Las redes sociales en Internet:
¿Amigos o conocidos?
(Primera Parte)
por Omi Fernández
El ser humano necesita interrelacionarse, su desarrollo está ligado al intercambio. Somos, en la medida en que tenemos la posibilidad de nutrirnos del “otro” y a su vez, recibir de ese “otro” el estímulo que se requiere para evolucionar, conformar una manera de ser, actuar y pensar. Desde el principio de los tiempos el hombre se nucleó para superar la vicisitudes que la naturaleza le presentaba, y así surgieron las organizaciones tribales para avanzar en conjunto y como individuos.
Las primeras redes se dan en el seno de la familia, para profundizarse y enriquecerse más adelante en los grupos de estudio, los amigos del barrio, los círculos laborales, los clubes donde se realizan deportes, fiestas, bailes, etc. Estos grupos de pertenencia se van armando y desarmando en la medida que crecemos. Los integrantes varían pero la necesidad de agruparse permanece intacta a través de los años.
En la actualidad, el avance de las nuevas tecnologías, ha creado formas de relación y comunicación que antes hubiera sido imposible imaginar. El uso masivo de las computadoras personales hace que los precios de mercado sean más accesibles. En la mayoría de los hogares se las considera un artefacto doméstico como la heladera o el televisor y cada vez es mayor el número de personas que tienen Internet sin límite de tiempo, lo que abarató considerablemente la conexión a la red.
Otro tanto ocurre con el teléfono celular que se ha convertido en una necesidad, incluso para los alumnos de escuelas primarias. Todo esto produce un cambio radical en la sociedad que altera la forma de relacionarnos. Ya no nos encontramos en una confitería para conversar y vernos, esto fue reemplazado por el chat y la cámara web. Ya no vamos al cine en grupo: nos bajamos las películas de Internet. Ya no nos hablamos por teléfono: nos enviamos mensajes de texto.
Estas nuevas formas tienen la impronta de ésta época vertiginosa signada por la inmediatez. Todo pareciera que tiene que ser ahora y ya, como si el futuro fuera hoy y no hubiera tiempo para ninguna actividad que no se resuelva en el momento.
Los adherentes a estas nuevas formas de comunicación son los menores de cincuenta años, por lo cual, existe una gran cantidad de gente mayor que se siente desplazada por no sumarse al uso de celulares ni a la navegación en la web y el resultado es una brecha abismal entre generaciones que trae aparejada una exclusión social importante. El respeto que antes se tenía por los mayores con experiencia se convirtió en conmiseración y hasta desprecio hacia estos “resistidores” a las nuevas tecnologías.
Toda herramienta es un medio para lograr un fin. Tanto el uso de celulares como el de Internet, son objetos que nos facilitan la vida en comunidad pero esto solo es posible si se hace un uso inteligente de ellos. Es decir, si no los consideramos un fin en sí mismos.
El “boom” de la actualidad son las redes sociales. Según la definición de Wikipedia (Enciclopedia de internet): “Una red social es una estructura social compuesta de personas (u organizaciones u otras entidades), las cuales están conectadas por uno o varios tipos de relaciones, tales como amistad, parentesco, intereses comunes, intercambios económicos, relaciones sexuales, o que comparten creencias, conocimiento o prestigio.” Esto referido a la red social como campo de investigación que surge de las Ciencias Sociales e incluye otras ciencias como la Sociología, Psicología Social, Antropología, Economía, Biología y otras.
Una parte de este concepto se incorpora a Internet a través de páginas web como “MySpace”, “Facebook” y “Twitter” por nombrar sólo las que han alcanzado mayor popularidad. Si bien existen diferencias entre ellas, no es nuestro propósito detallarlas por el espacio del que disponemos para este artículo. Para simplificar podemos decir que su propósito es permitir a los usuarios crear grupos de amigos, compartir archivos de música, opiniones, fotos, videos, promocionar productos y difundir actividades.
Se le atribuyen a Facebook casi 500 millones de miembros, y la traducciones a más de 60 idiomas. Una comunidad con tal cantidad de integrantes facilita la búsqueda de personas y la relación con familiares y amigos residentes en otros países, sin ningún costo y en poco tiempo. Esto amplía y mantiene la comunicación entre personas distantes a cientos y miles de kilómetros entre sí. Al mismo tiempo, ha generado una forma de relación superficial y pública. Todo se comenta y es leído y visto por los cientos de personas con acceso a dicha página (pertenecer al grupo de amigos de alguien es un trámite sencillo y casi instantáneo para los navegantes de Internet y por la misma razón, para cada usuario, dicho grupo crece de manera exponencial.) La posibilidad de crear grupos privados interesados en un mismo tópico, es muy útil para aunar criterios, delinear un proyecto y comprometerse en la realización del mismo.
Lo negativo es que la privacidad ya no existe, deja de ser un valor. Según el diccionario de la Real Academia Española, privacidad es: “Ámbito de la vida privada que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisión.”
La privacidad es un derecho de la persona, que se pierde por el mal uso que se hace de confidencias, fotos y videos que cualquiera puede subir (postear) sin necesidad de pedir autorización y sin que haya manera de impedírselo, al menos en un primer momento. Esto fomenta la tendencia malsana de ridiculizar a otros -tan difundida en los programas televisivos- y con tan mala repercusión en la sociedad actual.
Coexisten dos mundos: el real y el virtual. Sin embargo, uno de los males de nuestro tiempo es que el mundo virtual es tomado por muchos como real. Este desfasaje resulta muy claro con respecto al uso de la palabra amigo.
Los miembros de la comunidad virtual de Facebook, por ejemplo, se va formando con amigos, a los que luego se agregan los amigos de esos amigos, en rigor, la mayoría son sólo conocidos, puede haber algunos con quienes se tenga una relación más estrecha, pero en general aumenta geométricamente por la incorporación de las relaciones de nuestras relaciones. Nadie ni ahora ni en el pasado puede tener doscientos amigos reales.
Los amigos, esas personas que se preocupan por nosotros, con los que compartimos alegrías y tristezas, que están dispuestos a ayudarnos en momentos difíciles y con quienes nos vinculamos en total reciprocidad, son pocos, y cuando los contamos considerando los dedos de las manos, siempre nos sobran dedos.
www.omifernandez.com.ar
(Primera Parte)
por Omi Fernández
El ser humano necesita interrelacionarse, su desarrollo está ligado al intercambio. Somos, en la medida en que tenemos la posibilidad de nutrirnos del “otro” y a su vez, recibir de ese “otro” el estímulo que se requiere para evolucionar, conformar una manera de ser, actuar y pensar. Desde el principio de los tiempos el hombre se nucleó para superar la vicisitudes que la naturaleza le presentaba, y así surgieron las organizaciones tribales para avanzar en conjunto y como individuos.
Las primeras redes se dan en el seno de la familia, para profundizarse y enriquecerse más adelante en los grupos de estudio, los amigos del barrio, los círculos laborales, los clubes donde se realizan deportes, fiestas, bailes, etc. Estos grupos de pertenencia se van armando y desarmando en la medida que crecemos. Los integrantes varían pero la necesidad de agruparse permanece intacta a través de los años.
En la actualidad, el avance de las nuevas tecnologías, ha creado formas de relación y comunicación que antes hubiera sido imposible imaginar. El uso masivo de las computadoras personales hace que los precios de mercado sean más accesibles. En la mayoría de los hogares se las considera un artefacto doméstico como la heladera o el televisor y cada vez es mayor el número de personas que tienen Internet sin límite de tiempo, lo que abarató considerablemente la conexión a la red.
Otro tanto ocurre con el teléfono celular que se ha convertido en una necesidad, incluso para los alumnos de escuelas primarias. Todo esto produce un cambio radical en la sociedad que altera la forma de relacionarnos. Ya no nos encontramos en una confitería para conversar y vernos, esto fue reemplazado por el chat y la cámara web. Ya no vamos al cine en grupo: nos bajamos las películas de Internet. Ya no nos hablamos por teléfono: nos enviamos mensajes de texto.
Estas nuevas formas tienen la impronta de ésta época vertiginosa signada por la inmediatez. Todo pareciera que tiene que ser ahora y ya, como si el futuro fuera hoy y no hubiera tiempo para ninguna actividad que no se resuelva en el momento.
Los adherentes a estas nuevas formas de comunicación son los menores de cincuenta años, por lo cual, existe una gran cantidad de gente mayor que se siente desplazada por no sumarse al uso de celulares ni a la navegación en la web y el resultado es una brecha abismal entre generaciones que trae aparejada una exclusión social importante. El respeto que antes se tenía por los mayores con experiencia se convirtió en conmiseración y hasta desprecio hacia estos “resistidores” a las nuevas tecnologías.
Toda herramienta es un medio para lograr un fin. Tanto el uso de celulares como el de Internet, son objetos que nos facilitan la vida en comunidad pero esto solo es posible si se hace un uso inteligente de ellos. Es decir, si no los consideramos un fin en sí mismos.
El “boom” de la actualidad son las redes sociales. Según la definición de Wikipedia (Enciclopedia de internet): “Una red social es una estructura social compuesta de personas (u organizaciones u otras entidades), las cuales están conectadas por uno o varios tipos de relaciones, tales como amistad, parentesco, intereses comunes, intercambios económicos, relaciones sexuales, o que comparten creencias, conocimiento o prestigio.” Esto referido a la red social como campo de investigación que surge de las Ciencias Sociales e incluye otras ciencias como la Sociología, Psicología Social, Antropología, Economía, Biología y otras.
Una parte de este concepto se incorpora a Internet a través de páginas web como “MySpace”, “Facebook” y “Twitter” por nombrar sólo las que han alcanzado mayor popularidad. Si bien existen diferencias entre ellas, no es nuestro propósito detallarlas por el espacio del que disponemos para este artículo. Para simplificar podemos decir que su propósito es permitir a los usuarios crear grupos de amigos, compartir archivos de música, opiniones, fotos, videos, promocionar productos y difundir actividades.
Se le atribuyen a Facebook casi 500 millones de miembros, y la traducciones a más de 60 idiomas. Una comunidad con tal cantidad de integrantes facilita la búsqueda de personas y la relación con familiares y amigos residentes en otros países, sin ningún costo y en poco tiempo. Esto amplía y mantiene la comunicación entre personas distantes a cientos y miles de kilómetros entre sí. Al mismo tiempo, ha generado una forma de relación superficial y pública. Todo se comenta y es leído y visto por los cientos de personas con acceso a dicha página (pertenecer al grupo de amigos de alguien es un trámite sencillo y casi instantáneo para los navegantes de Internet y por la misma razón, para cada usuario, dicho grupo crece de manera exponencial.) La posibilidad de crear grupos privados interesados en un mismo tópico, es muy útil para aunar criterios, delinear un proyecto y comprometerse en la realización del mismo.
Lo negativo es que la privacidad ya no existe, deja de ser un valor. Según el diccionario de la Real Academia Española, privacidad es: “Ámbito de la vida privada que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisión.”
La privacidad es un derecho de la persona, que se pierde por el mal uso que se hace de confidencias, fotos y videos que cualquiera puede subir (postear) sin necesidad de pedir autorización y sin que haya manera de impedírselo, al menos en un primer momento. Esto fomenta la tendencia malsana de ridiculizar a otros -tan difundida en los programas televisivos- y con tan mala repercusión en la sociedad actual.
Coexisten dos mundos: el real y el virtual. Sin embargo, uno de los males de nuestro tiempo es que el mundo virtual es tomado por muchos como real. Este desfasaje resulta muy claro con respecto al uso de la palabra amigo.
Los miembros de la comunidad virtual de Facebook, por ejemplo, se va formando con amigos, a los que luego se agregan los amigos de esos amigos, en rigor, la mayoría son sólo conocidos, puede haber algunos con quienes se tenga una relación más estrecha, pero en general aumenta geométricamente por la incorporación de las relaciones de nuestras relaciones. Nadie ni ahora ni en el pasado puede tener doscientos amigos reales.
Los amigos, esas personas que se preocupan por nosotros, con los que compartimos alegrías y tristezas, que están dispuestos a ayudarnos en momentos difíciles y con quienes nos vinculamos en total reciprocidad, son pocos, y cuando los contamos considerando los dedos de las manos, siempre nos sobran dedos.
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