi madre y el naranjo del jardín...
El vestíbulo era el lugar de la casa donde se congregaba mi familia entorno a la mesa rectangular donde mi padre Felipe Moretti (1895-1961) ocupaba su cabecera. Mi madre sobre la superficie de la misma, presentaba los alimentos con las recetas de las sabrosas comidas que trajo de su Italia natal. En ese ámbito recibía las visitas de mis tías, en reuniones vespertinas donde compartían el té con charlas amenas. En tiempos que aún no se había inventado la televisión, la radio despertaba nuestra imaginación con las novelas, el fútbol o el teatro que se trasmitía desde los escenarios céntricos. Mi padre, amante de la música, instaló en esa sala una novedad melodiosa. Se trataba de un “combinado”, un alto aparato con tocadiscos y el adicional de la maravilla del “ojo mágico” que servía para captar con nitidez la sintonía de las emisoras de las radios.
Por la extensión de sus terrenos generalmente se construía para vivienda propia, el resto con destino para inquilinos como la casa de mi infancia. Estos debían compartir los espacios comunes tales como: sanitarios, pileta de lavar y cuerda para colgar la ropa. El turno para su uso y la limpieza de los mismos daba lugar a esas domésticas discusiones que se dilucidaban con términos, luego escuchados en los sainetes teatrales. Además de mi hermana Nelly (1927-2003), su esposo Carlos Frías (1932) y su hija Liliana (1952) y el que suscribe (1933) con su cónyuge Diana (1935), también fueron moradores de la casa: Ermelinda, Santos y Marta Padanè, Octavio, “Pilotìn”, “Lula” y la Abuela Bavasso, “Lulo” y Nora Donato, “Picha”, José y José Luis Abuin y Esteban Peola .
Esa casa fue testigo de distintos sucesos barriales: la ropa en la cuerda de secar recibió desde la calle Guzmán el hollín de la quema de residuos, en su interior se escucharon desde el Parque Los Andes el estrépito de las bombas de estruendo y los fuegos artificiales de las fechas patrias, de Villa Crespo el coro de las hinchadas en las tribunas de Atlanta y Chacarita, el vibrar de las campanas de las iglesias de la Resurrección y De Todos los Santos, la sirena del lavadero de Fraga y Dorrego, el cantar de los vendedores ambulantes, el silbido o el tarareo de solitarios transeúntes, el sonido de un acordeón desde el despacho de bebidas de “Manolo” García en Maure y Guevara o del piano del Profesor de Música, Roque Yula, vecino a nuestra vivienda...
Por su vereda pasaron: diariamente los empleados, operarios y el Ing. Esteban Ferrando de Lutz, Ferrando y Cía., las alumnas de la escuela de Guevara, Rufino Meana, creador de los Caramelos “Media Hora”, Carlitos Balà, Santo Biasatti “El Toto”, Eduardo “Pibona” Alterio e Isaac López arqueros de la Primera División de Chacarita Juniors, Estela Molly, el cantor Roberto Florio, el actual Director del Servicio Meteorológico Nacional, Dr. Héctor Ciappesoni “El Cuqui”, las chicas tomadas de las manos con sus rondas de canto y aquellos entrañables vecinos de entonces...
De pronto me sorprende con una pregunta un operario que participa de la demolición: “¿Señor puedo serle útil en algo? Dado que hace un largo tiempo lo veo parado mirando la obra.” Estoy observando - le comento - como trabajan las máquinas derrumbando los muros. “Estas topadoras pueden convertir en polvo varias toneladas de mampostería en un par de horas” También – le respondí - logran hacer cenizas aquellas historias que protagonizaron sus residentes entre esas paredes. “No entiendo lo que me dice” Disculpe – le contesté vacilante - tengo una enorme dificultad cuando quiero expresar con palabras una situación emotiva...
lunes, 12 de septiembre de 2011
VOLVAMOS AL CINE BARRIAL
por Omi Fernández
El éxito del film “Cinema Paradiso” de Giuseppe Tornatore, fue masivo, no hubo persona que no la elogiara y aunque ya pasaron muchos años de su estreno (1988) y de ganara el premio Oscar a la mejor película extranjera en 1989, el público la sigue recordando con indudable ternura.
Resulta extraño, entonces, que esa adhesión no se trasladara a los cines de barrio que fueron desapareciendo paulatinamente, y sus edificios comprados por grupos religiosos.
En los años ’40 y ’50 los cines del centro de la ciudad proyectaban los estrenos que luego pasaban como película principal a los cines de barrio, en los cuales se daban dos y tres filmes en forma continuada.
En el año 1953 se sanciona la Ley del Número Vivo, que obligaba a los responsables a presentar en los intervalos skectchs de varietés, ya fueran cantantes y/o ejecutantes de tango, jazz y folklore, malabaristas, cómicos, etc. Esto benefició mucho a los artistas que recién empezaban y a los que, aún veteranos, no tenían trabajo.
Acudir a los cines del barrio, implicaba mucho más que ver cine, era una actividad social que permitía una interrelación con vecinos que habitaban a varias cuadras de distancia y surgían amistades que se generaban en el hall del mismo. Fue el antecedente de las actuales redes sociales de Internet.
El primer cine de nuestro barrio fue el “Unión”, estaba en la Av. Ushuaia 3551(hoy Jorge Newbery) y funcionó a partir de 1912.
En 1917, en la Av. Jorge Newbery 3457 se inicia el cinematógrafo "El Ideal", que cierra años más tarde y a pocos metros se abre el "Libertad" (Jorge Newbery 3549), y en la Av. Federico Lacroze 3860, "Los Andes"(1922). El “Giribone” entre Dorrego y Concepción Arenal, el cine y café Argos en Federico Lacroze 3455 y el cine Álvarez Thomas en la avenida del mismo nombre número 841. También existió el Teatro Los Andes Leiva 4249 (hoy desaparecido)
En 1929- se inaugura el Cine Teatro Regio Av. Córdoba 6056 -aún vigente- cuyos habitués eran gente “paqueta” en contraposición con el “Rialto” también de la calle Córdoba antes de llegar al puente de Juan B. Justo, que era al que concurrían los vecinos de menores recursos económicos.
«Las familias» en Cabildo 800, esquina Federico Lacroze que años más tarde se convierte en el Fantasy y proyectaban películas para niños.
El más importante fue el Cine Teatro Argos en Federico Lacroze 3457, entre Delgado y Alvarez Thomas. Inaugurado el 25 de mayo de 1928, fue un cine de primera línea y hoy se ha convertido en una sala bailable.
El especialista en cine Salvador Sanmaritano, nacido en Colegiales contó en un reportaje que le hiciera Mariane Pécora y publicado por Periódico VAS Buenos Aires: “Éramos un grupo de melómanos de Colegiales, que nos iniciamos viendo películas en el cine del barrio. Un día, allá por 1953, se nos ocurrió hacer una proyección de cine por nuestra cuenta. Para convocar a los espectadores, hicimos un volante en el que escribimos: “un núcleo de jóvenes admiradores del cine…” Recuerdo que la tipografía de “núcleo” era más grande; como hasta entonces no teníamos ningún nombre, a partir de ese momento comenzamos a denominarnos Agrupación Cultural Núcleo.”
Con estos antecedentes, es incomprensible que la gente no se uniera para defender el cine Argos (el último que se mantuvo en pie), como sí hicieron los vecinos de Villa Urquiza para recuperar el teatro 25 de Mayo, que lo salvaron por una decisión solidaria y mancomunada.
Esta actitud, esta pueblada, es un ejemplo a seguir, porque sin lugar a dudas la desaparición de los cines de barrio se produjo por la inasistencia del público, que prefería ir a los cines de Corrientes y Lavalle, pero eso contribuyó a la despersonalización de la sociedad, coincidió con la época del “no te metás”, y visto a la distancia, resulta claro que no dio resultados favorables.
En este momento, las políticas del gobierno nacional así como del gobierno de la ciudad, respondieron a una necesidad de la gente, volver a las fuentes, conectarse en el seno familiar primero, en el barrial después y finalmente, con la sociedad en su conjunto. Nuestro país vivió muchos ires y venires entre gobiernos democráticos y de “facto”, esta ambivalencia no contribuyó a la unificación cultural, pero ahora, después del año 1983, logró estabilizarse, y como consecuencia surgen otras necesidades.
Si bien los multicines responden a corporaciones, e intereses puramente económicos, no obstante que se ubiquen en distintos barrios de capital, estrecha los vínculos vecinales y nos encontramos con que en Belgrano, Caballito, Villa del Parque, Saavedra, etc. los complejos de varias salas de proyección tienen el apoyo del público local.
Por otra parte, se están creando grupos que fomentan la actividad cultural y es menester nombrar que desde hace muy poco tiempo empezó a funcionar en el barrio de Chacarita, en el Espacio Cultural Carlos Gardel, un microcine y auditorio llamado Mona Maris (en homenaje a la actriz que trabajó con Gardel en “Cuesta Abajo”, ubicado en Olleros 3640. Es de entrada libre y gratuita y se preparan ciclos temáticos muy interesantes como el misticismo, luego la infancia, y así seguirán los diferentes temas. Para asistir hay que dirigirse a la dirección mencionada y retirar el ticket una hora antes de la función.
Este emprendimiento nos honra, del mismo modo que el Museo del Acordeón Anconetani, el Museo fotográfico SIMIK de Federico Lacroze y Fraga, el centro cultural La Nube especializado en la infancia, y las pintadas en los muros de las calles, que embellecen las paredes y le dan personalidad.
Estas actividades realzan el barrio. Por eso, sería excelente adherir a las mismas, apoyarlas con nuestra concurrencia y difundirlas para beneficio del barrio en su conjunto.
www.omifernandez.com.ar