BIENVENIDOS AL BLOG DE LA REVISTA AQUENDE (Chacarita, Colegiales y Villa Ortúzar)

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Blog dedicado a los barrios de Chacarita, Colegiales y Villa Ortúzar. Este blog es una extensión de la revista gráfica Aquende, que se edita hace 29 años ininterrumpidamente.
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sábado, 23 de junio de 2012

Estimados y amigos del barrio de Chacarita, cómo están, tanto tiempo...



Les escribo para informarles los siguiente:

En el día de la fecha, asistí a la reunión en el Centro Comunal Nro. 15, a las 16.30.
con motivo de la propuesta de ver las posibilidades de realizar los festejos de los
367º aniversario del barrio de Chacarita (28 de junio), de paso les adjunto el volante
promoción del evento que realiza la "Junta Histórica de Chacarita-Colegiales", el 29 de
junio en el Museo Anconetani.

Volviendo a la reunión de hoy, la invitación tuvo carácter institucional, estuvieron
presentes los comuneros: Mabel Barragán, Luis Cuneo, Jorge Lucchesi, Carlos
Grisafi y Camila Rodríguez, quienes leen en copia (Comuneros: por favor les reenvía
el presente a Mabel Barragán y a Carlos Grisafi, dado que no tengo sus correos, gracias).

Nos propusieron la realización de una jornada para el día sábado 7 de junio en horas
de la tarde (finalizar a las 18.00 hs). La actividad será semejante a la realizada
en alguna oportunidad en la época de Juan Cruz Noce.  En la calle Olleros, en
la cuadra del Carlos Gardel. Donde cada institución del barrio, que desee exponer
sus elementos de promoción, información, etc, lo pueda hacer, el Centro Cultural
Carlos Gardel, ofreció sus instalaciones, para la realización de actividades, ya tienen
una obra de teatro a las 16 hs.

Como, a estas altura estarán pensando el poco tiempo que tenemos, los invito a
que las instituciones que quieran participar envíen la siguente información:

- Si pueden o desean participar, en los stands (así sabemos cuántos puestos necesitaremos)
- Si no pueden participar. (así no insistimos).
- Si además, desean presentar alguna actividad socio-cultural.
- De ser así, características, tiempo de duración, requerimientos, etc.

Además, si conocen otra institución y/o grupo, por favor que se pongan en contacto.

La próxima reunión será el jueves próximo, posiblemente después de las 18 o 19 hs.,
no la hacemos el viernes próximo, porque recuerden que está el evento de la "Junta de
Chacarita-Colegiales" en el Museo Anconetani.

En la reunión de hoy enumeré una serie de patrimonio artístico e institucional que tiene
el barrio, como el flamenco de Marilia, el video de los 80 aniversario del barrio Los Andes,
el grupo de rock que hay en dicho barrio, el material de Hernan Vizzari, el circo, la Cruz Roja,
Kerigma, y también los fuegos artificiales que Júpiter me donó para los 365º aniv. (esperemos
que funcionen, son del barrio de Chacarita y debemos usarlos), el video histórico que realicé
desde 1645 a 1900, "Pinceladas de Chacarita", etc. etc.

Estén atentos a la hora y lugar de la próxima reunión. Si bien yo no voy a coordinar
en esta oportunidad, como nos conocemos y las instituciones que no puedan asistir pero
que desean participar, me ofrezco para retrasmitir con entusiasmo sus propuestas.

Quedo al aguardo de su respuesta.
Cordialmente.
Margarita Velazquez
Asociacion  Civil Principios/ Asociación de Fomento Federico Lacroze

viernes, 22 de junio de 2012

28 de Junio: 367 Aniversario de Chacarita


Las tierras de este barrio pertenecieron antiguamente a los jesuitas, que tenían grandes chacras allí. Su nombre proviene del diminutivo de la palabra "chacra" o "chácara". En 1608, en tiempos de Hernandarias, esa orden religiosa recibió, por compra o donación, una decena de "suertes principales", es decir, lotes de terrenos nacidos en el primer reparto del suelo porteño, y a las que, al cabo de los años, se anexaron otras 10. Cada una de ellas tenía una legua de fondo y formaron parte de una inmensa posesión, que llegaba hasta la actual localidad de Ramos Mejía. Al ser expulsados en el año 1767, todos sus bienes fueron declarados propiedad de la Corona (por orden del Rey Carlos III). Entonces, sus propiedades quedaron bajo administración de la "Junta de Temporalidades", una representación estatal que loteó la zona. Los tiempos viejos de la historia tienen un lugar en el barrio. Los primeros alumnos del Nacional, por ejemplo, se acostumbraron a pasar sus vacaciones en la zona que antes albergó las principales construcciones de los jesuitas (una parte del terreno actual del Cementerio). Estas andanzas de los estudiantes, inmortalizadas por Miguel Cané en "Juvenilia", pronto convertirían al lugar en "la Chacarita de los Colegiales", nombre de donde saldrían las designaciones de dos barrios porteños.
Allí, en 1790, en medio de coloridas ceremonias, el virrey Del Campo entregó el mando a don Nicolás de Arredondo, y en 1806, Santiago de Liniers concentró en la Chacarita las tropas que marcharían a expulsar al invasor inglés.
En la década de 1820, el ministro de gobierno Bernardino Rivadavia hizo un experimento de colonización en la zona de la Chacarita. Trajo inmigrantes alemanes, creó una colonia y la llamó "Chorroarín". El experimento fue un fracaso y sólo el nombre del villorrio se ha perpetuado hasta hoy en una de las avenidas que circunscribe la Facultad.
Durante la época de Rosas, la Chacarita albergó a numerosas guarniciones militares y a centenares de indios tomados prisioneros durante la Campana del Desierto de 1833. Al respecto, un testigo comentará: "Bajo las galerías de los arcos se ven algunos soldados de Rosas, y en los sótanos bullen algunas familias de indios, todos medios desnudos, que piden limosnas en el mismo lugar donde sus padres vivieron...".
Posteriormente, la Chacarita volvió a ser un lugar de huertos y sembradíos. Decenas de agricultores se afincaron allí para producir hortalizas, cereales, y "paja de Guinea", usada por los morenos escoberos.
Entonces, la zona era uno de los lugares más agradables de los alrededores de Buenos Aires y también, la de las tierras más altas de toda la geografía porteña.
Pero la muerte llegó a la Chacarita en 1871. Cuando la locomotora "La Porteña" depositó en el otrora pequeño Cementerio del Oeste su fúnebre carga de víctimas de la epidemia de fiebre amarilla, que hizo estragos en la población de Buenos Aires.
En 1880, la cuestión de la Capital vinculó a la Chacarita con la historia una vez más. El pueblo de Belgrano era, entonces, capital de la Nación, mientras que en el centro se ubicaba el gobierno de la provincia, a cuyo frente estaba Carlos Tejedor. El presidente Avellaneda acuarteló sus tropas en la Chacarita, lugar donde tenía su residencia, y allí, al mando de Carlos Pellegrini, las tropas nacionales se enfrentaron con el ejército de la Provincia. La "Ley Capital", en ese mismo año, dio fin a toda disputa. Por sus disposiciones, los terrenos de Belgrano y Flores, más una buena parte de las antiguas posesiones jesuíticas, se incorporaron al ejido urbano.Entre tantas casas quintas queda aún la de la familia Comastri (más conocida como "El Mirador Comastri"), actualmente es la Escuela Nacional de Educación Técnica N° 34. Se encuentra delimitada por las calles Loyola, Fitz Roy, Aguirre y Bonpland. La construcción es de 1870, y fue famosa porque en ella durmieron Roca y Pellegrini. Eran visitantes del señor Comastri, el Gral. Mitre y el doctor Alem y sirvió de escondite a Hipólito Yrigoyen durante el movimiento cívico de 1893. Por ese entonces, la zona era llana, para ser exactos, se la conocía como el valle del arroyo Maldonado, que actualmente corre entubado bajo la Avenida Juan B. Justo. No había construcciones en derredor, todo era campo, por el oeste se vislumbraban los montes frutales de la Chacarita de los Colegiales. Los lujos que dieron fama al lugar fueron la iluminacion a gas, el primer pararrayos del barrio y un sótano cargado con toneles que almacenaban los vinos que ellos mismos producían.
Cabe enumerar dentro de su historia la fábrica de acordeones artesanales del italiano Juan Anconetani, de la calle Guevara 478, que desde el año 1917 son famosos no sólo por la calidad de su artesanía sino porque sus hijos fueron muy buenos violinistas.  También son históricos los sombreros, fabricados por el genovés Pascual Massera, muy usados por los porteños de entonces.  

28 de Junio: 367 Aniversario del barrio de Chacarita


Las tierras de este barrio pertenecieron antiguamente a los jesuitas, que tenían grandes chacras allí. Su nombre proviene del diminutivo de la palabra "chacra" o "chácara". En 1608, en tiempos de Hernandarias, esa orden religiosa recibió, por compra o donación, una decena de "suertes principales", es decir, lotes de terrenos nacidos en el primer reparto del suelo porteño, y a las que, al cabo de los años, se anexaron otras 10. Cada una de ellas tenía una legua de fondo y formaron parte de una inmensa posesión, que llegaba hasta la actual localidad de Ramos Mejía. Al ser expulsados en el año 1767, todos sus bienes fueron declarados propiedad de la Corona (por orden del Rey Carlos III). Entonces, sus propiedades quedaron bajo administración de la "Junta de Temporalidades", una representación estatal que loteó la zona. Los tiempos viejos de la historia tienen un lugar en el barrio. Los primeros alumnos del Nacional, por ejemplo, se acostumbraron a pasar sus vacaciones en la zona que antes albergó las principales construcciones de los jesuitas (una parte del terreno actual del Cementerio). Estas andanzas de los estudiantes, inmortalizadas por Miguel Cané en "Juvenilia", pronto convertirían al lugar en "la Chacarita de los Colegiales", nombre de donde saldrían las designaciones de dos barrios porteños.
Allí, en 1790, en medio de coloridas ceremonias, el virrey Del Campo entregó el mando a don Nicolás de Arredondo, y en 1806, Santiago de Liniers concentró en la Chacarita las tropas que marcharían a expulsar al invasor inglés.
En la década de 1820, el ministro de gobierno Bernardino Rivadavia hizo un experimento de colonización en la zona de la Chacarita. Trajo inmigrantes alemanes, creó una colonia y la llamó "Chorroarín". El experimento fue un fracaso y sólo el nombre del villorrio se ha perpetuado hasta hoy en una de las avenidas que circunscribe la Facultad.
Durante la época de Rosas, la Chacarita albergó a numerosas guarniciones militares y a centenares de indios tomados prisioneros durante la Campana del Desierto de 1833. Al respecto, un testigo comentará: "Bajo las galerías de los arcos se ven algunos soldados de Rosas, y en los sótanos bullen algunas familias de indios, todos medios desnudos, que piden limosnas en el mismo lugar donde sus padres vivieron...".
Posteriormente, la Chacarita volvió a ser un lugar de huertos y sembradíos. Decenas de agricultores se afincaron allí para producir hortalizas, cereales, y "paja de Guinea", usada por los morenos escoberos.
Entonces, la zona era uno de los lugares más agradables de los alrededores de Buenos Aires y también, la de las tierras más altas de toda la geografía porteña.
Pero la muerte llegó a la Chacarita en 1871. Cuando la locomotora "La Porteña" depositó en el otrora pequeño Cementerio del Oeste su fúnebre carga de víctimas de la epidemia de fiebre amarilla, que hizo estragos en la población de Buenos Aires.
En 1880, la cuestión de la Capital vinculó a la Chacarita con la historia una vez más. El pueblo de Belgrano era, entonces, capital de la Nación, mientras que en el centro se ubicaba el gobierno de la provincia, a cuyo frente estaba Carlos Tejedor. El presidente Avellaneda acuarteló sus tropas en la Chacarita, lugar donde tenía su residencia, y allí, al mando de Carlos Pellegrini, las tropas nacionales se enfrentaron con el ejército de la Provincia. La "Ley Capital", en ese mismo año, dio fin a toda disputa. Por sus disposiciones, los terrenos de Belgrano y Flores, más una buena parte de las antiguas posesiones jesuíticas, se incorporaron al ejido urbano.Entre tantas casas quintas queda aún la de la familia Comastri (más conocida como "El Mirador Comastri"), actualmente es la Escuela Nacional de Educación Técnica N° 34. Se encuentra delimitada por las calles Loyola, Fitz Roy, Aguirre y Bonpland. La construcción es de 1870, y fue famosa porque en ella durmieron Roca y Pellegrini. Eran visitantes del señor Comastri, el Gral. Mitre y el doctor Alem y sirvió de escondite a Hipólito Yrigoyen durante el movimiento cívico de 1893. Por ese entonces, la zona era llana, para ser exactos, se la conocía como el valle del arroyo Maldonado, que actualmente corre entubado bajo la Avenida Juan B. Justo. No había construcciones en derredor, todo era campo, por el oeste se vislumbraban los montes frutales de la Chacarita de los Colegiales. Los lujos que dieron fama al lugar fueron la iluminacion a gas, el primer pararrayos del barrio y un sótano cargado con toneles que almacenaban los vinos que ellos mismos producían.
Cabe enumerar dentro de su historia la fábrica de acordeones artesanales del italiano Juan Anconetani, de la calle Guevara 478, que desde el año 1917 son famosos no sólo por la calidad de su artesanía sino porque sus hijos fueron muy buenos violinistas.  También son históricos los sombreros, fabricados por el genovés Pascual Massera, muy usados por los porteños de entonces.  

De un tanguero a un “Flaco” polenta! “Spinetta”



Buscaste en el verbo…
de la palabra su “bravura”,
para pregonar a los vientos
tu verdad, la bronca y la cultura!

En el pentagrama nacional,
con la fuerza del amor,
aternizaste la mirada fiel,
de aquellos “ojos de papel”

Frente al moisés, conmovido…
con la ternura del angel,
sublimizaste los sueños
de aquel “niño dormido”

Tu anárquico discurso,
desandó la historia…
exaltando con “Artaud”,
tu lírica memoria.

Hoy descansas en paz…
en ese mundo “no elegido”
junto a los corazones
de admiradores, cumpas y amigos.

Rubens R. Basanta

En el mes del dá del Periodista


El periodismo en el Río de La Plata
fue anterior a la fundación de la patria.
Lo introdujo un militar enviado desde España
pero fue censurado por divulgar malas palabras

Más tarde llegaría la publicación de
La Gaceta
que dejaría atrás la vulgaridad de Cabello y Mesa.
Su principal función era difundir las ideas
que liberarían al pueblo de la ibérica realeza

El siete de junio se festeja el día del periodista
en memoria de aquella audacia independentista.
La redacción que dio forma a la intrépida osadía
fue la de Moreno, Belgrano, Castelli y compañía

Vieytes fue el primer criollo en fundar un periódico
pero abandonó la empresa por defender al territorio.
Es que los ingleses querían ampliar su patrimonio
pero no contaron con el coraje de los patrióticos

Luego la rivalidad pasó a ser principalmente futbolera
y la televisión le debe su mayor montón a esa pelea,
que acaparaba el canal Torneos y Competencias
pero terminó por trasladarse a la televisión abierta

Mientras TyC cree haber perdido la contienda
el Estado vaticina una nueva y sustancial riqueza
al tiempo que promete incrementar las faenas
por eso Apo y Víctor Hugo apoyan al nuevo sistema

El negocio del deporte lo emprendió Natalio Botana
cuando los trabajadores lograron reducir su jornada.
Entonces las horas de ocio dieron una gran ganancia
al diario Crítica y su flamante sección de cancha

En el actual diario, en cambio, ya no escribe ni Lanata
porque no le cerraba una mera cuestión de caja
por eso fue a probar suerte sobre las tablas
pero para el público no hay nadie como Gasalla

En abril el periodista volvió a estrenar plató
Después de ocho años de no aparecer en televisión
Su nuevo programa pone en duda la actuación
Idónea y transparente del gobierno de la nación

No hay que olvidar a la junta que del país se apoderó
y durante siete años a su población amenazó.
De la mano de los militares, el plan Cóndor instauró
la censura de prensa y a muchos aniquiló

Los inteligentes e idealistas eran su predilección
porque amenazaban con armar la temida revolución.
Muchos periodistas se fueron tras apoyar la rebelión,
uno de los más recordados se llamaba Rodolfo Walsh

Hace aproximadamente ciento cincuenta años
que los diarios comenzaron a hacer daño.
Arrancaron denostando a la clase política dirigente
a través de caricaturas que criticaban hasta sus dientes

Todavía es difícil ser un dibujante opositor
sobre todo por el carácter de quien preside esta nación
que se enojó con Sábat por su irónica expresión
y terminó encrespando a todo el gremio informador

Que nunca han criticado tanto a un gobierno
es lo que se escucha sin cesar en el 7 y en Encuentro
se preguntan a qué se deben tantos improperios
y es que el Grupo Clarín no quiere perder el imperio

A los comunicadores nos dieron una gran oportunidad
con la sanción de la esperada ley audiovisual
porque pondrá fin a tanta acumulación de capital
de quienes manejan los medios de esta sociedad

Si hay algo que el periodismo debe reconocer
es que se está atendiendo su relegado menester.
Gracias a los funcionarios y asesores por atender
lo que este bendito gremio siempre juró merecer

Ana Lacónica
Vecina de Chacarita

Eduardo Galeano en Aquende


Vivimos para trabajar, ¿qué error hemos cometido?
La economía está al servicio de la industria militar que es el nombre artístico de la industria criminal.

¿El prójimo es el enemigo?
Sí, somos una civilización de soledades que se encuentran y desencuentran continuamente sin reconocerse. Ese es nuestro drama, un mundo organizado para el desvínculo, donde el otro es siempre una amenaza y nunca una promesa.

El miedo nos domina.
Es el pretexto para que esta industria pueda prosperar, porque necesita guerras y enemigos, y si no existen hay que inventarlos. Fíjese en el caso de Nelson Mandela.

El mundo celebra el día que nació.
Pues ha figurado en la lista de enemigos peligrosos para la seguridad de EE.UU. hasta el 2008. Durante 60 años el africano más prestigioso fue un terrorista para el país dominante. ¿Cómo vamos a creer en todo lo que nos cuentan sobre las amenazas terroristas?

¿Somos un gran rebaño de borregos?
Por todos lados aparecen símbolos asombrosos de resistencia y de vida. Lo mejor que tiene la vida es la capacidad de sorpresa.

Sin embargo, vamos tras la seguridad.
Vivimos en un mundo inseguro, no sólo porque podemos ser robados, asaltados… Los coches matan más que las drogas, y el aire que respiramos y los pesticidas nos exterminan. Sólo si nos articulamos para defendernos de un sistema que es enemigo de la naturaleza y de la gente podremos hallar espacios de seguridad.

¿Qué nos hace libres?
Los desafíos que uno enfrenta cada día son los que te abren una rendija para elegir entre la dignidad y la obediencia. Libre es el que es capaz todavía de elegir la defensa de su dignidad en un mundo donde, quieras o no, en algún momento tendrás que tomar partido entre los indignos y los indignados.

Desde niños nos adoctrinan hasta el punto de que nos parece normal lo anormal.
Que el presidente Obama recibiera el premio Nobel de la Paz con un discurso de homenaje a la guerra “justa y necesaria contra el mal” ilustra lo que usted dice.

¿Qué semilla se puede plantar para que la gente sospeche?
Hay que ver al revés las historias que los diarios nos cuentan para poder entenderlas al derecho: Iraq invade EE.UU. porque sus arsenales de armas de destrucción masiva son un peligro para la humanidad. Lo que es verdad, pero este fue el pretexto de los americanos para invadir Iraq y matar a una cantidad ingente de civiles.

¿Cómo averiguar si uno está vivo o es un muerto viviente?
Habrá que preguntarse hasta qué punto soy capaz de amar y de elegir entre la dignidad y la indignidad, de decir no, de desobedecer. Capaz de caminar con tus propias piernas, pensar con tu propia cabeza y sentir con el propio corazón en lugar de resignarte a pensar lo que te dicen.

La mayoría trabaja a contracorazón y termina viviendo una vida que no es la suya por las necesidades materiales, y eso es lo que hace que algunos no se den cuenta de que murieron hace muchos años, la última vez que fueron capaces de decir no.

¿Es una utopía un mundo en el que la gente haga lo que le gusta?
Como dice el patriarca del cine argentino, Fernando Birri, la utopía sirve para caminar. A mí me gusta mucho ver el universo por el ojo de la cerradura.

¿Desde lo pequeño?
Sí, para no confundir la grandeza con lo grandote, una de las confusiones del mundo actual. La grandeza no está en los hechos espectaculares, está en la vida cotidiana.

Hay que endulzarla.
En el manicomio general, los franceses dictaron una ley que era un acto de cordura: ya que tenemos máquinas capaces, tengamos 35 horas de trabajo semanal, pero duró 10 años. ¿Por qué el progreso tecnológico tiene que producir angustia y desempleo?

El 99% de las especies del planeta no viven para trabajar, y no les va tan mal.
Nosotros nos hemos especializado en ser instrumentos de nuestros instrumentos, y somos los únicos capaces de destinar nuestros mejores recursos al exterminio loco. Cada minuto el mundo destina tres millones de dólares a gastos militares y mueren 15 niños de enfermedades curables. ¿Qué clase de especie es esta que dice ser la racional?

¿Qué faceta humana nos destruye?
El conformismo, la aceptación de la realidad como un destino y no como un desafío que nos invita al cambio, a resistir, a rebelarnos, a imaginar en lugar de vivir el futuro como una penitencia inevitable.

Y eso hay que hacerlo en compañía.
Sí, en solidaridad, que es un sentimiento horizontal. La caridad es vertical y no me gusta. Hay un viejo proverbio africano que dice que el que da está siempre por encima de la mano que recibe. De hecho, nuestros antepasados sobrevivieron porque supieron repartir la comida y defenderse juntos.

Pese a ello, somos tan destructivos…
Me imagino un juicio universal a la condición humana de las plantas y los animales, apuntándonos con sus patitas y con sus ramitas y preguntándonos: ¿qué han hecho del mundo?, ¿por qué nos mataron? Qué terrible confusión creernos dueños de la naturaleza.

“El Tornú”




           Las carencias sanitarias eran alarmantes a comienzos del siglo XX. Las estadísticas informaban que el 48 % de los fallecidos en la ciudad de Buenos Aires entre 1901 y 1904 había sido por tuberculosis, fiebre tifoidea, viruela, escarlatina, difteria, sarampión, infección puerperal y meningitis.
            Similares eran los índices de alcoholismo y de propagación de enfermedades venéreas. No era mejor la situación de mujeres y niños en talleres y fábricas que cumplían a destajo tareas que requerían un esfuerzo no propio para su contextura en locales cerrados o mal iluminados con largas jornadas sin descanso ni feriados.
La consulta médica llegaba con la real imposibilidad física de realizar el trabajo, al que le seguía el drama del sustento familiar por falta de paga.
En 1877 el Dr. Guillermo Rawson había creado el primer curso de higiene en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, su labor la continúo el Dr. José Penna como epidemiólogo y luego en profilaxis y medicina preventiva.
Pero pasaron varios años hasta que el Dr. Samuel Gache diera la primera conferencia pública alertando sobre la gravedad de la tuberculosis y propiciando una “Liga” contra esta enfermedad. No tuvo eco en ese momento, pero tiempo después junto con el Dr. Emilio R. Coni fundaron la “Liga Argentina contra el desarrollo de la Tuberculosis” el 11 de mayo de 1901 en sede propia por cesión de un terreno municipal en la esquina de Santa Fe y Uriarte.
Iniciativas de “La Liga” fueron la instalación de saliveras y fijación de carteles sobre la obligación de su uso en lugares públicos -La Ordenanza Municipal “Prohibido escupir en el suelo” fue aprobada en 1902 por iniciativa del médico higienista Marcos Augusto Luis Daniel Bunge (1877-1943)-; como así también otras medidas higiénicas en buques, cuarteles, hoteles, trenes, tranvías y templos.
Solicitaron el cumplimiento de la Ordenanza Municipal del 14 de junio de 1883 que ordenaba la denuncia de las enfermedades infectocontagiosas (la tuberculosis pulmonar se agregó diez años más tarde). La obligatoriedad de desinfección de objetos y ropas usadas en venta pública (1886), y de casas, ropas y muebles de fallecidos por esta causa (1892).
En 1902 fue aprobada la ordenanza que prohibía la admisión de tuberculosos en hospitales del municipio y sólo permitía un número reducido donde se dictaban los cursos de la Escuela de Medicina a modo de práctica.
También crearon el Dispensario de Lactantes. La “Gota de Leche” (que no era gota pero si leche) era entregada en los hospitales “San Roque” (Clínicas) y “Norte” (Fernández), la misma provenía de tambos propios de la localidad de San Vicente y era sometida a proceso de pasteurización.
Por entonces ya había sido cerrado en medio de un escándalo –por lo costoso de su mantenimiento- el primer antecedente que se conoce de un hospital para tuberculosos que había sido construido en el Valle de Capilla del Monte (Córdoba).
Otros intentos no pudieron concretarse hasta que finalmente el Director de la Asistencia Pública Dr. Penna le confío al Dr. Coni la fundación y organización del sanatorio municipal a construirse “en una pequeña altura de los alrededores en Villa Ortúzar”.
Tuvieron especial cuidado en elegir el terreno. Los 72.000 metros cuadrados en  forma de polígono irregular tenían jardines internos y eucaliptos para mantener la pureza del aire.
Dato aparte, la existencia de tantos eucaliptos en la zona –incluido el Parque Los Andes- era justamente por lo insalubre del lugar al que debían sumarse los hornos crematorios del cementerio y luego la quema de basuras. 
En principio recibió el nombre de “Hospital Manuel Augusto Montes de Oca”. El 20 de septiembre de 1904 por gestión de la liga antituberculosa pasó a llamarse “Enrique Tornú”.
Fue inaugurado oficialmente con la apertura de uno de los pabellones el 8 de octubre de 1904 por el Intendente Alberto Casares, y en marzo de 1905 fue habilitado al público bajo la Intendencia de Carlos Rosetti.
El interior fue diseñado con el máximo confort de la época. Las galerías de cura al sol estaban orientadas hacia el noroeste y sudeste terminando en un hall con cielorraso de yeso cerrado con vidrios fijos multicolores iluminando la puerta que daba a los jardines a los que se llegaba por una escalera de mármol.
Las dos salas de cada pabellón, construidos sobre sótanos un metro arriba del suelo, aseguraban la aireación y prevención de la humedad. Disponían cada una de 24 camas unidas por corredores cortados en cruz limitando cuatro piezas independientes entre sí: lavatorios, baños, enfermería y cuarto calorífero a gas para mantener la temperatura conveniente y constante que también servía de sala de examen.
En el primer piso de la parte central se estableció la dirección y servicios anexos; en la planta baja se encontraban la administración, sala de consulta externa, dispensario, laboratorio, comedor y habitaciones del personal. En el subsuelo funcionaba la farmacia, cocina, despensa, ropería y cuartos del personal de servicio.
Las salas tenían piso de mosaico veneciano y enormes ventanas con banderolas. Los techos eran de forma oval con aberturas en la parte superior y las paredes estaban pintadas al aceite hasta los dos metros, había también tomas de aire graduadas.
El 28 de abril de 1905 la municipalidad cambió el nombre de “Hospital” por “Sanatorio Enrique Tornú”.
Su primer director ad-honorem fue el Dr. Coni. El primer personal asignado al Sanatorio  Enrique Tornú y Estación Sanitaria de Villa Ortúzar (asistencia a domicilio) fue el siguiente: 1director, 2 médicos internos, 1 administrador, 1 oficial de 3º para mesa de entradas, 1 farmacéutico, 1 auxiliar, 1 auxiliar de farmacia, 3 practicantes mayores, 1 capellán y director de la escuela para enfermeros, 2 cabos de sala, 8 enfermeros, 1 peón de botica, 1 portero, 1 sereno, 1 caballerizo, 1 cocinero 1º, 1 peón de cocina, 1 jardinero, 6 peones, 1 cochero, 1 sastre, 1 mecánico de desinfección, 1 cocinero de 2º, 1 carpintero y 1 barbero.
Al año siguiente se agregaron: 2 médicos de sala (médico interno a domicilio), 1 mecánico, 2 cocheros, 1 costurera y 1 cocinero de 2º.
Pero el mayor desafío fue ordenar la vida interna. Al ingresar los enfermos eran examinados para abrir la historia clínica y notificados sobre las disposiciones del reglamento.
La limpieza era estricta por ser el punto fundamental en la cura y profilaxis: cabello y barba cortos y falta grave escupir en el piso y fumar.
El control del peso se realizaba cada sábado y el de temperatura se hacía por la mañana y por la tarde; las salivaciones y orina se analizaban dos veces por mes.
La revisión dental era semanal, gozaban de baños tibios periódicos -duchas y fricciones sólo por orden médica-. Se les entregaba gratuitamente: toalla, jabón, peine, cepillo de dientes, frasco de agua dentífrica, un jarro de hierro esmaltado y objetos de uso personal: servilleta de mesa con aro, cuchillo, tenedor, cucharas para sopa y café, vaso de hierro esmaltado y ropa de cama (tres frazadas y una manta).
Los días de visita eran los jueves y domingos de 12 a 17 hs.
La rutina era rígida pero los enfermos disponían de comodidades que quizás no tenían en sus propias casas: iluminación a gas con picos incandescentes, luego fue reemplazada por eléctricas por fuerza motriz cuando se habilitó la estación de desinfección y el lavadero.
El agua potable provenía de la segunda napa traída a la superficie por medio de un molino de viento y después por una bomba a vapor con las mejores condiciones de potabilidad. El agua caliente se distribuía por canalización que llegaba desde la cocina y se extendía a un servicio completo de hidroterapia. Las basuras eran quemadas en un horno y las materias fecales y aguas residuales eran tratadas en una cámara séptica.
La Liga Argentina contra la Tuberculosis llegó a administrar cuatro dispensarios: Tornú y Rawson (inaugurados en 1902). Fernández (1905) y “Dr. Samuel Gache” que cerró por falta de recursos.
El censo de 1906 informaba con orgullo: “Todas estas medidas han dado, no solamente los resultados que se esperaban, sino que han permitido declarar al doctor Emilio R. Coni, delegado argentino al Congreso contra la Tuberculosis, reunido últimamente en París, que casi todos los desideratums sancionados por los higienistas de más renombre de la Europa, eran ya realidades en nuestro país.”
Quiero agradecer al médico y enfermero del SAME, médicos y enfermeras que me atendieron por guardia médica el 3 de junio en horas de la tarde, siento no saber sus nombres –yo tampoco sabía que estaba ahí- por eso puedo decir sin exagerar que me salvaron la vida.
            De nuevo, Gracias.


Lic. Stella Maris De Lellis

CONTACTO CON EL HOSPITAL TORNÚ

Hospital Dr. Enrique Tornú Combatientes de Malvinas 3002 (1427), Capital Federal, República Argentina Teléfono UCP: 54 (11) 4523 3511 Persona de contacto: Sra. Estela Jaime Correo E: ucp.tornu.fundacionfemeba@gmail.com

Un cuento de Rolo Simo "Socios"


                                        

— ¡Gracias! ¡Gracias! Sírvase. ¡Gracias!, ¿Como no?, sírvase, ¡Gracias!, y así hasta agotar el cupo de diarios de distribución gratuita. Después, Carlos descansa sentado  en un umbral cercano a una de sus habituales paradas. Ese día había elegido la esquina de Federico Lacroze y Corrientes.
“Mañana a empezar de nuevo”. Recoger los  diarios en Congreso de
 Tucumán, repartirlos y esperar que alguno te tire unas monedas…”.

—Carlos… —  una voz lo sacó de sus pensamientos.
—Que hacés Mateo, ¿en qué andás?
—Viviendo; ¿Vos siempre parás acá?—
—Puede. ¿Qué necesitás?—
— ¿Sabés que encontré esta billetera en Carlos Pellegrini?  tiene unos papeles y
en la tarjeta de identificación dice que el dueño vive en la Calle Céspedes que queda por acá cerca. Si querés se la alcanzás.
— ¿Y qué más tiene adentro?—
—Un carnet de una obra social. Una tarjeta de débito y unos papeles
 con anotaciones.
— ¿Y guita nada? —preguntó Carlos esperanzado.
—Ni un mango, parece que alguien la encontró antes que yo y la volvió a tirar.
— ¿Dónde estaba?
—En un tacho de basura. Viste que yo los reviso buscando envases de aluminio
 para  venderlos.
—Bueno, mañana  reparto los diarios  y después le llevo la billetera a este tipo.
“Lo voy a llamar antes de ir”- pensó Carlos por la noche-. “No vaya a ser que me llegue hasta su casa y el chabón no esté”.
           

— ¿Sr. Benítez?
—Si, ¿Quién habla?
—Mi nombre es Carlos, señor. ¿Usted perdió una billetera con un carnet de  Cobermed, una tarjeta de crédito del banco de Galicia y unos papeles con anotaciones en birome?
—Si, no se si la perdí o me la robaron en el subte.
—La billetera la encontré yo—mintió Carlos.
— ¿Y donde la encontró?
—En un tacho de basura  de la Estación Carlos Pellegrini.
— ¿No tenía nada más adentro?
—Nada más .Solamente lo que le dije.
— ¿Y a usted dónde lo puedo ubicar?
—Yo reparto diarios gratis generalmente en Corrientes y Federico Lacroze, a veces en otros lados, de nueve y media a diez de la mañana aproximadamente, si quiere lo espero mañana en Lacroze...
— A esa hora me resulta imposible yo estoy en mi trabajo. ¿Y luego puede ser?...
—Si  usted quiere yo se la puede alcanzar hoy. No tengo ningún inconveniente en acercarme hasta su domicilio, ya que en estos momentos estoy sin trabajo…— se encargó de aclarar Carlos
—Me haría un gran favor. ¿A que hora le queda cómodo?
— ¿Le parece bien a las cuatro?
—Me parece perfecto. Hasta las seis me encuentra en la dirección donde figura este número de teléfono.
 — ¿En  la calle Céspedes 3521, es cerca de  Chacarita verdad?
—Así es, queda a nueve cuadras de la estación del subte. ¿Entonces nos vemos  acá a las cuatro?  Hasta luego….
—Hasta luego Señor— se despidió Carlos.
Antonio Benítez luego de cortar se quedó pensando si su decisión fue correcta o no. “¿Y si el tipo es un malandra y fue el que afanó la billetera y viene a chorearme acá en la empresa?”. Decidió consultarlo con su jefe de turno.
— ¡No te hagas la novela!—le contestó este, — más aún,  cuando venga recibilo en recepción y  decile a Rolando-refiriédonde al encargado de seguridad- que discretamente se quede detrás de la puerta.
—Gracias hermano y perdoná  el quilombo en que te metí.
—Ningún quilombo, no te hagas drama.


A las cuatro y diez de la tarde suena el timbre y una persona modesta pero pulcramente vestida pregunta al agente de seguridad de la firma por el señor Antonio Benítez.
— ¿Quién lo quiere ver?, — indaga éste con autoridad.
—Dígale de parte de Carlos, el Sr. Benítez me espera.
—Un segundo por favor…
—Adelante Carlos— saliendo de una puerta lateral saluda, Antonio con la mano extendida —tome asiento por favor. Gracias Rolando, — despidió al mismo tiempo discretamente al custodio.
—Bueno Sr. Benítez, acá está su billetera con todo el contenido con  que la encontré.Seguramente algunos de los papeles le deben ser útiles.
—Sí; si bien a la tarjeta de crédito ya le dí de baja, la credencial de la medicina prepaga me resulta necesaria por cualquier emergencia y las anotaciones hechas a mano me son de mucha utilidad. ¿Así, Carlos que la encontró en la estación Carlos Pelegrini?
—Así es, como le dije en estos momentos me encuentro desocupado y cuando termino de repartir los diarios gratuitos, voy buscando en los tachos de basura envases de gaseosas de aluminio para luego venderlos y hacerme de unos pesos.
—Es raro porque yo me bajé en Callao…
—Si, evidentemente se la robaron,  le sacaron  la plata y la dejaron en el tacho de basura, o bien se le cayó del bolsillo,  yo no quiero acusar a nadie en vano.
—No, yo soy muy cuidadoso y es muy raro que se me haya caído...
—Bueno nunca sabremos la verdad, a mi me robaron en una oportunidad y puedo asegurarle que en ningún momento me sentí empujado ni presionado por la gente…
—Es que son muy hábiles—acordó Antonio, levantándose de la silla, dando a entender que la entrevista concluía. —No lo tome a mal Carlos pero entiendo que su molestia de llegarse hasta aquí, amerita que yo lo recompense de alguna manera; como no sé sus gustos, le ruego acepte estos pesos, que no son muchos pero así usted se compra lo que más le haga falta.
—Muchas gracias, Sr. Benítez se los recibo porque como le dije estoy sin trabajo…
—El agradecido soy yo Carlos, Buenas tardes.


— Hola Carlos… ¿Cómo te fue  el otro día?—Pregunta Mateo.
—Bien, el tipo me  tiró cuarenta pesos.
—Bueno me alegro; si querés llévale esta cartera que encontré; a su dueña. Creo que vive por Saavedra, por lo que leí en la agenda—sugirió sacando de un bolso una hermosa cartera de mujer.
— ¿No tenía nada más?
—Nada más que la agenda, una polvera y lápices de labios…
—De guita, ¿Nada?
—Nada…
“Que mala leche”, pensó Carlos—Bueno cuando se me acaben los diarios voy para allá.

 Freire 4751. Carlos toca el timbre y pregunta por la Sra. Florencia Amato
—Soy yo, ¿qué necesita?
—Sra. Vengo a devolverle esta cartera que encontré en el subte
— ¡Qué suerte!, hace dos días que la perdí  al cerrarse las puertas del vagón. Volví de la próxima estación y ya no estaba. ¡Y es un regalo de mi hija!, ¡que contenta estoy!, gracias señor. ¿Cuánto le debo por su molestia?
—Nada…nad…Sra. —titubeó  Carlos.
— ¡No señor usted no se va sin llevase una gentileza, no sabe el favor que me hizo, amo  esta cartera!—dijo la señora al mismo tiempo que entraba en su casa y salía rápidamente con un billete de cincuenta pesos.
—Gracias señora., pero no hacía falta— mintió Carlos.
Durante el regreso se quedó pensando si Mateo había encontrado la cartera de Florencia  dentro de un tacho de basura o bien tuvo la fortuna de estar  en el andén cuando se cerraron las puertas del vagón.
Al poco tiempo se olvidó del tema.

— ¡¿Qué hacemos Carlos?!—Saludó  Mateo, sorprendiendo con un amistoso golpe en la espalda a su amigo.
—Siempre en la misma, otra no queda —
—Sabés que hoy encontré en un tacho un monedero de mujer, con un carnet de natación del club Almagro y una medalla de la virgen desata nudos.
— ¡¿De oro?!—preguntó esperanzado Carlos.
—No, ¡qué mierda que va a ser de oro!.., son de esas que se venden en las santerías.
—Pero esas no valen un carajo—
—Tal vez a la mina le importe el carné o las dos cosas, yo te dejo el monedero, vos si querés  se lo llevás.
—Veo…— contestó Carlos sin mucho entusiasmo.
Al terminar de repartir los diarios, abrió el monedero y comprobó que en el carnet de natación figuraban los horarios de uso de la pileta. Ángela dueña del monedero en cuestión, estaría entrando en esos momentos a tomar sus clases de dos horas de natación. “Ma sí, me tomo el subte hasta Medrano y se lo alcanzo, por ahí ligo unos mangos” determinó Carlos mientras saludaba al encargado de la boletería de la estación del subte, el que  hizo la vista gorda, cuando Carlos entró al andén por el lado de la salida.
            Mientras viajaba pensaba Carlos, en la mala suerte de su amigo Mateo, el que siempre encontraba billeteras, monederos, carteras; todos elementos, sin ningún dinero en su interior. “Se le deben adelantar “concluyó su pensamiento.
            Al llegar al club, el portero le preguntó de manera cordial:
— ¿Necesita algo señor…?
—Estoy buscando a la Señorita Ángela Caputo.
—Su nombre señor…
—Carlos Medina, de todas maneras ella no me conoce, venia a entregarle algo que perdió.
—Un segundo que le pregunto al profesor.
Al cabo de unos minutos de espera Carlos ve aparecer a un joven rubia secándose la cabellera con un toallón.
— ¿Sr…?—
—Señorita Caputo; mi nombre es Carlos  Medina y venia a devolverle un monedero que encontré en un cesto de basura de la Estación Malabia.
— ¿Y cómo lo encontró usted en se lugar?
—Es que como estoy desocupado, todas las tardes recorro lo cestos de basura buscando algo que se pueda vender,  como latas de aluminio y tapas de gaseosas para ayudar al Hospital Garrahan—agregó Carlos unas líneas a su libreto habitual.
—Le agradezco mucho, — dijo la rubia abriendo el monedero, — la medalla de la Virgen Desata nudos hace mucho que me acompaña y lamenté mucho perderla. ¿No había nada más verdad?
—No cuando yo lo encontré, señorita. Que tenga buenos días se despidió Carlos.
—No, espere un segundo—lo frenó la rubia y sacó de  un armario un
billete de veinte pesos.
 —No se ofenda y tómelo como una recompensa a su molestia.
—Gracias Ángela y que tenga buen día.
—Gracias a usted.
Carlos mientras caminaba de regreso hacia la estación protestaba en voz baja  en principio por la poca “rentabilidad de ese trámite” y después, con buen criterio, por lo colmados que vendrían a esa hora –era cerca del mediodía- los vagones del subte. No se equivocó. La primera formación  llegó  abarrotada de pasajeros, a tal punto que decidió no  subir. “Es increíble la forma en que se viaja pero bueno, al pobre tipo que tiene que cumplir con un horario no le queda otra”…, sus pensamientos quedaron interrumpidos cuando vio a su amigo Mateo tomar de la cintura, ayudando a subir a un joven, último pasajero que el reducido espacio vacío del vagón permitía. Estuvo a punto de llamarlo. Se contuvo cuando vio que la mano de Mateo, bajaba sutil, rápidamente y de manera impercepcectible de la cintura hacia el bolsillo posterior del pantalón del muchacho. Él vagón cerró sus puertas.
Carlos dejó pasar dos subtes antes de regresar a Chacarita…


— ¿Cómo estás Carlos?
—En la de siempre. ¿Y vos?
—También….Ayer encontré un D.N.I y una billetera.
—Sin guita...—dijo casi aseverando Carlos.
—Y si, como siempre. Solamente había un carnet de Boca y una credencial de la Comisión Directiva. Si querés llevarlos es cerca de acá en Olleros. —Sugirió Mateo.
—Veo, cuando se me acaben los diarios.
      Dale. Nos vemos.
—Chau…

El “trámite” de la calle Olleros le significó a Carlos una rentabilidad de cien pesos y una platea alta para el partido Boca- San Lorenzo a disputarse el domingo siguiente en la “Bombonera”.

La tácita  “sociedad”  sin estatutos, reglamentos, inscripciones ni normativas entre Carlos y Mateo duró varios años.
Hace  mucho tiempo que a éste último no se lo ve frecuentar por la zona de Chacarita…



                                              Rodolfo “Rolo” Simó

El Pibe Chacarita: (junio) “Cuando lo privado se hace público”


                               

La gente que es brutal cuando se ensaña, / la gente que es feroz cuando hace mal, / buscó para hacer títeres en su guignol/ la imagen de tu amor y mi esperanza
“Infamia” (1939) Tango de Enrique Santos Discèpolo

            En ocasión de la implementación de la tarjeta SUBE como medio de pago para viajar en el transporte público, entre varios cuestionamientos surgió la sospecha que por ese sistema se podría reconocer los movimientos de cada uno de los pasajeros.  La desmentida oficial precisaba que el objetivo era evaluar la subvención a otorgar acorde a normas que identificaran  la situación socioeconómica de los usuarios y a los servicios prestados por las empresas de transporte.  Para incrementar las dudas acerca de la reserva de las cuestiones personales, unos días después un funcionario público manifestaba que la AFIP conoce los ingresos y los egresos de cada habitante de nuestro país.
            Estos acontecimientos dieron lugar a discutir hasta que punto se debe preservar el secreto de los datos privados de cada individuo.  En ciertas  situaciones resulta ineludible evitar el sentimiento de avasallamiento a lo personal o una intromisión a la intimidad.  Se manifiesta un estado mental de ser vulnerado en principio por una cuestión impuesta y además de una indefensión ante el poder de control de los agentes fiscalizadores.  Los registros ante las declaraciones solicitadas en cada negociación y los sistemas computarizados han posibilitado que se identifiquen las transacciones comerciales de cada ciudadano.  Hasta por el contenido de los mensajes de las redes sociales logran establecer los gustos e intenciones del comportamiento de la población.
            En su nota “Un estallido de información” en el “The New York Times” (Pág. 1 y 5 del 18/01/12), Steve Lohr nos dice: “No se trata sólo de que hay más torrentes de datos, sino de que son totalmente nuevos.  Por ejemplo, ahora hay  innumerables sensores digitales en el mundo entero instalados en equipos industriales, autos, medidores eléctricos, y contenedores.  Pueden medir y comunicar la ubicación, el movimiento, la vibración, la temperatura, la humedad y hasta los cambios químicos en el aire”.  A su vez en el mismo medio (Pág. 5 del 11/01/12) en el análisis “Una posición sobre la privacidad” Somini Sengupta expresa:  “Todos los países europeos tienen una ley sobre privacidad al igual que Canadá, Australia y numerosos países latinoamericanos, EE.UU. continúa resistiéndose. Tienen leyes que protegen las historias clínicas médicas y la información financiera, e incluso una que mantienen en privado que películas alquila una persona. Pero no hay ninguna ley en detalle sobre el control y el uso de los datos online.  En la India, la noción de privacidad resulta extraña.  Un tendero podría llegar a preguntar con toda informalidad a una mujer sin hijos si tiene problemas ginecológicos; las notas escolares se colocan en paredes públicas; muchas personas viven aún con otros familiares y literalmente deambulan de un dormitorio a otro.  La mayoría de la gente podría quizá no tener mucho que ocultar.  Para algunos, en cambio, no compartir información personal puede llegar a ser vital” La otra amenaza de exponer nuestros datos particulares en los sistemas  computarizados lo constituyen los hackers, los ladrones digitales, que cuentan con las técnicas para apropiarse de los mismos y transformarlos en un fraude.
            En la vida real, con el modelo que promueven algunos medios de comunicación, ciertas personas no tienen reparos en comentar a viva voz episodios de su vida privada o de familiares que atento a la gravedad de la cuestión merecerían mantenerlos en reservas. Así exponen problemas íntimos, acusaciones, o involucran a instituciones, funcionarios. etc.  En ocasiones estas manifestaciones, reales o imaginarias, son dramatizadas con tonos querellantes.  Hay situaciones donde resulta imprescindible evidenciar la verdad, tal como el caso de los hechos ocultos con contenido humanitario.  Estos sucesos o similares se presentan ante: violaciones, maltrato familiar, acoso sexual, testimonios judiciales, infracciones legales, entre otras causas. 
            El cuento “Al abrigo” de Juan José Saer (1937 – 2005), según Ricardo Piglia uno de los mejores escritores argentinos, me remite a la conducta hermética de algunas personas del pasado, se los narro en forma sintética: “Un comerciante de muebles que acababa de comprar un sillón de segunda mano descubrió una vez que en un hueco del respaldo una de sus antiguas propietarias había ocultado su diario íntimo”  “El diario revelaba, día a día, los problemas sentimentales de su autora y el mueblero, que era un hombre inteligente y discreto, comprendió enseguida que la mujer había vivido disimulando su verdadera personalidad y que por un azar inconcebible, él la conocía mucho mejor que las personas que habían vivido junto a ella y que aparecían en el diario”  “El mueblero en su casa, por ejemplo, en el altillo, en una caja de lata disimulada entre revistas viejas y trastos inútiles, guardaba un rollo de billetes, que iba engrosando de tanto en tanto, y cuya existencia hasta su mujer y sus hijos desconocían; el mueblero no podía decir de un modo preciso con que objeto guardaba esos billetes que se carcomían en el desván”  “El mueblero fue asaltado por otro recuerdo: buscando un sacapuntas en la pieza de su hijo mayor, había encontrado por casualidad una serie de fotos pornográficas que su hijo escondía en el cajón de la cómoda.  El mueblero las había vuelto a dejar rápidamente en su lugar, menos por pudor que por el temor de que su hijo pensase que él tenia la costumbre de hurgar en sus cosas”  “Durante la cena, el mueblero se puso a observar a su esposa: por primera vez después de treinta años le venía a la cabeza la idea de que también ella debía guardar algo oculto, algo tan propio y tan profundamente hundido que, aunque ella misma lo quisiese, ni siquiera la tortura podría hacérselo confesar.  El mueblero sintió una especie de vértigo.  No era el miedo banal a ser traicionado o estafado lo que le hacía dar vueltas en la cabeza como un vino sube, sino la certidumbre de que justo cuando estaba en el umbral de la vejez, iba tal vez a verse obligado a modificar las nociones más elementales que constituían su vida.  O lo que él había llamado su vida: porque su vida, su verdadera vida, según su nueva intuición, transcurría en alguna parte, en lo negro, al abrigo de los acontecimientos, y parecía más inalcanzable que el arrabal del Universo”
   

Carlos Fuentes, escritor y ensayista




por Omi Fernández

Las páginas de una novela quedaron suspendidas cuando a Carlos Fuentes lo sorprendió la muerte. Era sobre la vida de Carlos Pizarro, creador del Movimiento 19 de abril (M 19). Este personaje, líder de América Latina, fue asesinado a los 39 años, luego de dejar la guerrilla e integrar la vida político-social de Colombia dentro del marco de la legalidad, tan así que pudo aspirar al cargo de Presidente de la República.
Un dato curioso es el paralelismo entre este líder y el Che Guevara. Ambos son asesinados a la misma edad: 39 años y ambos poseyeron una gran convicción de ideas aplicadas a la militancia comprometida.
El escritor mexicano se había apasionado a tal punto con mostrar la vida y las circunstancias que acompañaron la muerte de ese ex-guerrillero colombiano, que estuvo trabajando en el texto por diez años. Según sus propias declaraciones este lapso se extendió por las situaciones de crisis en Colombia, y también porque él quería reflejar los hechos con la mayor verosimilitud.
El compromiso de Fuentes con la situación político-social de los paises de América Latina fue muy fuerte, sólo baste nombrar que “La muerte de Artemio Cruz”, novela publicada en  1962, está referida a la historia del México del siglo XX, específicamente al antes y después de la revolución mexicana. No obstante, no es una excusa para que el autor opine sobre estos hechos, el personaje: Artemio Cruz tiene carnadura, nos emociona con su remembranza de los amores apasionados o por conveniencia que fue viviendo a lo largo de su vida, por la revisión que realiza de los hechos que le tocaron en suerte, y es también una gran reflexión sobre la vida y la muerte, sobre cómo vemos nuestros actos juveniles y de la edad madura, al final de la vida.
Carlos Fuentes había nacido en Panamá, su padre era diplomático y por lo tanto, tuvo acceso al mundo del pensamiento y de la cultura, sin que sufriera en ningún momento situaciones de estrechez económica.
Llegó a ser uno de los exponentes más destacados de la literatura de México y recibió el Premio Miguel de Cervantes.
Formó parte -junto con el argentino Julio Cortázar, el peruano Mario Vargas Llosa, el colombiano Gabriel García Márquez y el chileno José Donoso, entre otros muchos, del boom de la literatura latinoamericana que refrescó la estilística y se expandió por todo Europa, a un ritmo vertiginoso. En este estilo influyeron la geografía y las historias de las luchas políticas por la emancipación de los imperios que los sofocaban. Estas circunstancias hicieron brotar esa frondosa imaginación y fantasía que se llamó realismo mágico.
Desde "La Muerte de Artemio Cruz" Carlos Fuentes ha trabajado incesantemente en su literatura y también en indagar y empaparse de los conflictos políticos y sociales que atravesaron los países americanos de habla española.
Fue él quien dijo: "Los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos descienden de los Incas y los argentinos descienden de los barcos".
Vino por primera vez a nuestro país en el año 1943, tenía quince años ,vivió aquí y ha vuelto muchas veces. Fue un seguidor de Goyeneche y de Aníbal Troilo. En el reportaje que Patricio Bernabé le hiciera para el diario La Nación, dijo: Siempre me gusta venir a visitar a los amigos, a escuchar tango, que me parece una forma superior de música, me conmueve mucho.
En la última Feria del libro de Buenos Aires dio una charla magistral, lleno de vida, de pasión y de proyectos. Su visión del aporte que hacen las nuevas tecnologías en el crecimiento del promedio de lectores, llama la atención y no parece provenir de un escritor de 83 años de edad.
Su juventud mental quedó de manifiesto en su disertación en la Feria del Libro de buenos Aires, hace menos de un mes,  sobre su visión de la nueva novela que se está gestando, de su estilística y la diferencia con la novela del siglo XIX, todo dicho con el fervor de un treintañero. Lamentablemente, no recibió el Nobel de literatura que bien merecido lo tenía, como sí lo recibieron su amigo Gabriel García Márquez en 1982 y su compatriota Octavio Paz en 1990.
En el 2011 la editorial Alfaguara publicó “La gran novela latinoamerica”, un ensayo que abarca desde la época de la conquista de América hasta nuestros días. Es un libro personal, no una historia de la novela de habla española, Fuentes elige los autores que le interesan y omite los que no, utilizando estas obras para analizar el recorrido de la novela en esta parte del mundo. Ya en 1969 había escrito un ensayo titulado “La nueva novela hispanoamericana” con el mismo interés por desentrañar esa maraña  apasionante que es la literatura de América Latina.
El Espejo Enterrado publicado en 1978 fue una serie televisiva que luego se transformó en un ensayo con el mismo título donde Fuentes revela su pasión por la historia, especifícamente aquí indaga y trata de entender la influencia de España en sus colonias americanas.
Fuentes fue un cinéfilo y escribió varios guiones para cine, sobre algunas de sus obras y sobre de la otros autores como es el caso de la adaptación de la novela “Pedro Páramo” de Juan Rulfo.
En 1989 el director argentino Luis Puenzo dirigió el film  “Gringo Viejo” con guión del mismo Puenzo y Aída Bortnik,  adaptación del libro homónimo de Fuentes. Es una producción estadounidense sobre la revolución mexicana con las actuaciones de Jane Fonda, Gegory Peck y Patricio Contreras.
Falleció el 15 de mayo del 2012 y sus restos cremados serán llevados al Cementerio de Montparnasse, donde descansan sus dos hijos.

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