Entrevista a Claudio Kappel
No necesita presentación. El lector
de Aquende lo conoce por demás. Es el responsable de que mes a mes cerremos la
revista con una sonrisa. En una charla muy amena, nos cuenta todo sobre sus comienzos, su presente y su futuro.
Por Daniela Méndez Casariego
-¿Podés
contarnos cuándo te diste cuenta que querías dedicarte al humor gráfico?
-Desde chico supe que quería dibujar. Lo que
sucedió es que pronto noté que necesitaba agregarle algo gracioso a lo que
hacía, si no, no me daban muchas ganas.
-¿Siempre
tuviste facilidad para el dibujo?
-Sí. Aunque después estudié y me perfeccioné.
-¿Y sentido
del humor?
-Eso no sé… creo que lo fui ganando con el tiempo.
¿Es
necesario tener maña para el dibujo para llegar a ser humorista gráfico?
-Hay mucha gente que viene y me dice: “yo no
agarré un lápiz en mi vida” pero en poco tiempo hace progresos espectaculares.
La parte gráfica se puede aprender. Lo difícil es la parte creativa.
¿En tu
trabajo es más importante la idea que el
dibujo o lo contrario?
El dibujo y la idea son una misma cosa, tienen
que acompañarse. De todas maneras, para mí es más importante la idea. Un buen
chiste funciona igual, aunque el dibujo no sea muy bueno. No pasa lo mismo al
revés.
Creás
chistes diarios desde hace 14 años. ¿Cómo hacés para no perder la inspiración?
Cada vez me cuesta más. Es difícil no
repetirse. Las noticias son mi materia prima. Leo varios diarios por día, hasta
que me surgen tres o cuatro ideas. Elijo la que más me gusta y la pulo. Esa es
la parte más complicada. El dibujo sale solo.
En la
actualidad hay muchos personajes jugosos en los medios: periodistas,
políticos… ¿Es un momento prolífero para
los humoristas?
No más que otros. Todas las etapas políticas
tienen su costado para explotar. Ahora parece haber mayor susceptibilidad. Hay
que cuidarse porque enseguida te encasillan. Me ha pasado que un mismo chiste
fue vivido como un homenaje en algunos medios y como una falta de respeto en
otros.
¿Recibiste
muchas presiones a lo largo de tu carrera?
Sí, por supuesto. Sólo una vez con este
gobierno pero con los anteriores he recibido llamados de editores con miedo a
posibles juicios.
¿Qué te
generan esos límites?
Por un lado lo entiendo pero por otro me da
bronca; sobretodo si el chiste es bueno. El humor siempre toca intereses;
implica estar parado en la vereda de enfrente. El humor se ríe del poderoso.
¿El
hecho de ser psicólogo te ayuda a la hora de analizar la realidad del país?
No. Quizás me ayudó a componer personajes.
Pero nada más.
Trabajás
en medios internacionales. ¿Cómo creas chistes para el público portugués o el
español?
A ellos les está pasando lo que a nosotros nos
pasaba diez años atrás. Un chiste de nuestra crisis del 2001 cuadra
perfectamente en la realidad de ellos. De todas formas, hay bromas que acá
funcionan y allá no. Por eso siempre trato de estar informado de la realidad
del país en cuestión.
¿Hay un
humor propiamente argentino?
Acá hay mucho humor político. En España
también, pero en otros países no tanto.
Tenés
la escuela desde el año 2000: ¿qué diferencias humorísticas notás en las nuevas
generaciones?
Los chicos están más informados que antes. La
tecnología tiene mucho que ver. Te hablan de igual a igual. Son muy veloces.
Los adultos empiezan a dibujar como una forma de distracción pero pronto ven
una posible salida laboral. Eso antes no pasaba.
Además
del acceso a la información, ¿qué otros aportes positivos hace la tecnología a
tu trabajo?
Es un antes y un después. Cuando empecé en la revista Humor o en el
diario, tenía que llevar los chistes personalmente. Se me iban dos horas
diarias en viaje. Cuando apareció el mail… ¡magia!
-Me
vienen a la mente muchos nombres de hombres que se dedican al humor gráfico
pero no de mujeres. ¿Es un rubro particularmente masculino?
Sí. Hay una cuestión de género innegable.
Quizás sea porque al hombre le cuesta menos reírse de sí mismo. Para reírme del
otro primero tengo que saber reírme de mí. Igual, ahora hay más mujeres que
antes. Podría nombrarte a cinco o seis…
Maitena
es una…
Sí, lo de Maitena fue una explosión. Y hay
otras no tan populares. Pero está bueno porque la mirada femenina es diferente.
¿Tenés
alumnas?
Sí, muchas.
-¿Podés
anticiparnos algún trabajo nuevo?
Tengo un par de tiras para chicos que me
gustaría publicar. Yo hago el guión y otro dibuja. Además, quiero hacer un
libro de humor sobre las nuevas tecnologías: redes sociales, diferencias
generacionales, internet…
Colaboras
con la revista Aquende desde sus inicios. ¿Alguna palabra que quieras dedicarle
al lector que disfruta de tu trabajo desde hace tanto tiempo?
En estos 20 años me sentí muy cómodo. Por
Jorge Alicata sé que mis chistes tienen en general buena recepción. Es más, esta revista es la única que nunca me
rebotó un chiste. Estoy muy agradecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario