Una más y van..
Otro episodio de
violencia sacude al fútbol argentino. La vista se vuelve a poner en el lado
equivocado y el perjudicado es el de siempre, el hincha común.
“¿Y para que trabaja uno sí no es para ir los
domingos y romperse los pulmones en la tribuna hinchando por un ideal? ¿O es
que eso no vale nada? ¿Qué sería del fútbol sin el hincha? El hincha es todo en
la vida...”
Al hincha que
ilustraba Enrique Discépolo, hace más de
cincuenta años, lo vienen matando desde hace rato. Pero el hincha, terco como
pocos, se sigue resistiendo.
Los hechos de
violencia parecen vivir llegando a su fin, pero no. Se reinventan, ahí están
todos los fin de semanas, expectantes, latentes, preparados para cometer su
hecho. El hincha, inconcientemente sabe que puede pasar, y cuando pasa, ya no
se sorprende, porque lamentablemente aprendió a convivir con este mal.
El 3 de Agosto de de
1983, fallecía Roberto Basile, hincha de Racing, producto de un impacto de
bengala, en la Bombonera. Sí situáramos el acontecimiento a día de hoy,
pareciera “normal”, no nos extrañaría, porque es lo que vivimos cada fecha que
pasa en el fútbol argentino. ¿Y cuanto ya pasó de ese trágico episodio? ¿Sé
cambio en algo? Treinta años se cumplieron, hace pocos días. Triste, pero real.
Sé podría hacer un
racconto de los miles de hechos de violencia que sucedieron desde lo mencionado,
hasta el enfrentamiento entre barras de Boca o el muerto en cancha de
Estudiantes, Javier Jerez, simpatizante del club Lanas, el 10 de Agosto.
Todos saben cual es el
verdadero foco de conflicto, pero tanto dirigentes del fútbol como políticos,
miran y apuntan para otro lado. Lo más fácil siempre es trasladarle el problema
al hincha común, ese que va a la cancha con lluvia, dos grados, de local o
visitante. Porque tiene algo que no tienen los barras, que es el amor
incondicional hacia el club de sus amores, es genuino y no hay plata que valga.
Y por más medida anti social que pongan, seguirá yendo a la cancha a ver su
club, solo por pasión.
La gran pregunta que
se viene haciendo, desde hace muchísimo tiempo es: ¿Cual es la solución?
No hay dudas que este
gran mal, se toma con una medida firme, pero que nadie se atreve tomar, que
es romper el vínculo vicioso de
político-dirigente-barra.
Mal se va, sí las
máximas autoridades del país financian viajes y alaban “la pasión” de esta
gente. Por más que se quiera cambiar, el problema viene de raíz y se hace muy
difícil erradicarlo.
Parece un chiste de
mal gusto, que los “barras” de cada club, tengan antecedentes penales, causas
abiertas, pero sin embargo ante cada partido cuentan con el apoyo, primero de
los dirigentes del club, con entradas, micros a su disposición. Pero luego
viene lo más llamativo, que es que tengan custodia policial, que los acompañen
durante la salida de su institución hasta llegar a la cancha visitante.
A todo esto, el hincha
común, vos, yo, tu tío o tu amigo, siempre se la rebusca para ir, separando la
plata del sueldo para acompañar a tu equipo. Y luego, hay que soportar los
desmanes que producen ellos, los que están bancados por las esferas más altas.
El tiroteo
que se produjo el 21 de Julio, por el triangular de Invierno, entre San Lorenzo
y Boca, en las inmediaciones del club de Boedo, dejó expuestos a todos. Una
negligencia total, de parte política y dirigencial. El diario Clarín ya había
adelantado que podía haber un choque entre las dos facciones de la barra brava
de Boca y nadie hizo nada. ¿Cómo un diario sabía lo que podía acontecer y no se
trato de prevenir? Al contrario, Boca puso en venta un remanente de entradas,
que habían que retirar el mismo día en la cancha del ciclón. A la hora del nefasto episodio, podría haber estado
cualquier hincha normal por las cercanías, como declaró su Presidente Matías
Lammens "Nos pareció que lo más prudente era
suspender el partido para no exponer a las familias y a los hinchas a este tipo
de cuestiones. Nos comunicamos con la gente que maneja el operativo de
seguridad y creímos que era lo más conveniente”.
Ante estos hechos de
violencia, el periodista Martin Luciano,
del diario Clarín y Fortaleza Granate de Lanús, nos da una breve opinión respecto del tema, y su vivencia en el
episodio de Javier Jerez, hincha de Lanús, que el 10 de Junio, en el estadio
Único de La Plata,
falleció producto de un balazo de goma en el pecho.
¿Como
viviste lo q pasó en cancha de Estudiantes cuando falleció Javier Jerez?
Lo viví con mucha tristeza porque a Javier lo
conocía de la cancha. Era un hincha genuino, no un barra brava. Esta vez le
tocó a Lanús, pero le pudo pasar a cualquier club porque la Policía, esa tarde, estuvo buscando problemas desde que empezó a escoltar a
los hinchas de Lanús. Indistintamente del color de la camiseta, fue una mancha
más para el fútbol argentino y abrió todavía más una herida que nunca cicatrizará.
Viendo los acontecimientos que suceden a diario, ¿Ves alguna solución ante esto?
Sí, pero no considero que sea sólo "una
decisión política" como aducen siempre los dirigentes. Creo que tendría
que ser un proyecto realizado por todas las esferas que conocemos: las
dirigencias, los políticos, los organismos de seguridad y hasta la propia
sociedad. ¿O acaso no hay hinchas "genuinos" que le hacen el caldo
gordo a su barra brava o que se sacan fotos con sus referentes? Es para
pensarlo largo y tendido.
Ahora proponen AFA plus, como una posible solución, para tener a todos los hinchas identificados, ¿La consideras una medida para acabar con la violencia?
No, para nada, porque los barras son socios en
casi todos los clubes del país. Sirve nada más que para molestar al
simpatizante común y corriente que nunca provoca desmanes. Hecha la ley, hecha
la trampa: cuando el sistema comience a utilizarse, encontrarán la manera de
burlarlo. Por ejemplo, con carnet truchos.
La mirada de Martin, coincide con lo mencionado con anterioridad: el hincha
queda solo y expuesto. Los grados de violencia crecen por los mismos de
siempre, pero la responsabilidad cae en otros. Porque la medida de que no
concurra la parcialidad visitante, no la produjo el hincha, sino el comportamiento
de los barras.
Por eso no hay que olvidarse del hincha,
porque ya lo decía Discépolo, hace tantísimo tiempo: “¿Que sería de un club sin el hincha? Una bolsa vacía. El hincha es el
alma de los colores. Es el que no se ve, el que se da todo sin esperar nada.
Eso es el hincha… ese soy yo“.
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