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martes, 21 de febrero de 2012

JUAN CARLOS GENÉ, un hombre de la cultura



por Omi Fernández

El actor Raúl de Lange, recordado por sus interpretaciones en Prisioneros de la tierra (Mario Soffice en 1939) y El crimen de Oribe (Torre Nilson 1950) además de sus muchas interpretaciones teatrales, fue quien -sin proponérselo- dio el puntapié inicial para que Juan Carlos Gené dedicara su vida a la actuación que derivó luego en la escritura y la dirección.
Contaba en un reportaje que siendo un adolescente fue con un amigo al teatro y se sentaron en primera fila. El papel principal lo interpretaba un actor de imponente físico y poseedor de una voz con fuerte acento germánico. Era a mediados del año '40 y el actor era Raúl de Lange. Gené quedó maravillado y fue esta experiencia la que lo decidió a ser un actor con mayúscula.
Sus primeros trabajos en cine fueron en Tute Cabrero (Juan José Jusid 1968) y Quebracho (Ricardo Wullicher 1974). Estos títulos nos recuerdan una época de oro del cine argentino. Con films comprometidos con la realidad política, films de denuncia y que dejaban testimonio del acontecer histórico reciente. Citemos por ejemplo “El ayudante” de Mario David en 1971.
Estas películas se realizaron en la década del '70 y luego con el advenimiento de la democracia, se harían filmes sobre esta década como “El exilio de Gardel” de Pino Solanas en el 1986, “Tiempo de Revancha” de Adolfo Aristarain 1981; “Plata Dulce” de  Fernando Ayala 1982; “No habrá más penas ni olvido” de Héctor Olivera 1983, éste último  basado en la novela homónima de.Osvaldo Soriano.
Gené participó en la mayoría de ellas, porque fue esencialmente un hombre de la cultura, no elegía papeles considerando su personaje en exclusividad, sino comprometiéndose con directores que se jugaban por sus ideales, y que estaban impulsados por la propuesta de no sólo entretener, sino también dejar testimonio de los conflictos sociales que se vivían. Su incursión en esto no fue casual, proveniente de una familia de clase media de filiación radical, la política estaba incluida en la sobremesa familiar y fue esa formación la que trajo aparejada su militancia tanto en el plano gremial como político. Fué presidente de la Asociación Argentina de Actores y Director General tanto de Canal 7 como del Teatro General San Martín.
Había nacido en Buenos Aires en el año 1929 y desde el '50 comenzó su carrera en la que alternó la interpretación de sus roles con su labor como dramaturgo.
En este sentido hay que mencionar algunas de sus obras, tales como: El Herrero y el Diablo y Se acabó la diversión que tuvieron gran éxito de público y crítica.
Cosa Juzgada (1969) fue un hito en la televisión argentina, por ese entonces (y aún hoy) los productores consideraban que al público hay que darle comedias ligeras programas de sketchs comicos y teleteatros sensibleros, con esta serie de guiones, se demostró ampliamente que el público festeja y brinda su apoyo a libretos de calidad.
Por la misma época, se armó el llamado “Clan Stivel”, fue un grupo de personas que empezaron a trabajar bajo el título de “Gente de Teatro”, eran David Stivel, Juan Carlos Gené, Federico Luppi, Marilina Ross, Barbara Mujica, Emilio Alfaro, Carlos Carella
Escribió los libros de los films Golpes a mi puerta y La Raulito. Así como también fue co-guionista junto a Sergio Renán, de la adaptación de la obra “Gracias por el Fuego” de Mario Benedetti que fuera llevada al cine en 1984 con las actuaciones de Lautaro Murúa, Victor Laplace y Barbara Mujica entre otros.
Su militancia política en el terreno cultural lo obligó a exilarse en Venezuela luego del Proceso de Reorganización Nacional, donde vivió hasta 1992 y fue en ese país en el que fundó el Grupo Actoral 80, integrado al CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral).
Ya en democracia con el presidente Raúl Alfonsín, regresó a la Argentina donde prosiguió con todas sus actividades, la actuación, dramaturgia, dirección, docencia teatral y continuo  trabajando para el CELCIT.
Con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes, Eloísa Tarruela realizó un documental basado en su labor como docente, su vocación fue tan férrea que oírlo hablar de teatro es una experiencia casi mística. Es mucho más que un profesor que enseña una técnica para lograr con mayor o menor detalle una aproximación al personaje, es una concepción del teatro como si fuera una escuela de vida. La actuación como acto totalizador que tiene la particularidad de ubicarnos individualmente con respecto a un todo.
El documental tiene una página web a la cual se puede acceder :   www.geneenescena.com.ar.
En el exilio conoció a Verónica Oddó, actriz, directora, dramaturga y docente chilena, de quien se enamoró en Caracas y estuvieron juntos durante más de 30 años. Ella fué su compañera, amante y socia fundadora con él del “Grupo Actoral 80”  con quien codo a codo, trabajaron en el CELCIT
A los 82 años muere de un cáncer que le venía dando problemas, y aunque no negaba su enfermedad, tampoco le impidió seguir hasta último momento ideando y esbozando nuevos proyectos.

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