Enrique se graduó de Bachiller en el Colegio Nacional de Buenos Aires, mientras estudiaba en la Facultad de Medicina trabajaba en la Secretaría del Instituto Geográfico -debió abandonar la carrera cuando fue designado Segundo Secretario de la Legación Argentina en Francia- pero la concluyó en la Facultad de Ciencias Médicas de Burdeos.
Su tesis de graduación Des operations qui se practiquent por la voie sacree (1893) resultó laureada con el Premio Godard. Ese año también publicó El sistema piloso en la tuberculosis local, como signo de diagnóstico que fue presentado ante la Societé d’Anatomie et Phisiologie.
Antes había escrito Profilaxia de la tuberculosis (1890), Tratamiento de la peritonitis tuberculosa (1891), La craneotomía en la microcefalia y Anastomosis del cubital y mediano (1892) éste último editado en Burdeos.
En 1893 revalidó su título en Buenos Aires y se estableció en el pueblo de Vacarezza en la campaña bonaerense donde ejerció como médico rural. De regreso en la Capital se desempeñó como médico y practicante interno del Hospital Francés dónde tiempo después fue nombrado Jefe de Clínica en el servicio de mujeres del Hospital San Roque.
Al mismo tiempo era profesor del Colegio Nacional y de la Escuela Nacional de Comercio.
Incansable, continuó con la publicación de sus estudios, prácticas e investigaciones: Miopatías progresivas, Administración de la creosota a los tuberculosos y El coriza agudo en los niños de pecho (1894), le siguieron Cirugía del pulmón (1896), El raspado y El matrimonio y la sífilis (1898)
Colaborador frecuente de los Anales del Círculo Médico Argentino y de los Boletines de Sanidad Militar, daba a conocer las correspondencias científicas que mantenía con Europa, entre otras: La cirugía en Bordeaux, La enfermedad reinante, Laringeotomía y Dos operaciones nuevas.
Fue designado Inspector Sanitario de Ferrocarriles (cuando la gente dejó de escupir los pisos las empresas dejaron de lavarlos) y se le confió la redacción de un reglamento.
El Director del Departamento Nacional de Higiene Dr. José María Ramos Mejía lo nombró Delegado Honorario en Córdoba encabezando una expedición hacía aquella provincia para estudiar la geografía médica de la República, especialmente sobre el clima en las alturas con relación a la profilaxis y cura de la tuberculosis. que se extendió desde el 1 de julio de 1898 al 15 de abril de 1900.
Esta campaña fue ampliamente cubierta por los medios y el propio Tornú agradeció el interés que le brindaron entre otros La Nación, La Prensa, El Nacional, El País, Tribuna, La Libertad, Los Principios, The Standard y Le Courier de la Plata.
Sus conclusiones las publicó en tres volúmenes: Climatología Especial, La cura de altitud en las Sierras de Córdoba y Apuntes sobre tuberculosis y sanatorios.
Poco tiempo antes de morir había enviado al Concejo Deliberante una nota: “... remitiendo varios ejemplares del libro sobre Climatología Médica, para ser repartido entre los Señores Concejales, y un proyecto referente a la Asistencia a los Tuberculosos en los Hospitales de la Capital”.
Víctima de la tuberculosis se quitó la vida el 23 de agosto de 1901, al año siguiente de la muerte de su padre. Estaba casado con Martina Ojeda y tenía tres hijas: María Martina, María Celia y Enriqueta. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de la Recoleta.
En 1904 la Liga Argentina contra la Tuberculosis solicitó que el hospital que se construía en Villa Ortúzar recibiera el nombre de “Enrique Tornú”.
El 8 de octubre de ese año con la apertura de uno de los pabellones fue inaugurado oficialmente por el Intendente Alberto Casares y habilitado al público en marzo de 1905 bajo la intendencia de Carlos Rosetti. Fue nombrado Primer Director (ad-honorem) el Dr. Emilio Coni.
El 25 de abril de 1905 la Comisión Municipal de la Ciudad de Buenos Aires archivaba un mensaje enviado por el Ejecutivo en el que informaba haber dado cumplimiento a la ordenanza sobre la creación del hospital y pedía se sustituyera la designación de “Hospital” por el de “Sanatorio Dr. Enrique Tornú”.
Fue aprobado tres días después.
Especialemente para la revista Aquende la Lic Stella Maris De Llelis
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