Por Marcelo Albornoz
Paradojas de una Ciudad Pro : A pesar de constituir una de las ciudades más importantes de la región cada vez es mayor la pobreza y la desigualdad social.
Todos somos conscientes que la pobreza es una de las asignaturas pendientes que tenemos como sociedad y que sin lugar a dudas constituye una verdadera Deuda Social que tenemos para con nuestros hermanos más vulnerables. Esta situación nos interpela para que procuremos revertirla a partir de la generación e implementación de autenticas políticas sociales universales.
Si bien, todos coincidimos con este diagnostico, existen diferentes apreciaciones sobre su origen y magnitud. A partir de ello, es apropiado considerar que nuestra querida Patria padece de una pobreza estructural originada por las políticas neoliberales implementadas por el último gobierno militar y su continuismo noventista.
Si bien desde la recuperación democrática existieron diferentes medidas para contrarrestarla, los distintos gobiernos constitucionales encontraron serias dificultades e importantes limitaciones para disminuirla.
Focalizándonos ya en la Ciudad de Buenos Aires , es importante destacar que a partir del año 1994 a través de nuestros constituyentes nacionales, pudimos obtener el estatus jurídico de Ciudad Estado. Desde ese momento, los porteños ganamos en autonomía política ya que pudimos elegir directamente a nuestros gobernantes.
A pesar de ello, y en especial desde la asunción del macrismo, la pobreza y la desigualdad socio educativo se manifestó de manera escandalosa produciendo una verdadera frontera social entre un norte cada vez más rico y un sur absolutamente pauperizado.
Solo para ilustrar aquello y sin animo de generar golpes bajos, en los barrios más castigados de la zona sur la mortalidad infantil se triplicó con respecto a las zonas más acomodadas del norte porteño. En éstas, los indicadores de mortalidad infantil oscilan el 4 por mil, mientras que en la sur de la avenida Rivadavia, la mortalidad infantil trepa a casi los 14 por mil.
En definitiva, estamos denunciando públicamente la muerte de niños concretos, muertes evitables que por ineficiencia o desaprensión del actual gobierno de la Ciudad se suceden como si nada. Por el contrario, para nosotros son seres únicos e irremplazables por quienes las actuales autoridades deben responder.
Esta situación de desigualdad encuentra otra de sus expresiones injustas en la educación. En donde existe un fuerte deterioro de la infraestructura y el equipamiento, con el agravante que se produce allí, en nuestro populoso sur, donde viven los sectores más desprotegidos y postergados de la ciudad.
Por ello, criticamos la existencia de aulas superpobladas, la insuficiente cantidad de escuelas y el escaso número de equipos de orientación escolar (psicólogos, psicopedagogos y asesores educativos) justo en esa zona en donde viven y padecen nuestros niños y jóvenes que por su alta situación de vulnerabilidad social son los que necesitan mayor acompañamiento y contención.
Paradojalmente, la mayoría de las Villas de la ciudad también se encuentran en el Sur, al igual que la mayor cantidad de población con menores recursos y propuestas educativas. Solo para dar un ejemplo, ésta zona también está discriminada en la inversión pública e infraestructura escolar.
Ante lo precedente no es menor decir que el actual gobierno del PRO ha sido llamativamente ineficiente en la gestión política y administrativa, llegando a sub. Ejecutar partidas presupuestarias en áreas tan sensibles como la Educación y la Salud.
Ante ello, solo tuvieron la “original” idea de paliar la falta de matricula en el sur con reubicaciones improcedentes que no hacen más que desarraigar a los niños de su entorno sociofamiliar.
Evidentemente ,ésta grave situación impide revertir los preocupantes problemas de fracaso escolar como la sobredad, la repitencia y el abandono, constituyéndose de esa manera en un círculo vicioso que agudiza la marginación, la exclusión y la violencia social .
Por eso, solo en la medida en que construyamos una verdadera Ciudad Inclusora, con una mayor inversión social , lograremos generar las condiciones para promover la justicia social. Pero antes no debemos dejar de considerar que la pobreza es el resultado de una determinada ideología política, que en nuestro país lleva varias décadas y se remite al último gobierno de facto. Quien instauró una matriz social caracterizada por un materialismo mercantilista e individualista que debemos revertir a través de la humanización estructural y el compromiso social y político.
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