Los seres humanos tenemos emociones desde que
nacemos, pero a medida que crecemos necesitamos aprender a regularlas para
lograr un mayor bienestar psicofísico. Algunos
autores dividen las emociones en:
a) PRIMARIAS
a) PRIMARIAS
b)
SECUNDARIAS
a) Las PRIMARIAS son aquellas con las que nacemos. Son básicas. No son aprendidas y cumplen una función ADAPTATIVA. Se agotan al cumplir su misión.
a) Las PRIMARIAS son aquellas con las que nacemos. Son básicas. No son aprendidas y cumplen una función ADAPTATIVA. Se agotan al cumplir su misión.
Según Robert Plutchik (1) las emociones básicas son 8, facilitan
la adaptación del individuo a los cambios de su medio ambiente, y cada una tiene un propósito específico.
Ellas son:
1.
Alegría (la reproducción)
2.
Confianza (la afiliación)
3.
Miedo (la protección)
4.
Sorpresa (la orientación)
5.
Tristeza (la reintegración)
6.
Disgusto (el rechazo)
7.
Enojo (la destrucción)
8.
Anticipación (la
exploración)
Por ejemplo: el propósito de protección,
en el miedo, es preparar al cuerpo para la conducta de retirada y huida.
Las emociones para Plutchik (apoyándose en
los conceptos de Darwin) tienen una historia evolutiva y sirven para ayudar a
los organismos en sus problemas de supervivencia con el medio ambiente.
b) Las SECUNDARIAS son aprendidas y mentales. No cumplen funciones adaptativas y generalmente son defensivas, algunas serían expresiones de problemas no resueltos, creadas por nosotros mismos. Son como “prolongaciones” de las emociones primarias y de mayor intensidad, combinaciones de las 8 emociones primarias.
Así, a través de nuestras interpretaciones de significado al miedo lo transformamos en pánico. A la tristeza la transformamos en depresión. Al enojo en ira, sumándole el rencor y el resentimiento. A la alegría la transformamos en apego al placer. De la tristeza y el disgusto surge el remordimiento, etc.
Nuestra estructura psicológica gira alrededor del tiempo y nuestra mente nunca está quieta. Vamos aumentando con nuestros pensamientos la intensidad de las emociones, transformándolas muchas veces en emociones disfuncionales. Con nuestros pensamientos vivimos en el pasado o en el futuro, entre lo que fue, lo que será y lo que debería ser. Esta inquietud de nuestra mente, este péndulo, es la “fábrica” en la que podemos ir creándonos malestar psicológico.
El aquietar la mente es una arte. Muchas ventajas se obtienen del ejercicio de la meditación, pero también se requiere un cambio más profundo en el estilo de vida.
El primer paso para desarrollar una mente serena es el reconocimiento: reconocer nuestra activa participación en nuestros estados emocionales a través de nuestros pensamientos, y reconocer también cuándo estamos anclados en el pasado o en el futuro olvidándonos del presente, “fabricando” algunas emociones secundarias y manteniéndonos innecesariamente en ellas, con su consecuente daño a nuestro equilibrio psicofísico.
Robert Plutchik (1927- 2006),
médico y psicólogo, fue profesor emérito de la Universidad Albert Einstein de Medicina y profesor adjunto
en la Universidad del Sur de la Florida. Recibió su Ph.D. la Universidad de
Columbia.
Lic. Margarita Rodríguez
Suárez
Psicóloga
www.soberanamente.com
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Psicología y Neuropsicología
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