BIENVENIDOS AL BLOG DE LA REVISTA AQUENDE (Chacarita, Colegiales y Villa Ortúzar)

PINTA TU ALDEA Y SERAS UNIVERSAL....
Blog dedicado a los barrios de Chacarita, Colegiales y Villa Ortúzar. Este blog es una extensión de la revista gráfica Aquende, que se edita hace 29 años ininterrumpidamente.
Para colaborar con notas en ambos medios o figurar en el listado de anunciantes mandar un mail a revista_aquende@yahoo.com.ar








lunes, 2 de abril de 2012

¡El día que explotó Chacarita!




Esta vez sólo vamos a traer a la memoria algo “light” –como se dice ahora- porque teniendo en cuenta “la canícula” –como se decía antes- no nos vamos a andar montando sobre complejos planos o siguiendo el derrotero de complicadas escrituras para desentrañar los secretos de nuestras calles.
Aunque si trata de un hecho sin precedentes que quedó en el olvido, una manzana entera quedó bajo los escombros y la explosión se escuchó hasta en el centro...
Sucedió el 15 de marzo de 1903 a las 5.30 de la tarde cuando resonó en el espacio un tremendo estruendo que hizo volar techos, derribó paredes y esparció a gran distancia trozos de madera, hierro y ladrillos.
Época en que los sucesos eran simplemente vividos, la televisión no existía ni en la imaginación (y menos aún un canal que al momento pone una placa roja con enormes letras blancas y negras tipo catástrofe) ni la radio “para ver si dicen algo”.
No existía tampoco el S.A.M.E. sino la “Asistencia Pública” o la ambulancia del hospital “San Roque” (Clínicas) que iban en coches las más de las veces tirado por dos caballos haciendo sonar una campana para evitar accidentes... a pesar del poco tráfico que había entonces.
Tampoco estaban los hospitales “Tornú” y “Durand” para llevar los heridos.
Ubicados en el tiempo nos acercamos al lugar: la fábrica de cohetes de los hermanos “Carmelo y Tomás Piratte” ubicado sobre la calle Dorrego entre Villaroel y Triunvirato (Corrientes) en terrenos que pertenecían a la viuda de Comastri aunque en las crónicas figura “Camaestre”. 
El lugar lo formaban dos grandes galpones -uno de material y otro de madera y zinc- al lado de éste último había una pieza que era el depósito de materias primas.
Fue un lunes por la tarde, varios peones estaban trabajando en la preparación de un explosivo que sabían sería sumamente peligroso “... tanto que el obrero Dromi que se encargaba de esa
operación, hizo que el niño Vetronille, que se encontraba inmediato a él, se retirase.”
Al poco tiempo hubo un estallido y pronto el fuego se extendió provocando una serie de explosiones más pequeñas aumentando su poder destructor.
Un cronista informó: “En todo el barrio de la Chacarita la alarma y la confusión fueron grandes”, para agregar después de un par de dramáticos párrafos: “... de tal proporción que en el centro de la ciudad se decía que quizás había volado el polvorín de Flores o el Arsenal de Guerra.”
Hasta en las Obras de Salubridad de Recoleta (Libertador y Pueyrredón, hoy Museo de Bellas Artes) fue recogido un fragmento que había volado.
Nada quedó de la fábrica, pero el fuego pronto amenazó las casas vecinas.
Todos huyeron en pánico y los obreros que pudieron escapar “salieron ahogados, trastornados los sentidos, sin habla casi, horrorizados...”
Un vecino que se llamaba Hermengildo Valerio fue atropellado por los caballos de un tranvía que se habían desbocado a causa del susto provocándole tantas fracturas que falleció luego de una larga agonía.
También se desbocaron dos caballos de la policía que cayeron al suelo en Bartolomé Mitre y Río de Janeiro, y un coche del tranvía “Anglo-Argentino” se llevó por delante una ambulancia del Hospital San Roque hiriendo a un practicante.
Dicen que hubo otros accidentes “aunque de menor importancia”.
El obrero Dromi que estaba trabajando con el explosivo fue encontrado sin sentido bajo los escombros con el cuerpo todo quemado y agonizante, la “Asistencia Pública” le hizo las primeras curaciones y lo llevó al hospital en estado desesperante. 
Los agentes de policía Mateo Mansilla y Eleodoro Espinosa y los obreros Tomás Melussi, Atilio Petronillo y el niño Vetronille –a pesar de que habían tenido la precaución de sacarlo del lugar- fueron atendidos en el Hospital Italiano (en el mismo lugar de siempre: Gazcón y Cangallo, hoy Presidente Perón)
Vuelta la normalidad muchos vecinos lamentaban el saldo que había dejado esta tragedia: techos y paredes caídos o con agrietamientos de importancia. 
Días después los diarios informaron: “Entre los que han sufrido mayores prejuicios se cuenta el dueño del almacén situado en la esquina de las calles Dorrego y Triunvirato, don Vicente Salinetti. Sufrió también perjuicios de importancia la casa de don Tomás Scobaur, en la calle Dorrego y Villaroel.”
Todos elogiaron el trabajo de los bomberos y del personal de las comisarías 22ª y 31ª. 
Me olvidaba... tampoco existía “la 29”, “la Metropolitana”, “el Subte”, ni el cuartel de bomberos de “Villa Crespo”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario