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Blog dedicado a los barrios de Chacarita, Colegiales y Villa Ortúzar. Este blog es una extensión de la revista gráfica Aquende, que se edita hace 29 años ininterrumpidamente.
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miércoles, 14 de diciembre de 2011


¡¡¡FELIZ 2012 PARA TODOS!!!

por Omi Fernández


Todos los años en el mes de diciembre nos surge la necesidad de hacer un recuento de lo vivido durante los últimos meses para comprobar si se han cumplido nuestros objetivos. ¿Qué hicimos? ¿Tuvimos en cuenta las propuestas que nos hicimos a fin del 2010?  ó las escribimos para luego olvidarlas.
Este tipo de interrogantes se nos abren a todos, en mayor o menor medida, y a veces nos sentimos descorazonados, pareciera que los meses pasaron tan rápido que nos cuesta registrar lo hecho en un papel. Hasta llegamos a creer que no hicimos nada, sin embargo,  
los vivimos enfrentando las situaciones que se nos presentaron, nos ocupamos de nuestros trabajos, de nuestras familias, de nuestros amigos. Entonces ¿Por qué seguimos con el papel en blanco frente a nuestros ojos y no se nos ocurre qué poner?
A veces, es tal la presión que la sociedad de hoy ejerce sobre nosotros, que nos olvidamos de lo esencial: vivir en relación con los demás, sentarse en un café con un amigo y, en un cara a cara, resolver los problemas que aquejan al mundo, o a nosotros mismos.
Esta es la manera de no perdernos el estímulo que surge del encuentro. Por ejemplo,  cuando nos cuentan de algún libro que a la otra persona le impactó y nos lleva a sentir la necesidad de leerlo. O, cuando nosotros le contamos sobre una película que nos movilizó y es el otro quien percibe la curiosidad. Toma y daca. El antiguo juego infantil a través del cual se permutaban los juguetes en el acto.
Alguien dijo “solos no somos nada” y es cierto, evolucionamos y crecemos en función de la interrelación que tenemos con los demás.
Hace cincuenta años atrás, las familias vivían en grupo, era común ver tres generaciones en la misma casa. Se usaba la colaboración de los chicos en las actividades domésticas, y éstos se sentían necesarios y ayudaban en lo que podían. Otro tanto ocurría con los abuelos quienes por no estar en actividad y pese a sus problemas de salud, eran quienes atendían a los proveedores, y a plomeros, carpinteros, electricistas y cualquier otra persona que se ocupara de dar servicio para el mantenimiento de la casa.
Los niños se relacionaban con sus abuelos, y ambas generaciones se intercambiaban sus pensamientos y necesidades, aportándose una a la otra.
Hoy la sociedad en que vivimos, maneja ciertos valores que se han hecho hábito como que cada niño necesita una habitación, un espacio propio para el cual se requiere un televisor con video juegos y una computadora para navegar por la web, los chicos vuelven del colegio y se atrincheran en sus habitaciones como si fueran autistas pensando que no están solos porque tienen una cuenta en Facebook, Twitter o cualquier otra red social.
Los abuelos quedan relegados porque desconocen el tema y son pocos los que se avienen a incorporarse a estas nuevas costumbres.
Los padres trabajan más de doce horas para poder sostener la compra de esos objetos, todos ellos caros y que requieren mantenimiento pero que además, siempre es necesario reemplazarlos por otros nuevos porque en un año son obsoletos (o eso es lo que nos venden las empresas a través de sus publicidades en los medios).
Aislados, incomunicados, autistas, encerrados en sí mismos, sentados durante horas, en una palabra, haciendo vida sedentaria cuando deberían desarrollar sus habilidades físicas.
Se habla mucho de la comunicación cuando en realidad nos encontramos ante el fenómeno de la conexión. Estamos conectados al instante con los diarios de todos los países, tenemos información de primera mano cuando sucede una tragedia natural como ha sido el terremoto y posterior sunami en Japón, o los levantamientos del pueblo libio  en contra de Khadafi.
Pero, nos alejamos cada vez más del contacto corporal, la pantalla pone distancia y levanta una barrera que parece protectora pero que, en verdad, nos aleja.
La solidaridad, una actividad que se caracterizó siempre por la colaboración codo a codo con nuestros vecinos, con el trabajo en comunidad, con la organización de grupos humanos en función de un objetivo común, se ejerce a través de la web.
Da la sensación de que tuviéramos los acentos desplazados, la subjetividad y la emocionalidad pierden terreno por el avance de la objetividad.
A tal punto que cuando pretendemos hacer una lista de lo que hicimos durante el año, no se nos ocurren más que los nuevas cosas adquiridas.
Hoy, cuando usamos el teléfono para realizar un trámite, o para averiguar cómo hacerlo, nos encontramos con una grabación que nos dice: si usted desea… marque 1, si usted.desea ... marque 2... si.usted desea... marque 3, y así sigue la lista, que no termina por cuanto al marcar uno de esos dígitos, aparece otra nueva lista. ¡No atienden humanos!
Es agobiante, humillante y descorazonador. Por supuesto que este mágico sistema le conviene a la empresas que se ahorran el sueldo de varios empleados que antes realizaban esta tarea, y además, eluden muchos reclamos por deficiencias del servicio, porque, en general, nos ganan por cansancio.
No se trata de cosas: no es me compré un nuevo televisor pantalla plana de 44 pulgadas; o un celular que saca fotos, graba música, tiene agenda; o de abandonar la PC de mesa para acceder a una notebook; o de cambiar el auto; ni tampoco de viajes al extranjero; ni de cirugías estéticas para disimular en nuestra cara el paso de los años. Se trata de vivir intensamente lo que se nos presenta, entregándonos emocionalmente, se trata de recuperar el placer por el encuentro con los amigos, recuperar el juntarse a comer pizzas los sábados por la noche, volver a invitar a cenar y si no hay dinero, hacerlo con la colaboración de cada uno de ellos.
El uso del celular como una prolongación de la mano, la comunicación rápida que nos proporcionan los mensajeros instantáneos, la relación escrita a través de emails con conocidos, amigos  y familiares que viven lejos, la maravilla de enviar archivos en el momento sin tener que molestarnos en vestirnos, tomar un colectivo, subte o tren y entregárselo en mano al receptor, todo esto, son ventajas que ahora tenemos y que sería tonto no aprovechar. Los adelantos tecnológicos que hemos adquirido, sin duda, son útiles, nos proporcionan comodidad y nos facilitan las tareas,  no se trata de perder lo que hemos logrado con la modernidad,
Indudablemente, los nuevos aparatos nos  ahorran tiempo que podemos utilizar en otra cosa. Pero si no lo aprovechamos para participar en actividades con otra gente, ni para compartir con otras personas ¿De qué nos sirve?  ¿Para qué lo queremos?
Una de las propuestas que sería interesante hacernos para el año próximo sería recuperar las relaciones, porque si bien en Internet encontramos todo lo que buscamos en cuanto a información se refiere, nos estamos perdiendo el crecimiento como seres humanos que nos brindan nuestros iguales.
A esta gran familia que hace Aquende, a nuestros anunciantes y a nuestros lectores, les deseo lo mejor para el año 2012


www.omifernandez.com.ar

HISTORIA BARRIAL


Origen y formación de “La Cueva”

 

Si es viejo del barrio sabe acerca de que estoy hablando, a los nuevos les cuento -para que no se ilusionen con la idea de andar dando vueltas por ahí vestido “de turismo aventura” buscando una entrada oculta- que es la zona enmarcada por Jorge Newbery y Dorrego donde Leiva, Concepción Arenal y Santos Dumont se encuentran con las vías del San Martín en la curva antes de llegar a la estación en la avenida Corrientes.


Sin embargo, el mapa de la ciudad no da cuenta de este rincón que lleva en sí un frondoso anecdotario vecinal que parecía oficializar la poco feliz frase “Viene de la cueva...”  y que no era precisamente un elogio. Aunque justo es reconocer que variaba por una cuestión de forma desde lo ofensivo hasta las gastadas de pandilla de acuerdo con la educación, idiosincrasia y carga emocional del emisor, situaciones superadas gracias al paso del tiempo y el sentido del humor.


Como “lo nuevo” es contar al mismo tiempo dos biografías de una misma persona, es decir, por un lado nacimiento, infancia, años escolares, esfuerzos hasta llegar al estrellato -matizado con algún que otro romance hasta que sentó cabeza- hijos y todo aquello que le hay enviado el destino en suerte...


La “versión no autorizada” da cuenta que había muchos más escándalos de los que uno conocía, el estrellato parece que no llegó por el esfuerzo sino por motivos más fáciles, y la realidad de la dieta basada en yogur y lechuga era un turbio pasado de borracheras y fumo muchas veces narrados por testigos no del todo confiables que parecen querer cobrarse alguna vieja factura.


A mí me toca contar la parte “aburrida” descubierta en papeles descoloridos y desgraciadamente no pocas veces rotos en forma irrecuperable... pero animo a los vecinos cuenten historias y anécdotas –por favor, reales- que complementen este relato y hagan más llevadera la historia.


Como seguir determinados procesos es difícil –especialmente si se trata de tierras- les pido paciencia porque recién al final quedan explicadas algunas cosas.


Así empezamos contando que este paraje pertenecía a la campaña bonaerense cuando Rosas era el hombre fuerte de la provincia de Buenos Aires hasta que después de su derrota en Caseros pasaron a formar parte del pueblo de Belgrano... y aquí la historia deja de ser simple.


Una parte fue arrendada por Agustín Comastri hasta que terminó comprándolas a aquella corporación municipal el 15 de julio de 1873, casi al mismo tiempo adquiría otra área Roncoroni cuya historia vimos en números anteriores, ambas ventas quedaron asentadas en el Registro de Tierras Públicas y allí termina lo único que tuvieron en común.


En 1874 Comastri le vendió una fracción a Juan Landi, dos años después Comastri la compró nuevamente para venderla al poco tiempo a Luis Cayol, que a su vez vendió a Felipe Pascual Gomez y terminó hipotecando ante el Banco Provincia a fines de 1887.


Así y todo lo complicado viene ahora, sólo hay que tener en cuenta un razonamiento muy simple: a un acreedor lo que más le conviene es que el deudor no pueda pagar porque así se queda con prácticamente todo comenzando la rueda de especulación con loteos y remates.


Esto le sucedió a Gómez que no pudo afrontar la obligación hipotecaria y le vendió el lugar a Melchor Echagüe que se hizo cargo de los $ 376.278,92 m/n de la deuda.


En ese momento el terreno cubría una superficie de 141.392,27 metros cuadrados y estaba rodeado por el antiguo cementerio (Parque Los Andes), cruzando Dorrego estaba la propiedad de Juan Dufour (más o menos donde está Atlanta) y terrenos de Lázaro Clausur y Juana Sosa.


El 13 de septiembre de 1889 Echague vendió el lugar a Mariano Paunero y Jorge Mackern, cada uno se adjudicó una superficie de 70.548,16 metros cuadrados.


En diciembre –el detalle de fechas es sólo para demostrar el corto tiempo que mediaba entre operaciones-  Mackern (de Mackern, Mac Lean y Cía) hipotecó su parte por $ 100.000 m/n oro sellado pagaderos a 36 años y 103 días desde el 1º de abril de 1890 a razón de $ 7.000 anuales oro sellado con el 1 % de amortización, 5 % de interés y 1 % de comisión del Banco.


El 3 de marzo de 1890 al no poder afrontar la deuda le vendió el terreno a Simón Godoy -un vecino de Rosario que estaba de paso por Buenos Aires- por la suma de $ 125.000 m/n.


Tampoco lo acompañó la fortuna y en 1894 le terminó vendiendo a Juan Vicente Vadillo el lugar que ahora tenía “... un establecimiento para fabricar ladrillos de su propiedad que hizo levantar a su costa, con los hornos, pisaderos y demás existente, enclavado o adherido al suelo que sirva para ese objeto” por la suma de $ 97.920 m/n... pero aparte debía hacerse cargo de la hipoteca. 


Podemos decir que “La Cueva” comenzó oficialmente el 24 de abril de 1895 cuando fueron rematados “5 preciosos lotes con cédulas (cada uno tenía una deuda que variaba de 300 a 400 pesos cada uno), frente al gran parque Rancagua, a una cuadra al sud del boulevard Corrientes” para comprar se debía dejar una seña del 8% y $ 20 de comisión por lote.


En febrero de 1897 fue el Banco Hipotecario que mandó sacar a remate “al mejor postor” otros 47 lotes sobre el que pesaban deudas. Para proceder a la venta y hacer el anuncio se confeccionó un plano esta vez “conforme con la línea de calles municipal” –la línea pero no los nombres- que eran Warnes, Lezica, Florencia, Dante Alighieri y “sin nombre”. La primera paralela a Dorrego se la llamó “Estados”.


Así aparecieron entre 1895 y 1898 los primeros posibles dueños de fracciones, muchos las revendieron antes de pasado el año quizás porque quisieron o porque no pudieron afrontar la deuda.


Sin ánimo de hacer una suerte de guía telefónica de aquellos compradores -por falta de espacio y lo tedioso que sería- sólo van algunos nombres descubiertos aquí y allí en medio de escrituras de propiedad porque además son testimonio acerca de como se asentaban los títulos antes de los nombres oficiales y numeración de calles.


De esta forma Nicolás Garibaldi compró los lotes 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 19, 20, 24, 25 de la manzana “H” y fue vecino de Pedro Bianchi que adquirió el 15, 16, 17 y 18 y de Bartolomé Valdettaro que compró el 22.


Mientras tanto Higinio Tartabull compró el 2, 8 y 29 de la “F” y algunos de sus vecinos de manzana fueron Román Torres que compró el 30, Lorenzo Scala el 25 y Juan Bautista Irigoyen el 23 y 26.


En la manzana “E” aparecen de nuevo Nicolás Garibaldi esta vez comprando el lote 8 e Higinio Tartabull el 10 y 11, convirtiéndose así en vecinos de Francisco Argerich que adquirió el 22 y 23, Bartolomé Sanguinetti el 29 y 30 y Carlos Scarone “domiciliado en la calle Corrientes y Dorrego”  el lote 25. 


Otros fueron Arturo Lorenzo Patrón que compró los lotes 11 y 12 “B” y el 2, 3 y 4 “C”, por su parte José Conti se hizo dueño del 13, 14 y 15 “C” y 5 “D”.


Una pequeña información que llama la atención porque devela una costumbre apareció en “La Prensa” en  mayo de 1897: “Terrenos en la Chacarita, atrás del Parque Rancagua, con casitas, a razón de 1.25 el metro cuadrado. Compradores Francisco Fresini, Luis Cámpora, Amato Vicaccio, María S. de A. Gómez y otros.”


Entre 1901 y 1902 la mayoría habían cambiado de manos figurando como propietarios Alejandro Pérez Queipo, Alonso Trillo, Manuel Pereyra Sabrino, José Castro, José María Dobal, Francisco C. Gadea, Emilio Machado,  Juana Zapa de Agritto, Vicente Oliveto, Benito Luagliozzi, Dolores Artayeta, Juan Sidero y Santos Lascano... entre otros.


A pesar de las compras, ventas, deudas y los vecinos que iban y venían parece que de todas formas Vadillo hizo un buen negocio porque un par de años antes le había cedido a la municipalidad 18.300,20 metros cuadrados “para abrir las calles Camargo, Leones, Murillo, Padilla y otra sin nombre en inmediaciones del parque Rancagua” a cambio de quedar exonerado de pagar el afirmado de la calle.


Otra aclaración: alrededor de 1895 las calles 70B, 70C, 70D y 70E de Villa Crespo pasaron a llamarse Camargo, Padilla, Murillo y Muñecas que llegaban hasta el Arroyo Maldonado, tiempo después se extendieron más allá de Dorrego conservando los mismos nombres.


Pero esta era sólo la mitad de Mackern. La otra parte que pertenecía a Paunero tuvo otro derrotero aunque también la compró Mackern y la vendió el 8 de julio de 1899 a los socios Manuel Rocca, Manuel Piazze y Luis Testoni que formaban parte de la sociedad anónima “Banco Agrícola Comercial del Río de la Plata” que estaba por entonces en liquidación.


Esta parte era un polígono irregular que ahora pertenecía a la recién creada  Parroquia de San Bernardo y estaba rodeado por el “Camino conocido por del Moreno” (Warnes) en medio Enterratorio de la Chacarita, el Arroyo Maldonado (en el plano aparece casi detrás de Dorrego) y más alejados los vecinos Pedro Mirazzon y Matías Beutner.


Como era costumbre el lugar fue loteado y vendidas las fracciones a principios del año siguiente.


Las condiciones de venta esta vez –no pesaba deuda hipotecaria bancaria ni privada- eran en 24 mensualidades de aproximadamente $ 17 (un poco más o menos dependiendo de la medida del terreno) pagaderos del 1 al 10 de cada mes, si había una mora de 3 cuotas se perdía lo abonado y los vendedores tenían derecho a una nueva venta.


Como siempre a los fines de publicitar el remate se hizo un “plano especial confeccionado para la venta” y los títulos se asentaron con el número de fracción y letra de manzana.


Así por ejemplo un tal Ramón Barrabés compró el lote 12 “C” de 343,01 metros cuadrados rodeado por  “Estados”, una calle sin nombre, Antonio Morales (otro comprador) y el lote 11 “C”.


Mientras que Luis Garaviglio compró 151,46 metros cuadrados lindando con Dorrego, los lotes 13, 14 y 16 de la manzana “K”.


Por las dudas aclaro que no eran las mismas manzanas y fracciones de las ventas anteriores.


El paraje rural se convirtió poco a poco en urbano y aunque “la principal” era Triunvirato en realidad esta zona comenzó a poblarse desde Warnes hacia el parque porque estaba más cerca de la densa población obrera que trabajaba en los talleres metalúrgicos “Máspero” en Serrano 250 y la “Fábrica Nacional de Calzado” en Gurruchaga y Padilla.


Pero la cueva no es la cueva sin las “vías del San Martín” que hacen de cerco a la zona. Era un terreno que había pertenecido en algún tiempo a la sucesión Roncoroni, aunque en realidad eran dos fracciones y la que nos interesa “tiene forma de un triángulo con una extensión superficial de 32.400 metros cuadrados”  luego de varias idas y venidas judiciales pasó a manos de Juan Clark para el ferrocarril “Pacífico” cuya historia fue contada en su momento.


A principios de 1901 Luis Huergo compró el área –excluyendo 903 metros cuadrados que ocupaban las vías- por $ 72.000 m/n... que también fue loteado y vendido.


El 28 de octubre de 1904 el municipio le dio nombre a varias calles y así terminó de configurarse el lugar.


La Ordenanza promulgó la denominación de Martínez Rosas, Girardot, Caldas, Leiva, “Monte Negro” (así se anotó en su origen) y antes de las vías se llamaba “Rabello”; también cambiaron de nombre las calles que venían desde Villa Crespo una vez que cruzaban Dorrego: Murillo pasó a ser Otero, Padilla se convirtió en Rodney, Camargo en Guzmán, Muñecas se llamó Iturri, y Chenaut recibió la denominación de “Leones” hasta 1935 que pasó a llamarse Santos Dumont.


En 1920 “Estados” pasó a ser Concepción Arenal.


Estos cambios permitieron la nueva modalidad de asentar los títulos de propiedad, al azar y como ejemplo Luis Huergo que había comprado terrenos a Clark y Cía. le vendió el lote 31 “L” a Francisco Cersósimo que después de pasar por varias manos lo compró Alejandro Caradonna recibiendo la escritura como finca 212 “Caldas entre Leones y Leiva”.


Años antes Bartolomé Sanguinetti había comprado los lotes 29 y 30 de la manzana “E” que pertenecían a Mackern ubicados entonces “calle sin nombre hoy Padilla entre Dorrego y otra sin nombre” y se los vendió en 1904 a Manuel Cures que escrituró ambos como fincas 294 “Otero entre Dorrego y Leiva”.


El lote 5 “C” pasó a ser “Chacarita entre Girardot y Caldas” y tiempo después Jorge Newbery 4670.


El 17 de junio de 1909 la Municipalidad compró un terreno de 67.548,10 metros cuadrados a Francisco Badino que lindaba por el Sudeste con parte de la calle Dorrego, en medio con propiedad de Juan Dufour y otros, en el Nordeste con el antiguo enterratorio de la Chacarita, Noroeste calle en medio con el enterratorio general y al Sudoeste todavía seguía Vadillo.


En este lugar fueron construidas “Las Colectivas”, “La Quema” (Edenor) y los talleres municipales de la Dirección de Limpieza (uno de los cuales es hoy cuartel de la Policía Metropolitana)


De esta manera concluye la historia de la formación de “La Cueva”.


Quizás no pase mucho antes que algunos anuncien la venta “de lo mejor de Palermo Cave...” ¡Porque es copado! ¿Viste?
Stella Maris De Lellis

EL PIBE CHACARITA (diciembre)


                           

Nuestros amigos: “Los contragolpeadores”


      



Toquen fierro / que aquí cerca está la yeta; / háganle una gambeta/ quién no quiera en  la pileta / tristemente naufragar...
“Fierro chifle” (1928) Tango de Benjamín Tagle Lara y César De Pardo.

Aplican el “Efecto Nico”, técnica del notable boxeador Nicolino Locche (Mendoza, 1939 – 2005), que cedía la iniciativa a sus rivales para sorprenderlos con sus certeras e inesperadas réplicas.  Están en nuestra existencia sobre un “ring” cotidiano, el juez dio las instrucciones, suena la campana elevemos la guardia, en el centro del cuadrilátero enfrentamos a un temible adversario.  Es un primer round de estudio... 

"No encontràs la factura ¡Sonaste! Ahora no te lo cambian.”
“¡Tenè cuidado! Por eso te pueden hacer una demanda judicial.”
“Me hubieras avisado, tengo un amigo que lo vende más barato.”
“Parece que falla. ¿Habrá repuestos de ese modelo?”
“Tengo la impresión que te queda chico y esa tela encoge.”
“¡Atento! Que ese barrio de inunda apenas caen dos gotas.”
“Barato pero… ¿No habrá sido de un remisero de provincia?”
“¿En febrero? Siempre llueve en la Costa.”
“¿No fuiste al Mercado Central?  Allí estaba más barato.”
“Te veo siempre igual ¿Quién te recomendó ese nutricionista?”
“¿Qué carrera elegiste? Nunca la vi en un clasificado laboral.”
“¿Sacaste platea? Si desde el paraíso se escucha mejor.”
“¿No te cayó la inspección? Dicen que no arreglan con nadie.”
“Ese no lo conozco, a mí me recetaron uno que es infalible.”
“¿Lo compraste por Internet? Es un peligro, ya tienen tus datos.” 
“Lo veo medio opaco ¿No será usado?”
“¿Lo dejàs en la calle? Ahorràs en garaje pero te lo rayan.”
“Te pica la garganta ¡Metete en la cama! ¡Hay una epidemia!”
“Sí parecía un buen muchacho pero, le diste mucha confianza…”
“Esa mancha ¿No será humedad? No creo que el consorcio te lo arregle.”
“¿Quién eligió ese color horrible? Perdón, no sabía que fue tu señora.”
“No quiero ser fatalista: ¿No había algo más resistente?”
“¿A que hora vuelven? No encontrarán remises, ni taxis.”
“¿Qué compraste? Es chino, con el viento se dan vuelta.”
“¿Por dónde tomaste? ¡No, hay un camino más corto!” 
“Mi señora cocina todos los días. En tu casa ¿no usan mucho el delivery?”
“¿Conoces a las familias de los amigos de tu hijo?”
“¿A quien vas a votar? Son todos iguales: ¡Corruptos!”
“¿Dólares? Con los problemas que hay en Estados Unidos.”
“Te pareció una buena chica. Pero, la gente se conoce a través del tiempo.”
“No vayas a esa cancha. ¿Sabes lo que hay alrededor?”
“Esas pastillas... Mirà el recetario ¿Tiene contraindicaciones?”
“Me parece que tiene mal olor.  A veces no siguen la cadena del frío.”
“¡Cuidado que andan robando! ¿Qué pensás hacer?”
“¿Poner una alarma? Los chorros la desactivan.”
“¿Un perro? Al final se hacen amigos de los cacos.”
“¿Un sereno? Duermen toda la noche.”
“¿Un vecino? Yo no confío en nadie.”
“¿Una reja? Ellos son los reyes de la barreta.”
“¿Un seguro? A seguro lo llevaron preso.”
“Hoy si te tienen que robar, te roban.”
“¿Las fiestas de Fin de Año? Sólo sirven para discutir con los familiares…”


(Si al término de la lectura Usted recordó algún: familiar, amigo o compañero de trabajo, como en las películas, su semejanza es casual coincidencia…) 

sábado, 26 de noviembre de 2011

El desafío de ser uno mismo
por Joaquín Rocha
Psicólogo especialista en Educación para la Comunicación
 
 
“Había una vez, en algún lugar que podría ser cualquier lugar y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: no sabía quién era. Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano: ─Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ves qué fácil es? ─No lo escuches ─exigía el rosal─, es más sencillo tener rosas, ¿ves que bellas son?
 
El árbol, desesperado, intentaba todo lo que le sugerían y, como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves y, al ver la desesperación del árbol, exclamó:
 
─No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: no dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas... Sé tú mismo, conócete y, para lograrlo, escucha tu voz interior. Dicho esto, el búho desapareció. ─¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? ─se preguntaba el árbol desesperado. De pronto, comprendió... Cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón y, por fin, pudo escuchar su voz interior que le dijo: ─Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión. Cúmplela. El árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio, y fue admirado y respetado por todos. Sólo entonces el jardín fue completamente feliz”.
 
Aceptarse a sí mismo no es tarea fácil. En su mayoría, las personas son educadas en el no reconocimiento de los valores propios y crecen tratando de complacer a los otros. Tal es el punto que no se sabe lo que es de uno y lo que le pertenece a los otros cuando emergen los mandatos.
 
La no aceptación erosiona la confianza en uno mismo, acorrala, paraliza  y condiciona impidiendo la comunicación con los demás. Un sentimiento atemorizante y hasta, por momentos, paranoico siempre está presente negando la posibilidad de expresar todo aquello que se siente o se piensa. Las conductas de evasión social se manifiestan producto de odiosas comparaciones basadas en la falta de una buena autoestima.
 
John Lennon sabiamente afirmó que la vida es algo que va pasando, mientras se está ocupado en otra cosa. Se vive en un mundo hiperelaborado de ocupaciones que desvían de la propia esencia y de poder bucear dentro de uno para descubrirse único e irrepetible. Digno de recibir amor y, por sobre todo, digno del amor de Dios.
 
Adueñarse de la propia vida es comenzar a recorrer un camino donde muchas tristezas, depresiones, descontentos, ansiedades y angustias se esfuman dejando espacio para otro tipo de sentimientos y conductas: pensar por uno mismo, sentir por uno mismo, decidir y asumir las consecuencias de todos los actos que uno realiza.
 
Ser uno mismo  es descubrir y potenciar fortalezas propias, pero, al mismo tiempo, reconocer debilidades e intentar cambiarlas.
 
Para el encuentro con uno mismo y amar lo que uno es, se hace necesario dejar de lado la mirada del otro y asumir como propias las decisiones que se toma; sin culpar a los otros por lo que ocurre. Equivocarse forma parte del aprendizaje.
 
Es importe ser consciente de que quien define los límites es uno mismo y quien piensa que algo es imposible también. Cada uno es lo que desea ser. Aunque no esté conforme con lo es, tal vez es eso solo lo que desea. Hay que oír la intuición y después concretar lo que uno soñó ser.
 
Siempre es posible el encuentro con uno mismo sin importar la etapa de la vida que se está transitando. De esa manera, se adquiere un sentimiento de paz interior, de equilibrio, de plenitud y satisfacción. Poder desarrollar lo que está potencialmente en cada uno es un anhelo al que no se debe resignar.
 
No hay que tener miedo a la posibilidad de cambiar. Cambiar es difícil para todos, pero es preciso saber que cuando uno cambia todo cambia alrededor, las personas y las cosas, principalmente, porque se las ve con otros ojos. Ser uno mismo obliga a aprender una nueva forma de relacionarse con el mundo y con los demás.
 
Aceptarse como uno es, sensible, aunque la sociedad lo asocie con debilidad, es una defensa poderosa, justamente, frente aquello que considera lo contrario. Conectarse con el mundo emotivo no significa dejar de lado lo racional, sino darle su justo lugar.
 
No se debe temer a mostrar los sentimientos que anidan en el interior. Usar la inteligencia emocional es un plus para vincularse con el entorno. Es importante conocer nuestras emociones y poder expresarlas; esto da como resultado un crecimiento y la posibilidad de enfrentar y robustecer aquello que deseamos modificar para lograr nuestros sueños. Estando bien con uno mismo se está bien con todo el universo y lo que ello implique.
 
“Si me ves volando contra el viento es que siempre digo lo que siento, quiero ser así y dar lo mejor de mí.
 
Yo quiero ser así como me gusta ser, aunque sé que me queda mucho que aprender y me ves volando contra el viento porque siempre digo lo que siento quiero ser así y dar lo mejor de mí.
 
Yo quiero decidir por dónde debo andar porque siempre habrá un camino que intentar, aunque tengo mi piel herida por las piedras que hay en la vida, seguiré igual y no me rindo jamás, no me rindo.
 
Lo importante es ser uno mismo, ser uno mismo, bien transparente y sin disfráz.
 
Lo importante es ser uno mismo, ser uno mismo, bien transparente y sin disfráz.
 
Yo quiero darte al fin lo que yo puedo dar y prefiero no prometerte nada más, no me pidas una respuesta y esta noche ven a mi fiesta.
 
Déjame cantar, siento que es mi lugar, mi destino...”

domingo, 20 de noviembre de 2011

Portada Edicion 27 Aniversario Revista Aquende a cargo de Alfredo Genovese


racismo y xenofobia
La no aceptación de la diversidad
por Joaquín Rocha
Psicólogo especialista en Educación para la Comunicación
             


“El racismo ha sido históricamente una bandera para justificar las empresas de expansión, conquista, colonización y dominación, y ha marchado de la mano de la intolerancia, la injusticia y la violencia” (Rigoberta Menchú Tum, dirigente indígena guatemalteca, premio Nobel de la Paz).

El  racismo y xenofobia son conceptos muy relacionados. El primero es un comportamiento inspirado en una doctrina que establece la jerarquización de los diversos grupos humanos, diferenciados por sus características raciales. Estos prejuicios son el resultado de un estado afectivo-emocional alejado de toda reflexión madura. Influidos por circunstancias político-económicas y fomentados por situaciones tanto sociales como personales. “Entre las ideas que más daño han hecho a la humanidad, una de las más permanentes y destructivas es la que afirma que la especie humana se divide en unidades biológicas llamadas razas y que ciertas razas son innatamente superiores a otras” (Holt, 1995).

El racismo está teñido de ideología, o sea, de una manera de ver el mundo en función de una convicción sociopolítica sobre el valor de las relaciones que vinculan a los individuos con la sociedad a la que pertenecen. Una mirada desde lo negativo.

La xenofobia, en cambio, es un conjunto de actitudes que se identifican con la hostilidad, el rechazo, el odio hacia lo extranjero, hacia las personas, hacia su aspecto, sus costumbres, su cultura, su religión.

Si bien el racismo se apoya en fundamentos científicos, errados o no, que definen  que diferencias genéticas producen proporcionales diferencias en lo que se refiere a inteligencia, desarrollo cultural, emociones y personalidad; la xenofobia crece a medida que la población extranjera aumenta y provoca conflictos laborales, sanitarios, escolares, de seguridad. Este tipo de problemas existen entre los ciudadanos comunes, solo que aquí el agravante radica en que uno de ellos es extranjero. 

Seguramente, la vivencia  de un principio ético de igualdad entre todos los seres humanos, en cuanto a dignidad y derechos, sería suficiente para evitar toda discusión sobre el racismo y la xenofobia. Pero la realidad nos dice otra cosa. Tanto el uno como la otra están signados por el deseo de eliminar lo diferente. Se encuentran despojados de toda alteridad, ese valor que permite cambiar la propia perspectiva por la del otro teniendo en cuenta su ideología, sus intereses, su mirada sociopolítica. Se trata de dejar de hacer girar el mundo sobre uno mismo. Al fin y al cabo, no son más que individuos aquejados por una distorsión de percepción, sobrevalorando su propia raza, su propia cultura y sus tradiciones por sobre todas las demás.

“Por tanto, el prejuicio racial en la actualidad no es sólo una supervivencia de la época de la esclavitud o de la segregación, sino, además, una nueva forma de denegación que se desarrolla con el fin de no incluir, en la comunidad de valores, a los que se han convertido en iguales en lo que a derechos formales se refiere (M. Sánchez-Mazas y F. Van Humskerken, Universidad Libre de Bruselas).

La raza y las continuas migraciones, que devienen de resquebrajadas situaciones político-económicas, están siempre en el ojo del huracán de este mundo globalizado. “El problema estriba en que para entender la complejidad del mundo que nos rodea, categorizamos, es decir, dividimos a las cosas y a los seres humanos en diferentes grupos (hombres, mujeres, blancos, negros, etc.) y, lo que es peor, se nos olvida enseguida que tales categorizaciones las hemos hecho nosotros y comenzamos a verlas como algo natural y que, por tanto, no puede ser de otra manera. De ahí que las razas, que no existen como concepto biológico, sí existen como concepto psico-sociológico, pero con una clara intencionalidad ideológica y política: una construcción social y cultural, que lleva, inexorablemente, a un crecimiento de las conductas racistas y xenófobas, así como de otras conductas violentas tanto en la escuela como fuera de ella” (Prof. A. Ovejero Bernal Universidad de Valladolid).

Hoy, más que nunca, es la escuela la encargada de sembrar y velar por una educación basada en valores, sobre todo aquellos que los pensamientos posmodernistas han logrado que caigan en desuso.

Si bien la escuela es subsidiaria de la educación familiar, se hace necesario recordar que los padres delegan, en muchos casos, su responsabilidad educativa. Es por eso que resulta imprescindible revertir esta situación y coordinar un proceso educativo en conjunto para dinamizar un modelo de vínculos que conviertan las diferencias culturales en riqueza de conocimientos y comprensión, y en componentes de una educación humana y solidaria, que impidan el conflicto y la agresión.

De esta manera, el “mal usado” principio de igualdad de oportunidades para todos, cualquiera sea su color de piel, cultura  y tradición, será una realidad  y un factor de unión y progreso en una sociedad globalizada, donde la necesidad impone la diversidad de razones e ideas para la construcción de un mundo mejor; donde se promueve una cultura de la tolerancia y el respeto hacia los demás distintos y diferentes.

Compartiendo y aprendiendo en el CESAC 33.

Taller de adultos inquietos.

Alguno  de nosotros empezó a concurrir a las reuniones en el Centro de Salud y Acción Comunitaria Nº 33 por invitación de algunos profesionales, otros nos acercamos porque leimos los carteles pegados en el mismo CESAC. La propuesta fue conversar sobre la calidad de la atención que recibíamos como pacientes, las cosas que veíamos que faltaban.
Empezamos unos pocos, algunos dejaron de participar. Fuimos creciendo hasta formar un grupo que lleva tres años consecutivos reuniéndose.
Buscábamos estar en contacto con otras personas, integrarnos, juntarnos en un espacio que propusiera cosas diferentes a las de un centro de jubilados.
Por mayoría elegimos ser el grupo de “Adultos Inquietos” y es así como nos conocen los otros pacientes que concurren al centro de salud o gente de otras instituciones.
Ustedes se preguntarán que hacemos en este grupo:  hablamos sobre   temas que nos preocupan, como por ejemplo la falta de algunas especialidades en la salita –necesarias para la población que se atiende en el centro-; otras veces hablamos de los problemas cotidianos relacionados con lo barrial: la falta de refugios en las paradas de colectivos, el estado de deterioro de las veredas, las dificultades que tenemos a la hora de subir o bajar de un colectivo, qué son las comunas.
Pero no todo es queja, también nos entretenemos. Disfrutamos el hecho de estar juntos (mate y algo dulce de por medio). Nos acompañamos.
Hicimos muchas cosas que nos hicieron muy bien: un taller de radio, encuentros de canto, bailamos tango, recitamos poesías…
Hace muy poco participamos de un encuentro  con otros grupos de adultos inquietos que se reúnen en otros centros de salud.
Ya les contamos que tenemos un nombre “Adultos inquietos” y una cartelera donde contamos las actividades que hacemos;   para identificarnos aún más  tenemos un distintivo y hasta … una bandera!!!
Queremos decirles que también hemos tenido nuestras peleas pero aprendimos a estar juntos y a sortear las diferencias, para ello utilizamos el razonamiento y el respecto por el otro. Y tenemos algunos acuerdos básicos: nosotros decidimos no tocar temas políticos porque entendemos que ello genera tensión.
Por último, queremos que conozcan algunos  proyectos que tenemos planeado realizar:
Difundir las actividades de nuestro grupo en las radios del  barrio;
Participar activamente  en la proposición de mejoras en la calidad de vida de todos,  ahora estamos empeñados en  lograr que los colectivos se acerquen a la acera para facilitar el ascenso y descenso de personas mayores o de aquellas  con movilidad reducida.
Queríamos contarles lo que hacemos porque creemos que si esto es bueno para nosotros también es bueno para muchos otros adultos inquietos del barrio que, tal vez,  se quieran sumar a nuestro grupo  o quieran formar su propio grupo de adultos inquietos.
Hasta la próxima nota.


LA PRIMAVERA LLEGO A CASA!


Llegó la Primavera y junto a ella el buen tiempo, nuestro vestuario se renueva, nuestras plantas  empiezan a florecer… ¿Pero cómo la recibimos en nuestro hogar?       
Tras la oscuridad del Otoño y el Invierno, la Primavera es la época de la luz y el color.                        No hace falta hacer una reforma completa de la casa, sólo basta con hacer algunos pequeños cambios para renovar el ambiente. Les daré unos consejos para que lo puedan hacer ustedes mismos. No es necesario pintar todas las paredes o cambiar por completo los muebles, sino lograrlo a través de algunos detalles.
En primer lugar es importante aprovechar la luz natural a través de las ventanas colocando cortinas livianas y traslúcidas que dejen el paso de la luz y den frescura al ambiente. Existen gran variedad de telas como linos, algodones y gasas, así como telas Sunscreen y sistemas que se adaptan a los distintos momentos del día.
Otro punto importante es utilizar colores frescos, alegres, a través de almohadones, cuadros, velas y objetos, y porqué no animarse a darle color a esa pared que tenemos abandonada.
Todos sabemos que el color ejerce un efecto asombroso sobre el estado de ánimo de las personas, e incluso remiten a recuerdos y sensaciones.
Los colores cálidos se consideran como estimulantes, alegres y hasta excitantes, y los fríos como tranquilos, sedantes y en algunos casos, remiten a la tristeza.
Aquí les resumo el significado de cada color y qué transmite.
El amarillo es el color que se relaciona con el sol y significa luz, alegría y estímulo.
El naranja es entusiasmo, ardor, incandescencia, y actúa para facilitar la digestión. Se lo considera como estimulante de los centros nerviosos.
El rojo, simboliza el fuego, el color, alegría, pasión y fuerza. Transmite coraje, confianza en sí mismo y una actitud optimista ante la vida.
El violeta es madurez y expresa misticismo, profundidad y experiencia.
El azul es inteligencia, verdad, sabiduría, paz y quietud. Actúa como calmante y reduce la presión sanguínea.
El verde es el color predilecto de la primavera. Transmite esperanza, frescura, tranquilidad , y es reconfortante. Libera al espíritu y equilibra las sensaciones.
El blanco es el que mayor sensibilidad posee frente a la luz, el símbolo de lo absoluto, la unidad y la inocencia. Significa paz y pureza.
El negro es la ausencia de color. Estiliza y transmite nobleza y elegancia.
Otro consejo infalible es colocar flores que llenan de energía los ambientes y los reviven. Existen muchísimos tipos, colores y formas para cada estilo de persona.
Las mantas, acolchados y almohadones que quedaron del invierno reemplazarlos por otros de telas más livianas, de colores vivos, alegres, como por ejemplo en el sofá jugar con color en los almohadones, de distintas texturas y estampados, poner un pie de cama que realce,  jarrones y  objetos decorativos que den ese toque de color para sentir la primavera en casa.
Espero que lo pongan a prueba!
Rosario Vouillat – Diseñadora de Interiores                                                                                 Cel.: 154.975.6212                                                                                                                   Consultas: rvouillat@gmail.com                                                                        www.rvouillat.blogspot.com                                                                                                                   
                                                            


Estimado vecino... ¿Vive Ud. en tierras de Roncoroni? (Parte V y última)


En 1889 el Ingeniero Arsenio Bergallo al medir las tierras de la sucesión dejó establecida la fracción familiar y delimitó la parte societaria correspondiéndole a don Ángel Roncoroni el 33%, a José Roncoroni el 28%, mientras que Juan Roncoroni, José Pini y Luis Luraschi debían recibir el 12%.
La justicia declaró como herederos de don Ángel Roncoroni y María Pini a su único hijo Pío Mario Gaspar y al segundo esposo de ésta Víctor Bulgheroni. También fueron declarados legítimos herederos de Juan Roncoroni y María Pring sus hijos María Ana Cherubina, Linda Viriginia, Juan Bautista y Clelia Josefina.
El 3 de julio de 1893 Linda Virginia y María Ana se presentaron ante el cónsul italiano en Londres, donde vivían, en su carácter de hijas y herederas “... de su difunto señor padre don Juan Roncoroni que fue socio con los señores Ángel Roncoroni, José Pini, Luis Luraschi y José Roncoroni de la casa de los señores Pini y Roncoroni Hnos.” para darle poder general a don Ludovico Bonacina  “del comercio de la ciudad de Londres, pero próximo a trasladarse a la República Argentina” que era el esposo de María Ana.
Del mismo modo hicieron su hermano Juan Bautista que vivía en Kent (Inglaterra) y su hermana Clelia que vivía en Melbourne (Australia) que también lo autorizaron “...  pueda pedir ventas públicas o hacerlas privadamente de todos los bienes y existencias muebles o inmuebles pertenecientes a la sucesión y en especial un terreno ubicado frente al Cementerio de la Chacarita, que figura en el plano de la ciudad de Buenos Aires bajo la denominación de los herederos de la sucesión Pini Roncoroni.”
Una vez en Buenos Aires don Ludovico le traspasó el poder a Tomás B. Holway que aceptó el encargo de tramitar el fin de esa parte de la testamentaria “... 87.875 metros cuadrados mediando con la sucesión del nombrado don Juan Roncoroni y doña María Pring y los condóminos don Víctor Bulgheroni y don Pío Mario Gaspar Roncoroni dueños absolutos del resto del área de tierra y  declaró haber vendido los lotes número 1 al 29 que formaban la manzana número 24  limitada por las calles Ombúes, Castillo, Álvarez Thomas y Avenida Colegiales.”
En 1894 Pio Roncoroni y su padrastro Victor Bulgheroni le dieron poder general a Juan Mondelli “vecino de Buenos Aires” ante el Cónsul de la República Argentina en Londres para finalizar la complicada sucesión de don Ángel Roncoroni y María Pini.
De esta forma podía “... celebrar contratos de arrendamientos por el término máximo de la ley argentina, representarlo en las acciones a entablar judicialmente contra los inquilinos, percibir los arrendamientos, administrar todos los bienes muebles ó inmuebles que posee en la República Argentina, otorgar escrituras de cesación de condominio de todo inmueble, donar gratuitamente las extensiones de terrenos necesarias para la apertura de calles, solucionar todas las cuestiones que puedan suscitarse con motivo del deslinde de los terrenos.”
Mientras tanto el municipio establecía una nueva nomenclatura de calles porque muchas no tenían denominación, estaban numeradas, tenían nombres repetidos -o ambas cosas- así la calle 2º Dorrego pasó a llamarse Estados (Leiva), 3º Dorrego se convirtió en Leones (Concepción Arenal) y 4º Dorrego fue Ushuaia (Jorge Newbery).
De la misma forma Corrientes desde Gran Chaco (Lambaré-Río de Janeiro) hasta su terminación por el Oeste se convertía en Triunvirato, la 65 I Norte después del Maldonado hasta General Bosch (Congreso) se le cambió el nombre por Álvarez Thomas y Newton por Forest.
Por entonces las calles paralelas a Colegiales (Federico Lacroze) que en principio habían recibido los nombres de 1º Colegiales y por numeración sucesiva hasta 8º Colegiales pasaron a llamarse Ombúes, Esteco, Barco, Concepción, Céspedes, Zabala, Loreto y Arredondo.
Las paralelas a Triunvirato hacia Córdoba que cruzaban Villa Crespo terminaban algunas en el Maldonado y otras en Dorrego.
Por entonces las tierras de la sucesión se habían dividido en tres fracciones: la primera tenía 259 por 1.169 metros cuadrados y estaba rodeado en este momento por terrenos “de la viuda de Echeverría”, “la Chacarita de los Colegiales”, Santiago Ortúzar y doña Cueli de Henestrosa.
La segunda cubría poco más de 35 cuadras cuadradas “igual a quinientos noventa y cuatro mil treinta y dos metros cuadrados” lindaba con la Chacarita de los Colegiales, el Camino de Buenos Aires a San Martín, Santiago Ortúzar y la manzana que ya había sido vendida en Ombúes, Castillo, Córdoba y Colegiales.
El 15 de noviembre de 1898 Victor Bulgheroni y Pío Roncoroni solicitaban al municipio una rebaja por el afirmado de su propiedad entre las calle Colegiales y Triunvirato, cedieron 96.822 metros “para ensanche de esas calles y plazoleta de la Chacarita” (la ubicada frente al cementerio)
También recibieron de Holway $ 15.000 m/n porque dijo estar conforme con la administración que hizo Mondelli –recordemos que eran ambos apoderados familiares- razón por la cual les pagó parte de los gastos comunes que pesaban sobre el terreno y que consistían en la deuda por afirmados, mensura y división del impuesto fiscal, aparte de los honorarios del procurador y abogado.
Un extenso aviso anunciando uno de los remates fue publicado en diciembre de 1905 –tendría lugar el 29 de enero del año siguiente- quedó como una descripción del lugar: “126 Lotes de todas dimensiones, a largos plazos, sin interés en condiciones fáciles y cómodas. Los terrenos más altos, los más lindos de la ciudad. Dan frente a la avenida Corrientes (hoy Triunvirato) de 100 metros de ancho, adoquinada en su parte principal, por donde pasa el tranvía Lacroze: a la calle Chacarita, con tranvía eléctrico, que por sus líneas en combinación con las del Metropolitano pone á los terrenos en comunicación con todos los rumbos del municipio; a la avenida Forest, por la que pasará una nueva línea de tranvía eléctrico ya concedido y a las calles Guevara, Fraga, Rosetti, Olleros y Maure. Están a pocas varas de la calle Colegiales y frente al parque Rancagua y completamente rodeados de tranvías en todas las direcciones. Son los terrenos de Pini y Roncoroni, situados en la más hermosa altiplanicie del Oeste de la Capital.”
Los terrenos se entregaban medidos y amojonados dentro de las líneas municipales y para visitarlos se podía tomar cualquiera de los tranvías Lacroze (líneas a Chacarita, Belgrano y Saavedra) ó el eléctrico de la calle Córdoba a Chacarita.
Base de la venta: 80 centavos la vara cuadrada –seña 8% y comisión del 2%- que se podía pagar el 20 % al contado y el resto en 8 trimestres de 10% cada uno, sin interés, con un descuento del 6% anual al que abonara al contado o anticipara las cuotas.
El plano de la capital que había confeccionado el Departamento de Obras Públicas el año anterior señalaba todavía las manzanas comprendidas por la avenida Corrientes, Álvarez Thomas, Colegiales (Federico Lacroze) hasta Zabala  –cruzadas por la Avenida Forest- como pertenecientes a la sucesión Pini Roncoroni, mientras que las dos manzanas delimitadas por Esteco, Triunvirato, Palpa y Fraga eran de Iparaguirre y Ortúzar.
Aunque mucho más cercano a lo conocido todavía no existían frente al cementerio la playa de maniobras del Ferrocarril Urquiza y todas las calles llegaban hasta el cementerio. Desde “Chacarita – Ushuaia” (Jorge Newbery) hasta El Cano se encontraban Maure, Olleros, Colegiales (Federico Lacroze), Esteco (Teodoro García), Palpa, Céspedes, Zabala y Loreto (no existía Gregoria Pérez)
Mientras tanto desde “Triunvirato” hasta Álvarez Thomas estaban Guevara, Forest-Fraga, Rosetti, Charlone y Giribone.
Todavía figuraba a nombre de Ortúzar una única manzana rodeada por Álvarez Thomas, “Del Fundador” (Giribone), “Del Colegio” (14 de julio) y Heredia.
¿Del otro lado de Álvarez Thomas? Pocas calles abiertas, los terrenos todavía pertenecían a los Arnejo, Ferrando, Hoeffner, Parodi y el Banco Nacional en Liquidación.  
Pero esas son otras historias...