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jueves, 7 de octubre de 2010

PREPAGA "LA FAMILIA UNIDA"

Sos bueno, vos también, tenés mucho que hablar/ en vez de criticar, fijate en vos muy bien...
“Sos bueno, vos también” (1929) Tango de Juan Caruso y Francisco Canaro.


Según una clásica afirmación, no tenemos la facultad de elegir a los miembros de nuestra familia. La conformamos por distintas vertientes, siendo receptores de allegados políticos o integrantes que reinciden en formar parejas y las incorporan a la raíz familiar. Ahora con las nuevas normas sociales tenemos una enorme variedad de personajes que se instalan en nuestros hogares con un rol nunca definido, son los huéspedes transitorios que suelen denominarlos: un amigonovio de “la nena” o una chica que le “hace pata al nene” “que se están conociendo”. También nuestra familia matriz tiene sus desprendimientos, con parientes que luego de una traumática separación, se suman al núcleo de otra gente a vivir con sus nuevas parejas. En la actualidad los autores de los dramas familiares se encuentran con un grave dilema: la realidad supera a la ficción...
A pesar de la mala prensa que tiene el matrimonio o sus versiones de: vivir en pareja sin papeles, con cama afuera o con los míos y los tuyos, los seres humanos nos sentimos gratificados de vivir en grupo en un sitio tan protector como el hogar. Será una casa antigua con humedad, tener los caños y techos hechos pedazos, tener un vecino que toca la batería, el consorcio lleno de perros y gatos, un dos ambientes reducidos con altas expensas quizá compartido con un pariente, pero es nuestro lugar, el bastión de donde damos lucha a los acechos cotidianos y es la sede de los gratos acontecimientos.
Creo que de acuerdo a la formación, pensamiento, humor, ideología, oratoria de cada uno de los integrantes de la familia, las reuniones familiares pueden alcanzar un clima festivo, participativo, cordial, sin recriminaciones caso contrario , se generan conflictos (sucesiones, religión, fútbol y política) con riesgos de corte de relaciones. En mi familia, como en otras, contamos con especialistas en animar una reunión bailable o conducir una charla coloquial. También tenemos improvisados panelistas que se transforman en consejeros, asumiendo roles de médicos, enfermeros, farmacéuticos, asistentes sociales, psicólogos o cualquier oficio del arte de curar. Todos ellos son “egresados” de los programas de la salud que emiten los medios o de la lectura de los textos de revistas especializadas de las salas de espera de los consultorios médicos.
En el momento que a una tía ya bastante madura, se le ocurre decir que le molesta la cintura, que el médico le diagnosticó lumbalgia y el remedio recetado no le calma el dolor, el grupo de especialista comienza a interrogarla: “¿Quién es el médico que te atiende?” “¿No será artrosis o artritis?”. De inmediato la tía recibe una nómina de profesionales, todos de una reconocida idoneidad científica, por parte de sus sobrinos que le hacen publicidad gratuita con el “boca a boca”. Para corroborar la bondad de los tratamientos brindan el nombre de amigos que ya están recuperados y hacen una vida normal. La tía les contesta que tiene confianza al médico clínico que la atiende. Un consejero familiar la interroga: “¿Qué te pusiste en ese lugar?” “¡No!, el calor te inflama más”. Allí hacen un debate sobre el frío o el calor, discuten a viva voz y no se ponen de acuerdo.
Como en todas las familias tenemos a una cuñada, más conocida como “la vegetariana”, orientada por los tratamientos naturales que trata de inducir a la tía a ingerir productos dietéticos. “A ver tía: ¿Dormís en cama dura?... ¿El colchón es de poliuretano de veintiocho centímetros de alto?”. La tía que está arrepentida de haber comentado su dolencia, le contesta que es de lana del tiempo de su casamiento. “Conozco a gente de mi entorno que sanaron haciendo pilates tres veces por semana y otras adoptaron esos equipos que hacen vibrar internamente los músculos y te descontracturan... También podés probar con el masaje holístico, la fricción con esferas, el shiatzu o las piedras calientes”...
La tía que se atiende por Pami y es de la era del “Untinsal” no comprende aquello de las terapias alternativas. Para confundirla un tanto más el novio de mi sobrina le dice: “Para mi la solución es la reflexología, una técnica pasiva que va al centro del dolor... También es efectivo la magnoterapia o el láser de rehabilitación... Y se debe tener en cuenta la tonificación muscular y las causas de los dolores de la espalda: el reordenamiento postural y las disvalías musculares”...
Ahora la tía sufre un fuerte dolor de cabeza promovido por las recomendaciones de su parentela, prefiere ocultarlo pues si se lo descubren le lanzarían el vademécum con los calmantes de todos los laboratorios del país. Un pariente que en un tiempo trabajó como agente de propaganda médica, que de tanto contacto con ellos habla como un facultativo agrega: “Terminemos con las Flores de Bach, el quiromasaje, el yoga, el Reiki o el fangoterapia. Para precisar un diagnóstico a la tía hay que efectuarle una densitometría mineral ósea y un análisis de osteoporosis”...
La pobre tía se ha quedado dormida y confundida, con todas las sugerencias de los improvisados “galenos” que entre mates y facturas le dictaron una clase magistral para aliviar esa molestia en su cintura. Ella piensa que mucho tiempo atrás cuando la ciencia médica era limitada, el tratamiento parecía más sencillo. Este malestar era atacado con la cafiaspirina, las fricciones de linimento verde, el calor de un ladrillo refractario o con el pasaje sobre la parte afectada de la infalible barrita de azufre con su singular crujido.
De pronto a la enferma le invade un extraño sentimiento, no logra advertir si soñó o es real que sus familiares le indicaran distintos calmantes y prácticas médicas. No hay nadie en la habitación donde ella sintió el afecto protector de sus descendientes. Está desolada en este ambiente en penumbra. Para colmo un estampido la hace estremecer, son las reconocidas voces agudas de sus familiares que exclaman algo a coro. Pese a su estado no demora en descubrir que la abandonaron, para ver por televisión al equipo de fútbol argentino que recién termina de convertir el cuarto gol a España...

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