El boom de la literatura sueca

EL BOOM DE LA LITERATURA 

POLICIAL SUECA

Por Omi Fernández

Henning Mankell nació en Estocolmo en 1948, es narrador y director teatral, ambas actividades las desarrolla tanto en Suecia como en Mozambique. En su país es uno de los dramaturgos más populares pero su éxito en el extranjero se lo proporcionó la serie de novelas policiales cuyo personaje principal es el detective Kurt Wallander. Una suerte de antihéroe, gordo, que bebe demasiado y escucha ópera italiana, especialmente cantada por el tenor sueco Jussi Bjorling.

No está en la antípodas del héroe puesto que no es un rebelde, ni se viste de  manera extravagante. Es un ser comun y corriente que pasaría desapercibido si no fuera por su trabajo como detective en el departamento de policía de un pueblo del sur de Suecia llamado Ystad.

Es divorciado, mantiene una relación conflictiva con su padre y un vínculo problemático con su hija, quien en la adolescencia tuvo un intento de suicidio. Su mejor y más fiel compañero es su perro Jussi.

La buena acogida del público, tanto en su tierra como0 en toda Europa,  hizo que se llevara a la pantalla grande con el actor sueco Rolf Larsgard, quien protaganizó el rol de Wallander en nueve films uno por cada una de las novelas de la saga.

Luego se realizaron dos temporadas de trece capítulos cada una para la televisión, no sometiédose a las obras literarias y con la participación del mismo Mankell en el guión. En el rol principal, se destaca Krister Henriksson, acompañado en la primera temporada por Ola Rapace como un detective joven y temperamental.

Posteriormente, el actor inglés Kenneth Branagh se entusiasmó con el personaje al punto de encontrarse con el autor para convencerlo de realizar una nueva versión que se concretó en nueve episodios, basados en las novelas.

En la Argentina, es en Films & Arts, donde desde hace más de dos añs se emiten tanto la versión para la televisión sueca de Henrikssen como la de la BBC con el  inglés  Branagh.

Con este personaje Henning Mankell se convirtió en un bestseller y fue traducido a muchos idiomas, con igual éxito en todos.

Dados estos antecedentes, ninguna obra de Mankell puede desilusionar, y es lo que ocurre con Profundidades, publicada por Fábula Tusquest Editores en julio del 2010. Se ubica en 1914, ya iniciada la Primera Guerra Mundial, y continúa hasta ya empezada la Segunda. Aquí Mankell crea un personaje llamado Lars Tobiasson-Svartman, así con su nombre completo es nombrado y repetido una y otra vez a lo largo de todas la páginas, en un efecto que resulta raro al principio pero que, sin lugar a dudas,  obedece a un propósito.

El personaje central es un hidrógrafo, su especialidad es la medición de aguas profundas y tiene como instrumento fundamental para su trabajo una plomada con la que duerme como si fuera un osito panda. Esta anécdota disfraza a un ser frío y especulador que no se relaciona con la gente que tiene cerca, padres, esposa, hijo, amigos, etc. Es un hombre que en sus vínculos no conoce de proximidades sino de distancias, considera a las personas como puntos de referencia, mojones.

En la primera mitad del libro, Mankell se detiene morosamente en la descripción del personaje y de su entorno, con una lentitud innecesaria, pero que con el correr de las hojas contrasta y remarca a este ser despiadado, un psicópata que mata sin remordimientos, que no puede comprometerse afectivamente con nadie, ya que la vida humana carece de valor para él.

En toda la obra de Mankell se percibe la decadencia de una democracia modelo, y nos muestra con sagacidad una sociedad de gente enferma y confundida, la otra cara del paraíso sueco que se vivió en la déada del sesenta. Sin embargo y aunque sus criaturas son seres angustiados, frustrados y prisioneros de sus propias ambiciones, el clima final es esperanzador.

Muy distinta es la posición de su connacional, Stieg Larsson (1954-2004) creador con el mismo o mayor éxito que Mankell la saga Millenium, una trilogía que en la traducción al español se tituló: “Los hombres que no amaban a las mujeres”, “La Chica que Soñaba con una Cerilla y un Bidón de Gasolina” y “La Reina en el Palacio de las Corrientes de Aire”, todas ellas con tiradas excepcionales y que como ocurrió con la inglesa J. K. Rowling y su personaje Harry Potter, tienen el enorme valor de que la lectura se convirtió en una actividad masiva. Las tres fueron llevadas al cine con las actuaciones de Michael Nyqvist y Noomi Rapace representando los roles de Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist

Si bien el personaje de Mikael es un periodista romántico que lucha por sus ideales, el personaje de Lisbeth es una hacker veintiañera, biosexual, que anda en moto, viste chaqueta y pantalones de cuero, lleva un corte de pelo estilo punk y tiene en la cara varios piercing, una apariencia provocadora para un ser sensible que se rebela con las situaciones de vida que le han tocado en suerte, o en mala suerte, y por lo tanto no quiere ni puede entregarse a una relación estable y comprometida.

Larsson ha tenido una acogida extraordinaria con la juventud, y es más efectista que Mankell. Hasta en su propia vida, porque luego de entregar el tercer ejemplar de Millenium a la imprenta, falleció de un ataque al corazón, es decir, que no llegó enterarse de la fama que lograron sus novelas a nivel mundial. Esto se patentiza porque Columbia Pictures compró los derechos y este año fue estrenada en cine una nueva versión de la primera novela, bajo el nombre de “La Chica del Dragón Tatuado” y ya se está filmando la segunda.

Tanto Larson como Mankell son herederos de Maj Sjwall (Estocolmo 1935) y Per Henrik Wahl (Lund 1926-Estocolmo 1975), matrimonio de escritores suecos donde abrevan todos los que les siguieron.

Otros novelistas escandinavos del género son Jo Nesbo (noruega); Arnaldur Indridason (Islandia); Kjell Ola Dahl (Oslo, 1958) y Anne Holt (Larvik, 1956), entre otros.

Desde Raymond Chandler y Dashiell Hammett, que no se producía un boom de la llamada serie negra que adquiriera estas proporciones.

Será cuestión de aprovechar las vacaciones de verano para ponerse al día y entretenernos.

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