UNA HISTORIA DE AMOR...
Un día de otoño, en 1951, el escritor Ernesto Sábato los presentó.
Ella supo, en ese preciso instante que él sería el hombre de su vida. Por esa
época, ambos estaban casados y pasarían
muchos años hasta que ese amor a primera vista se concretara por fin en una
unión que sólo la muerte separaría.
Él había codirigido con su padre “El crimen de Oribe” y ella había
publicado un libro de cuentos “Regreso a los hilos” .
En tanto, sus matrimonios se iban deshaciendo paulatinamente, por decantación
natural. No hubo deslealtades ni mentiras. Ella recibe el premio de novela
Emecé por “La casa del ángel”, que él llevaría luego al cine con igual éxito.
La pasión por la literatura y el cine los reúne. Ella contó muchas veces cómo
sufrió al verlo arrancar las páginas de su novela preocupado por transformar el
lenguaje narrativo en cinematográfico.
No obstante, la mutua admiración, superó todas la contrariedades. No
hubo competencias, en particular a ella, no le interesaba, su felicidad era
sentirlo cerca y tenía una profunda seguridad en sí misma.
El atractivo físico que provocó un amor a primera vista, se solidificó
con el trabajo artístico y, cuando ella dejó de ser una mujer hermosa y pasó a
ser una señora entrada en carnes, la relación no se modificó. El amor que se
profesaban no se detenía en frivolidades. Fue un amor sin libreta. No tuvieron
hijos biológicos, pero sí artísticos: “La Caída”, “La mano en la trampa”, “Fin
de Fiesta”, y muchos más.
Siempre juntos y halagados por la crítica y los premios hasta el año
’79, en el cual él muere dejándola con sabor a vacío.
Siguió escribiendo. Fue agregada cultural en la embajada argentina en
España con rango de ministro. Se preocupó y ayudó mucho a los artistas
argentinos exiliados. Recibió el Diploma al Mérito en Novela que le otorgó la
Fundación Konex, pero todos estos logros no le alcanzaron para mitigar la
ausencia que la corroía por dentro.
Antes del otoño de 1988, su cuerpo dijo basta. Necesitaba la cercanía
de ese ser que por tantos años le diera calor.
Omi
Fernández
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