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jueves, 8 de abril de 2010

JOSE PORTOGALO, POETA DE LOS SUBURBIOS




http://www.omifernandez.com.ar/ por Omi Fernández

Apenas poco después de que el siglo XX se asomara, en 1904, nace en un hogar humilde de Calabria Giussepe Anania (o Ananía), su madre Doña Dominga Gualtieri, una tana decidida y amorosa con su hijito, se embarca con éste, rumbo a Buenos Aires en busca de su marido, quien viajara a la Argentina en aras de mejores condiciones de vida.
Era el año 1909, se instalan en un conventillo del barrio de La Boca, y salen al encuentro del marido-padre ausente, al que encuentran pero, ante su estupor, con una nueva familia.
Así las cosas, y sin arredrarse, Doña Dominga como tantas mujeres inmigrantes de esa época, se gana el sustento lavando ropa para otros, en tanto, el niño: Pepe que sólo tenía 5 años, sale a la calle con un cajoncito para traer a la casa unas monedas más producto de su trabajo como lustrabotas. Esta será la primera de las muchas tareas que realizó Pepe hasta llegar a la adolescencia, incluyendo albañil, vendedor de pescado como su padre adoptivo, etc.
Sus primeros años de vida, consubstanciado con la hambruna, la falta de medios y oportunidades de los sectores carenciados, le hizo apretar los dientes y arremeter contra esa realidad adversa que reflejará, años más tarde en muchos de sus poemas.
En “Maleta” de su primer libro: “La Tregua” (1933), dicen sus versos: “Guardo, entre muchas cosas de mi etapa/ infantil con su rol de palabrotas, / un libro de Salgari sin la tapa / y el pie de mi cajón de lustrabotas.”
Su madre se une a otro inmigrante italiano, que se hace cargo del pequeño Pepe como si fuera su propio hijo, y a quien éste rendirá homenaje más tarde, adoptando su apellido: Portogalo.
Se mudan luego a Villa Ortúzar, barrio en el que vivirá muchos años y que reflejará en su poesía. Su precoz enfrentamiento con la miseria de las calles y los submundos de malevaje y prostitución, hizo que ya un adolescente “pintón” se “empilchara” para la milonga, donde se convirtió en bailarín profesional de tango, llegando incluso a tener su propia academia donde enseñaba los cortes y quebradas. No era tango de salón, era lo que había aprendido bailando entre hombres.
Ya por esta época, había hecho amistad con poetas de la talla de Carlos de la Púa (a quien había conocido en las calles siendo niños), Raúl González Tuñón, Carlos Olivari, Raúl González Tuñón y Ulises Petit de Murat, entre otros, a quienes invitaba a su casa de Villa Ortúzar a comer los fideos amasados por su madre.
Su segundo libro “Tumulto”, gana el Premio Municipal de Poesía, se hace una tirada de 1500 ejemplares, que se vende muy rápido, a pesar de que por razones ideológicas es confiscado y prohibido unos meses después. Tanto Portogalo como Urruchúa, que hizo las ilustraciones, son considerados subversivos y pornográficos.
Uno de los poemas de este libro, dice: “No es ésta una Elegía, camaradas. / Es un canto de fuerza que irrumpe en mis arterias / como un torrente turbio de aguas que se desatan.”
Es obvio, que anarquista pasional y vehemente, vuelca su visión de la realidad en versos crudos, descarnados, que son un grito de desesperación y en el que no ahorra las llamadas malas palabras. Considerando que los círculos culturales de la época estaban formados por poetas surgidos de altas casas de estudio, con conocimiento de diversos idiomas y que tenían sus ojos puestos en París, Portogalo no podía sino ser ninguneado por éstos.
Fueron los que privilegiaban la formación cultural de las bibliotecas, los mismos que desestimaban a Roberto Arlt, argumentando que tenía faltas de ortografía y que no sabía redactar. Sin embargo, la asistencia a colegios privados con alta formación académica no dan como resultado a grandes poetas. Los grupos de Boedo y Florida, surgen por la gran antinomia que existía en ese entonces en el mundo cultural, como reflejo de los problemas e intolerancias de la sociedad en su conjunto.
Si bien, los artistas de cada uno de esos grupos, respetaban a los otros como reconocidos artistas, se nucleaban por su ideología política más que por la estética.
Sin lugar a dudas, Borges se ocupó del tango y del compadrito, con maestría de gran estilista, pero no podía surgir de él, ni por su formación ni por sus amigos, una poesía visceral como la de José Portogalo. Así es como éste se une al grupo de Boedo, cuya actitud transgresora tanto en el contenido como en la forma literaria, coincidían con su verdadero sentir en contraposición con el grupo Florida. (Borges, Mallea, etc.)
Su pasión por el tango, por los suburbios, por las calle de la ciudad, no son una postura intelectual, sino producto de un auténtico sentimiento, enraizado en experiencias de vida. En “Canción para la muerte de un sueño”, dicen sus versos: “Le arranqué los tornillos a mi angustia. Y amo y odio. / Amo con la conciencia limpia cómo la de los niños, / Odio con la conciencia pura como la de los pájaros. / Porque me arranqué los sueños como guantes / -la mesa servida, la casa propia, la mujer fiel- / y ando en cueros gritando mi alegre animalidad.”
José Portogalo, supo emerger de la miseria sin resentimientos, sin quejas ni lamentos pero sí con mucha bronca, que deja expresada en el libro: “Tumulto” (1935). Tenía por entonces 31 años y dice: “Yo con mi afán de romperlo todo. De socavarlo todo. / Hasta las lenguas grasosas del Río de la Plata en días de rabona. / Con mi lujosa agresividad de niño aceptada en rueda de mayores. / Con mi inocencia zumbona de pantaloncitos rotos en el traste. / Con mi alegría salvaje que tuteaba a las "señoritas".”
A tumulto le siguieron otros libros: “ Centinela de sangre (1937), Canción para el día sin miedo (1939), Destino del canto (1942), Luz liberada (1947), Mundo del acordeón (1949), Perduración de la fábula (1952), Poemas con habitantes (1955) y Letra para Juan Tango (1958)
Sería muy interesante que, como se hiciera con Enrique Banchs, se reedite su obra completa, ya que sus libros están agotados.
Como los grandes poetas, Portogalo sigue vivo, tan vivo como sus versos:
"Disculpadme, compañeros poetas, este cartel sin Poesía.
Pero hay hambre en el mundo, hambre en las bocas del mundo.
Y yo tengo un par de gritos violentos y unas ganas tremendas de vivir".

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